3. El Profesor Mistorioso (Leo)

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Eran ya las 9 de la mañana cuando sonó el timbre.
Sin duda ayer, había sido un gran día:
Conocí a unos buenos amigos, cosa que no creí que fuese a pasar.
También, fuimos por las clases para que los profesores se presentaran uno por uno. Todos me parecieron bastante buenos, todos, menos uno que, por lo menos a mí, me pareció un poco raro, no se... Sospechoso de algo. No nos dijo su nombre, por eso opino eso. Da igual, nos lo dirá más adelante espero...

Aun así, hoy descubriré si estoy en lo cierto: A última hora hoy tenemos clase de francés, que es la asignatura que da este hombre.

-¿Tendría que decírselo a los que eran mis recientes amigos?- Pienso, mientras me doy cuenta de que Isma me está quitando la manta.

-Vamos vago, que no estamos aquí para dormir 26 horas diarias-. Dice este, con un tono amistoso.

-Pero Isma, ¿qué me estás contando? Si un día tan solo tiene 24 horas-. Vacilo, mientras, debido al cansancio que tenía, me estriego los ojos.

-Bueno, pues eso.

Rafa, el chaval flacucho de las llaves, abrió la puerta, indicándonos que era la hora de ir al comedor a desayunar.

Cuando salimos, miré hacia la izquiera y vi a tres chicas de nuestra edad, saliendo de su respectiva habitación.
La primera era de estatura media, ojos marrón oscuro, pelo largo y llevaba una trenza bastante larga en su parte trasera del cabello.
La siguiente a esta era un poco más baja, con más o menos la misma longitud de pelo que la anterior.
Finalmente, salió la última piba, la cual era más pequeña que la primera, pero un poco más alta que la segunda. Tenía el pelo castaño claro, ojos marrónes claro y se me dio un aire a otra chica que había visto ayer en el comedor.

-Rápido Chloe, que vamos a llegar tarde-. Ordenó la segunda chica a la última que había salido de la habitación.

-Voy todo lo rápido que puedo, Emma. Estoy intentando cerrar la puerta. Respondió esta.

-¿Has oído eso?- Interrumpió Samu- Esa piba acaba de decir que van a llegar tarde, rápido, no quiero cagarla el primer día.

Y así fue como llegamos al comedor. Ese día, nos sentamos con las chicas que habíamos visto antes, ya que cuando llegamos estaban todos los sitios ocupados.

-Hola, ¿podemos sentarnos aquí?- Dice Rafa.

-Buenas tardes, digo... Buenos días. Claro, cuantos más mejor-. Dijo la chica que se llamaba Emma.

-Okey, gracias. Y bueno... ¿Cómo os llamáis?- Pregunto, aunque ya sabía cómo se llamaban dos de ellas.

-Yo soy Sara, ella es Chloe y aquella Emma.

-Enantado-. Dice Samu.

-¿Y tenéis algún hobbie interesante?- Pregunta Chloe, interesada en nosotros-.

-Bueno, a mí me encanta contar chistes, lo hago prácticamente todos los días, aunque... No se si os resultará muy interesante-. Digo yo, con un poco de miedo al rechace.

-¿¡Enserio!? A mi me encantan los chistes, siempre una amiga y yo nos estamos contando chistes sin parar-. Dice exhaltada Chloe.

Era la primera vez desde que llegué allí que estaja realmente a gusto con lo que estaba haciendo.

-Va, ¿contamos uno cada uno?-Propone Samu.

-¡Me pido empezar yo!- Exclama Isma-. A ver... Esto es un grano de arena que está en la calle y se dirige a la playa, cuando llega allí dice: ¡Wow, qué ambientazo!

-Dios, que malo Isma-. Fastidia Rafa.

-Cállate aguafiestas.

-Tranquilo tío. Va voy yo. ¿Qué es un folio en blanco? Los derechos de una mujer.

La Condición del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora