Es grandioso que podamos estar todos juntos después de tanto tiempo separados, ver las caras de mis hermanos y padres hace de este momento uno de los más especiales, intento explicarlo, intento admitir lo mucho que extrañe a mamá, admitir que extrañaba reunirnos juntos, pero de la misma manera como me ha pasado en situaciones anteriores... Guardo silencio, un silencio infernal, limitando mi voz, limitando mis palabras, no dejando explicar mis pensamientos.
—Esta delicioso, gracias papá —Dice de manera pausada, la más pequeña de la familia, Elizabeth.
Ha dicho las palabras que yo quería decir, que yo quería explicar para qué mis padres me sonrieran así.
—¿Te gusta, Const? —Pregunta Élanie, que se encuentra a mi lado, asiento de forma evasiva, no puedo responderle.
Mi cena transcurre en silencio, Ciel toma mi mano debajo de la mesa, indicándome que entiende mi silencio, pensándolo bien, él tampoco ha hablado.
[...]
—¿Quieres ir afuera? Podríamos mirar ese hermoso cielo que tanto amas —Dice de manera divertida, asiento, me gustaría pasar tiempo con él, pero no creía que ella vendría con nosotros.
Toma una silla de la cocina y la lleva hacia afuera sin ayuda, al parecer no es tan pesada como se puede apreciar, la acomoda cerca de nosotros, este momento es hermoso, por fin salimos al aire libre, podemos apreciar un cielo estrellado. Noelle hace comentarios sobre el nombre de Ciel, diciendo que, a pesar de llevar ese nombre, es totalmente diferente y, además, que a él no le gusta este preciado manto de color azul.
—Es cierto. Ciel, es más bien vacío, pero el cielo está vacío al igual que tú —Admito para fijar mi mirada en los ojos de él, nunca antes los había mirado tan detenidamente, puedo reconocer el delicado color gris en su iris, con esos destellos de los reflejos de las estrellas, es como si una nebulosa se reflejará en ellos.
Noelle lanza un gran grito rompiendo la paz y tranquilidad del momento, se lanza al suelo retorciéndose de dolor, pero yo... Yo no siento nada, sólo es un leve ardor en la parte posterior de mi cuello, este ardor... Está expandiéndose, sube hasta mi cabeza, es algo que jamás había sentido, una nueva experiencia abrumadora. Sin darme cuenta, pequeñas gotas saladas ruedan por mis mejillas, el primer día que he llorado, toco con delicadeza mis lágrimas, es increíble que esto sea el dolor, esto es lo que jamás había podido sentir, he sonreído, me perdí toda mi vida tener esta sensación, sin duda alguna, realmente es sentirse vivo, sentirme con vida, las lágrimas cesan y lo último que puedo observar es el rostro confundido de Ciel.
Es la primera vez que siento dolor, la primera vez que pude apreciar lo que era sufrir.
El sueño que todos queremos alcanzar es sólo un anhelo del deseo de un mundo mejor impregnando como un propósito antes de nacer.
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Constanzé © | Libro #4 |
Short StoryLa segunda gemela en nacer. La lluvia en una tarde de invierno. Ambos gemelos fríos, una misma esencia, distintas maneras de demostrarlo. Ella era la demostración del síndrome de manera más expresiva. Era arrastrada a aceptar su exclusión del mundo...