Capítulo 12

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Suspire pesadamente y acosté mi cabeza en la mesa

-¿Qué pasa, ____? –le preguntó Nathaniel. Obviamente estaba preocupado por su compañera de clases.

-No es nada... -dije vagamente con la vista perdida.

¿No es nada?

Soñaste con que Adrien te besaba, te decía cosas bonitas y tú lo aceptabas. ¿Y eso es nada? ¡Idiota!

Oh, perfecto...ahora mi subconsciente me sermonea ¿Qué más sigue? ¿Qué chaty hable y me sermonee también?

Un tanto frustrada empecé a guardar mis cosas en mi bolso, lo colgué en mi hombro y salí del salón al igual que todos.

¿Qué puedo hacer? Se lo que Adrien siente por mí pero no sé lo que siento por Adrien, sólo lo veo como un amigo pero..., ¿porque soñé algo así? ¿Me gusta Adrien? ¿Me gusta mi mejor amigo? ¿Y Chat Noir? Él también me beso y debo aceptar que sentí una corriente cuando lo hizo.

-¡Ahhh! ¡Estúpidos sentimientos! –grite molesta pero...me di cuenta de mi entorno y todos me miraban. Carajo-. Jajaja, Gomen.

Seguí caminando hasta que sentí que me jalaron y me arrastraron a un árbol. Por favor, ahora no. No estoy de ánimos, todo menos ahora.

-¿Estás saliendo con Adrien?

-¿¡Ehhh...!? –grite. Esa no la veía venir.

-Alya, para -mire atrás de Alya y mire que una chica se acercaba a nosotras.

-Oh, vamos, Marinette... Tú tuviste la idea –le recordó Alya mirándola.

-P...pero no lo decía e...enserio -tartamudeó Marinette.

Oh, ya recordaba estás chicas. Cuan se trataba de joderle la paciencia como en los momentos menos oportunos como se aparecía cualquier cosa que se encargaba de terminar con la poca paciencia que le quedaba. Y esas chicas acabarían con la poca que le perdurara.

-¿Qué sucede? –las miré cruzada de brazos. En realidad no tenía tiempo para esto, tenía que empezar hacer el informe que les habían dejado si quería tener este fin de semana libre.

-¿Estás saliendo con Adrien? ¿Te gusta? ¿Cuáles son tus intenciones? –me interrogo Alya como si se tratase de un crimen que yo cometí y tratasen de sacarme información. ¿Tendrá en consideración volverse policía?

-Alya, basta –le dijo Marinette avergonzada.

Yo solo sonreí de lado, ya entendía todo. A Marinette le gustaba Adrien y su amiga sólo quería saber si era un riesgo para Marinette. ¿Qué acaso no fueron al festival?

Me apoyé en el árbol y mire a las dos chicas de una manera... Superior. Sí, superior, porque de alguna manera... Me sentía con más poder que ellas.

-¿Por qué debería contestar eso? ¿Eh...detective? -pregunte algo seria por lo que mis ojos estaban marrones pero tenía cierto brillo de gracia en mis ojos seguro.

-¡Porque te pregunte y seria grosero no contestar! –me reprochó Alya.

-También es grosero preguntarle todo eso a alguien que apenas conoces, sólo nos hemos visto una vez y apenas nos saludamos –le ataqué sonriente-. Es malo meterse en la vida ajena.

-¡No evadas mis preguntas! -gritó Alya molesta.

-No evadiría tus preguntas si no las hubieras hecho en primer lugar –le respondí secamente.

-¡Ahhh! -Alya me empezó a halar las mejillas.

-¡déjameee, no me gusta que me toquen las mejillas sin mi consentimiento! –le regañe molesta tratando de alejar sus manos de mi rostro.

-¡Contéstame! -reclamó Alya.

-¡Ya te dije que no!




-Ayyy... -me queje sobando mis cachetes, me dolían un poco por que los habían halado demasiado con mucha fuerza-. Boba, Alya...

-¿Eh? -volteé y vi a Adrien- ¿Aun sigues aquí, ___?, ya se fueron todos.

-Estoy esperando a mamá -dije- ¿Y tú?

-Tenía clases de esgrima -respondió y se sentó a mi lado.

-Ya veo... -dije y mire al frente.

-¿Dormiste bien?, ayer te quedaste dormida a mitad de película.

-Era aburrida -contesté mirando a otro lado un tanto avergonzada al recordar aquel sueño.

-Tú nunca cambias -rió Adrien e hice un pequeño berrinche.

-Ahhh... -suspire-. Creo que es un don.

-Creo que ya me vinieron a buscar -aclaró Adrien mirando al auto que acaba de llegar-. Ven, te llevo a casa.

-Gracias...-asentí, me levante junto con él y nos dirigimos al auto.




-¡Ahhh! -me lancé en mi cama frustrada.

-¿Ahora que tienes? –exclamó molesta Lillit.

-¿Por qué no aparece un akuma? ¡Estoy aburrida! –grite.

-¡Los Akumas no son para que te diviertas! -reclamó Lillit.

- Cállate, copia barata de un perro.

-¡Soy una lobo! -grito Lillit.

-¿Cuál es la diferencia? -dije-. Contigo es difícil saberlo, además...tienes alas de mariposas.

Lillit solo se quedó callada y miro a otro lado. Ese gesto me sorprendió, lo que esperaba de ella era otro comentario hiriente pero en vez de eso sólo obtuve silencio de aquella Kwami. ¿Qué le sucedía?

-¿Lillit?

-Eso no te incumbe -habló fríamente, lo que me sorprendió un poco.

-Yo... -la pulsera sonó, mire esta y brillaba. Suspire y mire a Lillit, ella asintió- ¡Lillit, colmillos fuera!

Tome mi cinturón y lo transforme en un teléfono.

-¿Eh, que pasa, Noir? -pregunté mirando a la persona que estaba detrás del teléfono.

-¿Estas ocupada, mi goddess? -preguntó Chat coqueto.

-¿Qué pasa, un Akuma? –le preste más atención. Una pelea contra un Akuma era justo lo que necesitaba, quería sacar todo su estrés acumulado estos últimos meses.

-No, pero necesito hablarte –se explicó Chat- ¿Nos vemos en el gran salón de parís?

-Hmmm... De acuerdo gatito, estaré en 4 minutos –aseguré con curiosidad. Si se tomaba la molestia de llamarme por algo ha de ser.

-Perfecto, nos vemos, mi goddess -guiño un ojo y colgó.

Negué con una risa pequeña. Hablaré luego con Lillit. Salí por mi balcón y me fui saltando en edificio, en edificio.

-¿Chat? –hable mientras caminaba por el Gran Salón, estaba oscuro, pero podía ver en la oscuridad, no hay problema, una luz se prendió y enfocaba a una silla. Me encogí de hombros, me acerque a esta y me senté.

-¿Qué planea este gato? -murmure, dos luces se encendieron mostrando un escenario donde esteba Chat. No, enserio... ¿Qué planeaba?

-¿Chat?

Canción: Señorita

Artista: Abraham Mateo

¿Eh? ¿Qué es esto? ¿Chat... ¡me canto una canción!?

Yo confié en ti (Miraculous Ladybug)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora