11. Los pasos de un tuerto (Leo)

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Chloe y yo comenzamos a correr por el camino en el que habíamos llegado hasta el despacho del Ojo de Cristal.

De repente, me tropiezo, debido a que tengo las ligas de los zapatos desatadas, me desequilibro y seguidamente me caigo al suelo.

Chloe me ayuda a levantarme apresuradamente y a continuación me coge por un brazo y me guía hasta una columna que sobresale de una esquina del pasillo por el que estamos yendo.

-¿Qué haces? -pregunto, indignado.

-Cállate, tengo una idea.

-Chloe, vámonos, ¡no hay tiempo para lo que estés pensando! -susurro energéticamente.

-Confía en mí, ¿vale?

-No entiendo qué quieres hacer, de verdad, tenemos que irnos, el baile va a dar comienzo -recuerdo.

-Esto es más importante que ese dichoso baile, Leo. Hazme un poco de caso. Escondámonos aquí, no hagas ni un sólo ruido y todo saldrá bien.

Asiento sin muchas ganas y con un tanto de desconfianza.

Después de unos segundos, se oyen unos pasos acercándose a nosotros. Es entonces cuando Chloe me hace una señal de silencio.

Los pasos se pueden escuchar cada vez más cerca de nosotros, hasta llegar al punto que los pasos se oyen a unos metros al lado nuestro.

Asomo la cabeza por la columna para que me sobresalga un poco y poder apreciar la sombra de un hombre voluminoso y que camina cojo y, que por lo que se puede intuir, tiene mucha prisa.

Pasados unos segundos, los pasos ya no se oyen y parece no hay nadie que nos pueda descubrir, estamos seguros.

-Sígueme -dice Chloe.

-No tengo más remedio, ¿verdad?

-¿Quieres descubrir lo que demonios le pasa a ese hombre o no? -pregunta, subiendo ligeramente el tono de voz.

-Sí, supongo, pero no creo que escaparnos del baile sea la mejor manera de hacerlo -opino.

-Que, ¿es que tienes miedo de que el director te ponga a limpiar el internado como está haciendo con Samu?

-No seas tonta. Escucha, solo dime una cosa. ¿Tienes una buena razón para hacer esto? -pregunto.

-Créeme Leo, si no la tuviese, no estaríamos aquí.

-Vale, pues entonces, te sigo. Al fin y al cabo lo único que estamos haciendo es perder el tiempo discutiendo sobre esto.

-Ahí te quería ver yo -vacila -sígueme, rápido -concluye.

En ese momento, empiezo a seguirla.

-Vamos a volver al despacho del Ojo de Cristal, puede que allí encontremos algo de importancia.

-Buena idea, tal vez nos de alguna pista sobre lo que está pasando.

-Mira, allí está la puerta -dice, después de estar un pequeño rato andando.

-Espera, ¿cómo demonios vas a abrirla? -me extraño.

-Va a ser difícil de encontrar la manera pero tú tranquilo, que conseguiremos abrirla -anima.

Asiento.

-A ver, creo que va a ser muy difícil abrirla, pero voy a intentarlo -dice, ya estando delante de la puerta -Cuidado eh, que es muy complicado.

Entonces, pone su mano en el pomo dorado de la puerta, lo gira y la puerta se abre lentamente.

-Vaya, justo lo que pensaba -bromea.

La Condición del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora