C i n c o

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A medida que Kyle se acercaba sentía los colmillos abrirse paso hasta llegar al labio inferior y hacer una pequeña herida, miro a Ian y él también tenia la boca un poco abierta con los colmillos a la vista pero los demás no lo veían por los tatuajes.
Necesitaba calmarme, y lo único que podía hacer era alejarme del grupo.

–Me tengo que ir, tengo que coger el uniforme para gimnasia– digo alejándome poco a poco
–¿No te lo dieron ayer?– dice Meredith
–Se lo dieron a Ian, solo tenían uno– digo y voy por donde Dylan se había alejado.

Llego a la parte trasera más escondida del instituto y allí estaba ella, sentada con la espalda contra la pared y un cigarrillo en la mano, un paquete y lo que parecía cannabis en una zipper diminuto al lado.
Me siento a una distancia media y la miro, ella pasa de mi. No me parece raro.
–¿Puedo?– digo señalando al paquete de tabaco, tenia el mio en el bolsillo de la mochila pero había algo que me animaba a arriesgarme y pedirle tabaco a la chica que le acaba de romper la nariz a Kyle. Ella me mira y luego mira el paquete.
–¿Fumas?– dice sin mirarme
–Si– digo
–Coge uno– me pasa el paquete y el mechero y veo el tatuaje que tiene en el dedo, un lobo aullando. Enciendo el cigarrillo y doy la primera calada.
El sitio estaba algo oscuro por que había varios árboles cuyas copas se alzaban sobre nosotros como paraguas protegiendonos del sol.
La miro mientras seguía fumándose su cigarrillo ya casi terminado haciendo como si yo no existiera.
–¿Que tal?– digo después de pensármelo tres mil veces pero ella seguía pasando de mi –Me refiero a tu mano, he visto como le pegaste a Kyle– posa su mirada en mi unos segundos mientras da una calada y vuelve a mirar al frente como si no hubiera dicho nada mientras el humo salia por su boca y nariz –¿Hace cuanto que fumas?–
–Vale– dice moviendo su cuerpo para mirarme –entiendo que seas nuevo y toda esa mierda, pero estoy segurisima de que ya te habrá dicho Maddison y su súbdito de malcriados que yo no soy lo que se dice muy maja, y si no es así, esperaba que lo que le ha pasado a vuestro amiguito os enseñara la lección a ti y a tu hermano– dice sin expresión alguna en su cara mientras se terminaba el cigarrillo y encendía otro –y si lo que quieres es hierba te vas ha tener que buscar tu propia vida porque esto ha sido un favor que no se va ha volver a repetir–
–No quiero hierba, y lo que le has hecho a Kyle se lo tenia merecido– digo dando otra calada y dejando que el humo me nuble su cara –a sido un completo g*********–
–Dime algo que no me sepa– dice ella –y date prisa no quiero que nadie me vea contigo–
–¿Por que no quieres que te vean conmigo?– digo –la mitad de las tías morirían por dos segundos conmigo y más a solas en un lugar oscuro– digo con seguridad
–Mira niño no se si tu grupo de pijos sabe que fumas– dice ella –porque m* l* s***, pero si te crees que porque te haya dado un cigarrillo ahora somos súper amigos deberías dejar el tabaco por un tiempo porque te sienta muy mal– empieza ha recoger sus cosas y meterlas en un bolsillo de la chaqueta y coge el casco –y como me entere de que le cuentas a alguien esto, te arranco los ****** y los cambio por hierba– se levanta y se sacude la suciedad del pantalón –y ahora paz– dice yéndose y dejandome solo.
Me esperaba esa reacción, si fuera otra chica me habría cabreado porque nunca antes me habían rechazado de esa manera pero el hecho de que haya sido ella me ha causado una especie de gusanito de curiosidad que quería tener mas encuentros como esos con ella.

Me termino el tabaco y me levanto, cojo un chicle del bolsillo y me echo colonia, no quería que supieran que he fumado.
Con la mochila al hombro vuelvo al grupo.

–¿Ya te han dado el uniforme?– dice Maddison
–Si– digo mirando a Ian
–¿Donde está?– dice ella
–La taquilla...– digo frunciendo el ceño

–Bueno ¿nos vamos yendo ya?– dice Ian y todos nos dirigimos a las puertas del instituto más cercanas

*en la clase de gimnasia*

El uniforme se basaba en una camiseta amarilla con unas rayas azules en los costados y el nombre del instituto en un círculo en el frente con el escudo en medio, los pantalones era cortos y eran azules con las rallas amarillas, el típico uniforme de gimnasia. Lo que ponía nervioso era que todos íbamos iguales y parecíamos prisioneros de una cárcel.

Cuando terminamos de cambiarnos salimos al enorme campo de lacrosse con pista de atletismo. Las chicas ya estaban ahí y su uniforme era igual sólo que los pantalones era más cortos (de chicas). La mayoría tenían el pelo recogido en una coleta o en un moño y por detrás parecían todas igual excepto por el color del pelo.

Cuando nos pusimos en nuestro sitio teníamos a las chicas delante, y ya no era fácil saber cuales eran las populares y cuales no. Me gustaría poder vivir en un mundo en el que todos somos iguales, pero no es así, supuestamente unos somos mejores que otros y necesito estar entre los primeros.

Vi a Maddison y a Meredith pero no había rastro de Dylan. ¿Debería sentirme impresionado? Pero dentro de mi por alguna razón no era impresión si no defraudación.
No se porque, no eramos amigos, lo había dejado claro antes y mucho menos pareja. 

Mientras los demás corríamos, vi como Maddison salia corriendo a los vestuarios. Habrá ido a beber agua o a cambiarse la compresa, no me importaba mucho. En menos de 5 minutos aparece Dylan con la ropa que llevaba antes andando como si nada y cuando llego al campo se sentó en el césped y se limito a mirar como los demás corríamos.

–Ya esta la p*** queriendo llamar la atención– escucho decir a Meredith a lo lejos.

–Diaz– dice el entrenador –¿Que te crees que estas haciendo?–
–Asegurarme de que el césped no se sale, ¿Que es lo crees?– dice ella –No pienso sudar y tu lo sabes muy bien, tenemos esta charla todas las clases– aparece Maddison con una camiseta de tirantes también del instituto que enseñaba parte de su vientre cuando corria, mira mal a Dylan que esta tirada en el campo tomando el sol y se une al grupo.
–Necesitas hacer ejercicio– dice el entrenador –es para eso para lo que vienes porque si te vas a tumbar a no hacer nada mejor te quedas en tu casa– 
–No sabes lo que me gustaría, pero es ilegal no venir al colegio– dice ella con una tranquilidad increíble para esa situación –eso ya lo deberías saber tu de sobra, además, ¿no te vasta con una de las Diaz?– el entrenador la miraba al igual que toda la clase –ya sabes, a la que le gusta sudar como un cerdo mientras parece una z**** con ese uniforme–
–Seras...– empieza a decir Maddison
–¿Que?– dice Dylan riéndose –h*** de p***, adelante dilo, nuestra queridisima madre estará muy agradecida por un complemento de tu parte– Maddison estaba expulsando humo por los oídos –ya que no recibe muchos de ellos en los últimos 10 años, menuda desgracia traer al mundo a alguien que ni se acuerda de ti– dice Dylan levantándose –espero que os divirtais corriendo cubiertos de vuestra propia m*****– todos veíamos como se alejaba a paso firme con sus botas golpeando suelo hasta desaparecer en el edificio

EnemiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora