''Una vida como esclavo me hapreparado para una eternidad comoamo''.
Xerath es un mago Ascendido de la vieja Shurima, un ser con energía arcana retorciéndose en los quebrados fragmentos de un sarcófago mágico. Durante milenios estuvo atrapado bajo las arenas del desierto, pero el ascenso de Shurima lo liberó de su prisión ancestral. Arrastrado a la locura por el poder, ahora busca recuperar lo que cree que le pertenece y reemplazar las civilizaciones soberbias del mundo con una diseñada a su imagen y semejanza.
El chico que acabaría llamándose Xerath nació como un esclavo sin nombre en Shurima hace miles de años. Era el hijo de unos eruditos capturados cuyo único futuro era la eterna esclavitud. Su madre le enseñó letras y números, mientras que su padre le contó cuentos de la historia con la esperanza de que esas habilidades le procurarían una vida mejor. El chico prometió que no acabaría encorvado y sometido como cualquier otro esclavo.
Cuando el padre del chico quedó tullido durante las excavaciones para la construcción de un monumento al caballo favorito del emperador, lo abandonaron a su suerte en el lugar del accidente. Temiendo que su hijo corriera un destino similar, la madre del chico le suplicó a un reconocido arquitecto de sepulturas que lo tomase como aprendiz. Aunque al principio se mostró reacio, el arquitecto quedó impresionado por su capacidad de observación y su comprensión innata de las matemáticas y la lengua, y lo aceptó. El chico no volvió a ver a su madre.
Al ser un alumno aventajado, su amo lo enviaba a hacer recados a la Gran Biblioteca de Nasus para que recuperase textos y planos específicos casi todos los días. En uno de sus viajes, el chico conoció a Azir, el hijo menos favorecido del emperador. Azir estaba intentando descifrar un pasaje complicado de un texto antiguo y, aunque el chico sabía que hablarle a la realeza era llamar a las puertas de la muerte, se paró a ayudar al joven príncipe con la compleja gramática. En ese momento, se forjó una cierta amistad entre ellos y, durante los meses siguientes, esa amistad no hizo otra cosa que fortalecerse.
Aunque estaba prohibido ponerles nombre a los esclavos, Azir le dio uno al chico. Lo llamó Xerath, que significa ''el que comparte'', aunque dicho nombre nunca se llegó a pronunciar más allá de su amistad. Azir se aseguró de que designaran a Xerath como esclavo en su hogar, y lo convirtió en su sirviente personal. Su pasión compartida por el conocimiento los condujo a devorar textos de la biblioteca y a entablar una relación fraternal. Xerath era el fiel compañero de Azir. Aprendía todo lo que podía gracias a la cultura, poder y conocimiento que ahora tenía al alcance, y hasta llegó a atreverse a soñar que Azir lo liberaría algún día.
Durante el recorrido anual por los terrenos del emperador, mientras pasaban la noche en un oasis conocido, unos asesinos atacaron la caravana real. Xerath salvó a Azir de la espada de un asesino. Sin embargo, sus otros hermanos no tuvieron la misma suerte, por lo que el joven príncipe se convirtió en el heredero al trono de Shurima. Como esclavo, Xerath no podía esperar ninguna recompensa por su hazaña, pero Azir le prometió que algún día serían como hermanos.
A raíz del intento de asesinato, Shurima padeció años de terror y pánico debido a las represalias del emperador. Xerath conocía lo suficiente de la historia y el funcionamiento de la corte de Shurima para comprender que la vida de Azir pendía de un hilo. Que fuera el heredero del trono no significaba nada, ya que el emperador odiaba a Azir por haber sobrevivido en lugar de sus hijos más queridos. Y para complicar más la situación, la mujer del emperador aún era lo bastante joven como para tener más hijos, y hasta ahora había tenido muchos hijos sanos. La probabilidad de que pudiera tener otro hijo varón que fuera el heredero de su marido era grande. Tan pronto como lo hiciera, la vida de Azir estaría condenada.
Aunque Azir era un erudito por naturaleza, Xerath lo convenció de que, para sobrevivir, tendría que aprender a luchar. Eso hizo Azir. A cambio, el joven heredero ascendió a Xerath e insistió en que continuase con su educación. Los dos jóvenes se superaron; Xerath demostró ser un alumno con un talento excepcional que se deleitaba con la búsqueda del conocimiento. Xerath se convirtió en el confidente y mano derecha de Azir, un puesto nunca visto para un simple esclavo. Esta posición le otorgó una enorme (e inapropiada, para algunos) influencia sobre el joven príncipe, que cada vez dependía más de la opinión de Xerath.