El grito agudo proveniente de una mujer hace que cada una de las paredes de esas hediondas cloacas retumben, propagando el sonido e inmortalizándolo durante unos segundos, haciendo que cada puto poro de mi piel se erice. Lore está en problemas.
Rápidamente, doy media vuelta y me dirijo a donde me separé de Leo y Lore a causa de que el techo se derrumbase.
-Ey, ¿están bien? -pregunto al llegar.
Y desafortunadamente, el silencio es mi respuesta. No obstante, ante la duda de si me encuentro ante una broma o algo serio, intento buscar algún sitio entre las piedras para observar lo que ocurre al otro lado. Al despejar unos pequeños escombros cerca de la pared, consigo ver mi objetivo. De nuevo, la soledad me da la mano para acompañarla en otro viaje.
-Tiene que ser una broma... -suspiro.
No sé hasta qué punto puede llegar una broma, pero en estas circunstancias pierde toda la gracia. No tengo la más remota idea de dónde pueden estar, qué estarán haciendo ni cuándo pararán.
-Bueno, si me oyen, sepan que voy a salir ya y buscar ayuda -digo inquieto.
Y con la misma, doy media vuelta con las manos en la cabeza. Esta situación es tan frustrante, a la par que paradójica, que hemos cruzado el umbral que nos separa de la irracionalidad. Dado el abanico de posibilidades presente, estas no atienden a razones lógicas.
Llegados a este punto, la clave radica en ser egoísta y conservador o en buscarlos. En un gesto de valentía, escojo la segunda opción. Se trata de mi mejor amigo y de la mujer que quiero, personas inexorables e inseparables; no las puedo abandonar. Son el complemento perfecto de mi persona.
Así, es como me sumerjo de nuevo en el laberinto del alcantarillado en busca de un camino alternativo para llegar a donde se encontraban o, en su defecto, a la casa, ya que probablemente sea lo que hayan hecho ellos también. De este modo, el grito pudo haberse tratado por ver una simple rata o un nido de cucarachas al caminar por las cloacas.
-Huele peor que los pedos de Isma... -digo en ademán de animarme.
Mi estrategia es bordear un simple círculo, pero según mis cálculos, estoy todavía a una manzana de la casa. Pero un cambio de razonamiento en mi mente hace que lograr la empresa sea más fácil. Según Leo, el solar se trata de una gran extensión de cultivos de trigo, cuyo centro se trata de una típica casa rural, pero este no pudo ver mucho a causa de la lejanía y que era de noche, pero es suficiente para hacerme a la idea.
Por ello, la corriente de agua tiene que ir en un único sentido, y avanzar a contracorriente significaría acercarme a la casa. Lo único que tenía que hacer era buscar una alcantarilla llegado el momento justo y salir a la superficie. Así, me encamino guiándome aún como si estuviera en la calle. La diferencia con la casa sería la repentina ausencia de tantos canales y salidas de las cloacas, dado que me encontraría bajo los cultivos.
Y como siempre ha sido, un buen razonamiento te abre las puertas del éxito; he conseguido encontrar el pasillo que lleva directamente a la posible alcantarilla de la casa. Entonces, acelero el paso.
-¿Lore? -pregunto- ¿Leo?
La luz del móvil únicamente me permite observar escasos metros por delante, lo cual me impide observar qué hay al final del pasillo. Los latidos del corazón van en aumento. La tensión es bestial. Todo está preparado para que llegue al final.
-Joder...
Es lo único que puedo manifestar. Solo un metro de ancho de acera y algo más de agua es el final del pasillo. En la esquina del pasillo se encuentran 2 ratas , pero eso no es el motivo de mi exclamación. A escasos centímetros de las ratas, al pie de las escaleras, se halla la coleta de Lore. Es inconfundible.
ESTÁS LEYENDO
La Condición del Destino
RandomMuchas personas podrían pensar que en una clase no hay una fuerte relación entre sus miembros, pero en el Colegio Interno Vistabella no es así. Es el primer año en el internado para Leo y Samu, los cuales aún no se conocen, pero juntos deberán afron...