Cuando Te Conoci (#1)

Capitulo 2

- ¿Estas bien?
Escuché una voz masculina mientras alzaba la mirada, ¡Santo Dios! ¿¡Quien es!? Preguntó mi subconsciente. Que guapo es... Él chico desconocido tenia unos ojos café claro, era de piel acaramelada, diria Valentina "Café con leche", unas cejas gruesas, su cabello era negro y le colgaba hasta la nariz, tenia unos brazos musculosos y sus labios... Ah, el labio inferior era grueso... Wow...
- ¿No te paso nada? - me volvió a preguntar mientras estiraba la mano para ayudarme a levantarme.
- No, estoy bien, no te preocupes, ¡Gracias! - empecé a notar que el calor se me subía a las mejillas mientras me sacudia los jeans.
- ¿Como te llamas? - me preguntó mientras me ayudaba a levantar mi celular del piso.
- Isabella, Isabella Young - le dije sonrojada - ¿Y tú?
- Dániel, mucho gusto
- Mucho gusto - y nos estrechamos la mano.
- Toma - estiró su mano con mi celular en ella.
- Amm... Gracias
- Bueno, ¿Nos vemos luego?
- Emm... Si, esta bien
- Va, adios Isabella
- Adios Dániel... - y se fue.

Cuando me sacudí por completo la ropa, me giré hacia mamá que estaba con cara de desaprobación.

- Amm... ¿Quien era Isa?
- Dániel mamá
- ¿Dániel? Oh, ¿es de por aqui?
- No lo se mamá, no le pregunté
- Pues... No esta nada mal eh - dijo mamá mientras reía tontamente.
- ¡Mamá! - le dije riendome yo tambien - Esta guapo pero Nah, tengo novio y lo quiero
- Las cosas cambian hija...
- Llamaré mas tarde a Josh.
- Esta bien hija

Cuando terminamos de platicar sobre ése chico, tomé mi maleta y mi estuche del violin.

- ¿Lista? - me preguntó mamá con una sonrisa de niña pequeña
- ¿Para qué?
- ¿Como que para que hija? Para entrar a la casa...
- ¡Ah! Ja, ja, ja, si mamá, estoy lista
- Ay hija, semehace que estas pensando en cortar a Josh para andar con Dániel ¿verdad?
- Ay mamá que cosas dices, mejor entremos

Pues no estaría mal cortar a Josh por Dániel... ¿¡Qué!? Me grita mi subconsciente. ¿Qué estoy diciendo? Ni siquiera lo conozco y ya quiero andar con él. Así que descarto eso de mi cabeza rapidamente.
Cuando me acomodo el estuche en el hombro volteo la mirada hacia arriba, el cabello se me desacomoda por el aire. Cuando me lo retiro del rostro me quedo asombrada. ¡O POR DIOS!.