Poco tiempo después de haber aceptado este trabajo, me di cuenta que tengo que hacer cosas que nunca creí que haría, el asesinar por ejemplo.
Conocí a la familia Kim o mejor dicho, al señor Kim, en un bar de mala muerte. En ese lugar, yo tenía trabajos ocasionales, tenía que subsistir de alguna manera pues desde que se me había agotado el dinero tuve demasiadas carencias, por ejemplo, llegue a dormir en la calle, y por un tiempo me aceptaron como conserje en un seminario religioso.
Esa noche en especial yo acudí al lugar para ver si el dueño tenía algún trabajo para mí, y ahí vi por primera vez al señor Kim, pero no iba vestido como actualmente lo conozco, si no que llevaba ropa muy informal, como si fuese una persona promedio, yo lo tome sin importancia hasta que unos sujetos se le acercaron como si fuesen a golpearlo, mi acción buena del día fue protegerlo, en la calle tienes que aprender a defenderte de los demás si no quieres ser pisoteado o humillado, no fue tan difícil acabar con esos tipos, estaban medio ebrios y no coordinaban, pero el señor Kim se mostró muy agradecido, me ofreció ayuda por si la llegaba a necesitar y me dio una especie de tarjeta, yo agradecí pero no creía que fuese real, pues la situación no ameritaba alguna cosa seria.
Al par de días siguientes, necesitaba un medio estable de conseguir dinero, muchas veces no comía nada en días enteros por no tener nada de ingresos económicos, así que husmeando en mis bolsillos encontré la tarjeta que me había dado el señor Kim, dudé mucho en acudir hacía el lugar que estaba escrito en el pequeño pedazo de papel, pero la necesidad fue más fuerte que yo, por lo que decidí ir hacía ese sitio y la verdad, es de las cosas de las que nunca me arrepentiré.
Al llegar vi una imponente empresa, de esas que se ven en la televisión, eso hizo que aún más dudara en entrar. Un guardia me vio como si yo tramara algo malo, por lo que se acercó a mí un poco agresivo.
-Oye niño, ¿Qué estás haciendo aquí?-espetó con desagrado
Estaba nervioso, incluso creía que me quedaría sin decir nada.
-¿Acaso eres mudo?, te he preguntado algo y exijo una respuesta-dijo alzando la voz
-Yo...yo vengo a ver al señor Kim, él me dijo que si necesitaba algo viniera a buscarlo-
-Si claro, anda, vete de aquí antes de que yo te corra-dijo sarcásticamente haciéndome retroceder
-Lo que le digo es cierto, mire, esta es la tarjeta que él me dio-le mostré la tarjeta que era de color plateado, podría decirse que era semi-metálica
-Oh, una tarjeta cromada, mil disculpas jovencito, pero comprenderás que es mi trabajo no dejar pasar a extraños, acompáñame, ahora mismo te llevo a ver al señor Kim - me dijo el oficial y tuve que seguirlo.
Hablo unos cuantos minutos con una señorita que estaba detrás de un escritorio y luego se dirigió hacía a mí.
-Escucha niño, en unos momentos te mandaran llamar, así que mantente atento y no te muevas de aquí- asentí y espere alrededor de 40 minutos.
Mientras esperaba vi entrar y salir a mucha gente de porte elegante, con clase, me sentía intimidado por tanta cantidad de señores con trajes costosos.
-El señor Kim lo recibirá ahora jovencito- dijo una secretaria sacándome de mis pensamientos y haciéndome pasar a una oficina más grande de lo que era mí casa cuando vivía con mis padres.
-Que agradable sorpresa, eres tú jovencito-dijo el señor Kim recargándose en su asiento de piel detrás de su escritorio -por lo visto has venido por la propuesta que te hice ese día ¿No es así?-
ESTÁS LEYENDO
I Hate You!!-NamKook
FanfictionHay momentos en los que ya no te sientes parte de una sociedad, donde la mayoría de la gente que te rodea ya no es como creías, donde has llegado al punto de odiar a todos, ¿No te ha pasado algo así? Las calles, la escuela, todos los lugares para r...