Capítulo 2

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   Me desperté en la cama sola, como era todos los días. Fuí al baño y al verme en el espejo pude ver las horribles bolsas debajo de mis ojos, tenía una expresión de susto en mi cara, no pensaba salir de la casa así.
   Mis ojos también estaban rojos. La noche anterior había estado llorando mientras Harry me abrazaba dormido, no había podido conciliar el sueño. Y menos con el a mi lado. Mis llantos eran silenciosos, hacia mi mayor esfuerzo para no despertarlo y ahorrarme una explicación.

No tenía ganas de hablar con el en lo absoluto, pero debía hacerlo.

   No desayuné, tampoco fuí a la universidad. Fiorella debe estar preguntándose porque no fuí, por más que me duela, no le contaría los problemas que tengo, esto era algo que debía arreglar sola.
   
    Cuándo recordé lo que sucedió ayer se formó un nudo en mi garganta de nuevo. Necesitaba tomar aire, no podía quedarme en casa todo el día, necesitaba despejar mi mente, aclarar mis ideas y pensar que iba a hacer con Harry. 

   Sentía que lo había estropeado todo, que en el momento en el que más necesitaba su contención me había fallado y solo me daba inseguridades. Pero en el fondo por más terco que sonará quería que todo esto sea algo que mi cabeza transformo y exageró.
 
   Algo ocultaba, no estaba donde decía, estaba en el departamento de quien sabe haciendo cosas que nada tenían que ver con la empresa.

Me cambié rápido, tape mis ojeras con maquillaje y me dirigí a una plaza cercana. Iba pisando las hojas secas que se encontraban en el suelo, era otoño y el paisaje que tenía en la mañana era hermoso. Saqué mis auriculares y mi celular. No hay nada más deprimente que te rompan el corazón, escuchar música de Ed Sheeran y caminar en una calle solitaria en otoño. Maldito Ed, sólo hacia que me ponga más triste.
Llegué al parque y me senté en un banco. Mire a unos niños jugando en unas hamacas, otros en un tobogán y a sus padres sin perderles las mirada procurando que estén bien. Sonrei. Me imaginaba a mi pequeño hijo o hija jugando con el resto de los niños y una alegría se contenía en mi pecho. También me lo imaginaba con su padre, pero no podía verme a mí, todos juntos, me dolía saber que no lo estaríamos. Era mucho pensar en eso.
Alguien me había tapado los ojos con sus manos. Al principio me asuste pero luego sentí las cálidas manos que no podían ser de alguien más que de Harry. La comisura de mis labios se curvo y hize una pequeña sonrisa que se sintió más como una mueca.

-Harry- Dije divertida.- Se que eres tú.

-¿Comó lo adivinastes?- Preguntó levantando las cejas. Lucía bien desde arriba. Se sentó junto conmigo y no podía sacarle la mirada. Esa misma que me engañan pero me hacía sentir un zoológico en mi estómago.

-Intuición femenina supongo- Bromeé.- ¿Qué haces aquí?

- Iba a casa, tengo el día libre entonces pensé en llevarte a comer algo.- Sonreía mientras hablaba, era increíble. No podía hablar ni pensar mal de él si cada vez que lo veía me enamoraba un poco más.- Siempre paso por esta calle y sabía que podrías estar acá si no estabas en casa.- Pasó su brazo alrededor de su hombro pero ni me moví.

- Bien, vamos a casa. Tengo que cambiar...- Me interrumpió.

-No tenemos tiempo para ir a casa. Son las 12:00. En lo que tardas en arreglarte ya estaría durmiendo.- Bufó.

-Pero mirame- Me pare. Observé mi ropa, unos jeans azules, unas zapatillas deportiva y una gran campera que me llegaba hasta las rodillas. No estaba mal si íbamos a comer a un lugar de comidas rápidas, pero conociéndolo a el, iriamos a un sitio que te cobrarían un vaso de agua $50.- Parezco una desalineada.

Everything You Are || H.S EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora