Capítulo 8

2.1K 117 6
                                    


Cuando Triana llegó al palacio del conde, me inundó una alegría enorme,y esta vez esta no tuve que fingirla. Sin embargo, el primer obstáculo se presentó cuando ella estuvo a punto de preguntar qué me sucedía. Durante la comida estuve actuando todo el tiempo como Lydia, y ella lo había notado. Por suerte, con una mirada lo más objetiva posible logré que se callara, luego se lo explicaría.

-¿Qué te pasa? Estabas insoportable hoy-exclamó ella apenas nos quedamos solas.

Yo respiré hondo y solté todo el aire contenido que tenía adentro. Apoyé la frente sobre una columna de mármol, necesitaba esa textura fría que me relajara. Mientras más intentaba inventar diálogos y decir lo contrario a lo que pensaba, más crecía el nudo que sentía formarse en mi interior. Por un lado me sentía contenta y aliviada de que si mi mejor amiga se lo creía, entonces el barón  no dudaría en pensar que era una estúpida malcriada, igual a todas las mujeres que él había conocido a lo largo de su vida. Nada por lo que valiera la pena luchar.

Volví a tomar aire y se lo expliqué todo. Su padre también estaba en la Conspiración, de modo que lo entendería.

Al terminar, ella me miró con una honda preocupación en los ojos, y me abrazó.

-Oh, Elwine...-sollozó-. Yo...no lo sabía, obviamente nadie me dijo nada.

La abracé con fuerza, intentando contener las lágrimas.

-Todo esto lo hago para preservar mi matrimonio y tratar de mantener viva a mi familia, espero que lo entiendas.

Ella asintió.

-Pero creo que lo de fingir ser alguien que no eres no vale la pena-dijo mirándome fijamente-. Además, te conozco, y sé que no podrás contenerte. Eres demasiado fuerte como para hacerlo. Las personas con fuego en su interior no pueden transformarlo en cenizas de un día para el otro.

-¡Pero no puedo ser yo misma! Si lo hago echaré todo a perder, soy una bocazas, una desubicada...me echarán del castillo, o peor, comenzarán a sospechar que estoy involucrada en algo. Si se dan cuenta de que no estoy para nada conforme con estar aquí, sospecharán de por qué lo hago, qué espera mi padre detrás de todo esto. Si me conocen de verdad entonces me creerán capaz de hacer algo como lo que estoy haciendo. Nadie sospecharía nunca de Lydia. Es mi arma más preciada. Además así el barón no querrá pasar mucho tiempo conmigo y me libraré de esa carga.

-Pero estarás cargando con otra mayor-suspiró ella.

-Lo sé, pero no hay nada que hacer al respecto-le espeté, irritada-. No creas que es fácil para mí tampoco. Además, es lo que me obligaron a hacer, y comprendo por qué.

-Lo entiendo, y es muy noble, Elwine. Yo no podría hacerlo.

Resoplé, negando con la cabeza:

-Créeme, no hay ni un ápice de nobleza en mí.

-Claro que si la hay-dijo ella dulcemente-. Sólo que la sabes ocultar muy bien.

Solté una carcajada y ella rió conmigo.

-¿Y qué hay de Brüm?-preguntó ella mientras paseábamos por los enormes jardines.

-¿Qué pasa con él?-inquirí.

-¿Te llevas bien con él?

Yo lancé una carcajada.

-No me llevo bien ni con mi falsa personalidad. Imagínate.

-Pues a mí me parece un buen tipo. Al menos es divertido.

-Es la faceta que deja ver. Sólo es un títere del rey, que lo sigue porque le conviene. En este círculo no hay nadie que tenga las manos limpias.

La conspiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora