Capítulo 23

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   Tomé el volante con fuerza, estaba asustada, odiaba la velocidad, pero no tenía más remedio que pasar a los autos que estaban delante mío. Un tipo me insultó cuando pase a solo centímetros de su auto, saqué mi mano por la ventanilla disculpandome, no tenía tiempo, solo quería llegar al hospital urgente.
Conducí unas cuantas calles más, pasandome unos semáforos en rojo, fastidiandome con el tráfico, y estresandome más con el ruido que hacía los autos.
  Llegué unos pocos minutos después, ví cómo una ambulancia se acercaba a lo lejos a gran velocidad, el ruido de la sirena me aturdía, bajé con esperanza de que Sebastián esté en esa ambulancia. La ambulancia se estacionó en la entrada del hospital y unos enfermeros bajaron el cuerpo de una persona. Me acerqué a un paso apurado hacía la camilla, pero el que estaba ahí era el cuerpo de una mujer. Cerré los ojos por un momento, había pensado que llegaría antes que la ambulancia que llevaba a Sebastián, me sentía frustrada porque quería acompañarlo en todo momento, quería saber si estaba bien.
   Entré al hospital agitada y con mi corazón en la garganta, pero me quedé parada a un lado de la entrada al ver la gran cantidad de gente que había, había una fila repleta de personas. Tenía miedo de arriesgarme a hacer la fila, los minutos pasaban y cada uno contaba. Me acerqué al bullicio de gente, y me adentré hacía donde estaban las recepcionistas.

-Disculpá.-Moví mi mano en el aire con énfasis, llamando la atención de la muchacha. Ella me miró expectante.- Mi amigo Sebastián llegó hace unos minutos, su apellido es Cohan, necesito saber dónde está, estaba muy grave.

-Lo siento, pero solo le podemos dar esa información a sus familiares y si así es, tiene que hacer la fila.-Dijo la chica dandome una sonrisa para luego voltearse y seguir atendiendo a la gente.

-Soy la única familia que tiene.-Dije rogándole.- Estaba muy mal, solo déjeme despedirme.

Ella me miró con algo de compasión en su rostro y yo solo sentía que mis ojos se llenaban de lágrimas cada vez que pensaba en lo que estaba sucediendo.

-¿Qué es del joven?- escribió algo en la computadora que tenía enfrente de ella.

-Es mi novio.-Dije sin pensar. Ella asintió y me miró.

-Mire, su novio está en terapia intensiva. Es en el segundo piso, se guiará por un cartel que está en la puerta.-Me explicó.- Usted solo espere al doctor para alguna noticia.

Inhalé profendamente, y salí corriendo hacía las escaleras. Corrí hacía arriba, sentí una molestía en mi estómago cuando lo hacía. Eran unas cuatro escaleras. Miré mi mano, y estaba temblando. Tenía miedo de que algo le pasara, y la idea de que Harry había hecho todo esto no entraba en mi cabeza todavía, no lo veía capaz. Y me asustaba por que mi padre lo había llamado 'bestia', el lo vió todo, y podía ir a la cárcel, de hecho, iba a ir a la cárcel, a no ser de que alguien pague su fianza, pero yo no iba a ayudar en eso. Cuándo llegué al segundo piso ví un cartel con letras rojas indicando dónde estaban las salas de terapia intensiva, ahí estaba el, en esa sala de operaciones y de más para gente con cuidados más especiales. Estaba sola, seguramente nadie sabía de esto. Busqué en mis contactos a alguien conocido de Sebastián, para poder informarlos de que estaba pasando pero me temía que no tenía ningún número para hacerlo.
Levanté mi rostro cuando escuché el llanto de un bebé, se escuchaba cerca. No esperaba la hora de poder tener a mi hijo en brazos como lo iba a hacer esa madre ahora, quería que eso me pasará a mí. Una enfermera salió de una sala de terapia intensiva también, ella arrastraba un carrito con una incubadora sobre este. Pude ver un bebé dentro de la incubadora, con su piel aún rojiza y su tamaño diminuto, más pequeño del que los bebés tienen normalmente después de estar nueve meses en el vientre de su madre, este
parecía prematuro. Me causó una ternura inmensa cuando lo ví, ahora solo necesitaba saber si mi hijo estaba bien. Solo esperaba estar haciendo las cosas correctamente.
Pasaron unas horas cuando alguien salió de la habitación en la que estaba Sebastián. Un doctor salió por la puerta y buscó con su mirada, seguramente a algún familiar, pero lo único que iba a encontrar era a mi, estaba sola en todo ese pasillo de hospital. Me puse de pié cuando lo ví más cerca para llamar su atención, al verme se acercó a mí.

Everything You Are || H.S EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora