Siddharta, El Principe

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Soy un príncipe, he crecido entre el lujo y la magnificencia, lejos de apreciar la cara de la pobreza y la muerte. Mi padre, el Rey Suddhodana, se ha encargado de que no tenga anciano u enfermo cerca de mi, no desea desvelarme secreto alguno ni de la vida, ni de la muerte, no desea que yo pueda apreciar el paso del tiempo de manera natural, ni el deterioro de la naturaleza, así que ha expulsado a todos los ancianos y moribundos del reino, cree que puede escondérmelo todo así, yo no tendría que verles padecer, ni perecer.

La naturaleza, sabia en su silencio, me ha enseñado lecciones de las cuales mi padre carece; me ha mostrado la muerte y la vida, en un capullo que se transforma en mariposa y muere un día después, o en las plantas que hoy crecen en primavera y mañana morirán en otoño. Asesorado por su hombre de confianza y Brahmán de la corte, mi padre, ha decidido ocultármelo todo, tenerme dentro de palacio como una burbuja de cristal, criando su legado, su peón, su marioneta, su lacayo; pero la curiosidad, virtud de mi juventud, ha hecho mella para descubrir el misterioso exilio de aquellos enfermos y ancianos, que un día fueron niños y en su juventud mi pueblo.
Mi padre olvido a aquellos que le amaban, y yo amo a aquellos que el rechazó.

Tras el fallecimiento de mi Madre al darme a luz, los astrólogos vaticinaron para mi una vida espiritual y Santa, Pero mi padre no amaría ni aceptaría a un Brahmán como Rey, tan solo seria confundido con un débil monje y así sería inminente la pérdida del Reino.

Tras la ventana de mi habitación observo a mi padre, grita y golpea a sus soldados sin piedad... Un militar no quiere monjes que caminen los montes sin sentido; lo veo en su rostro, el desea un auténtico guerrero. Entre el sudor y el desgaste tras golpear a uno de sus soldados a levantado su mirada y me a visto tras la ventana; la ira que se refleja en sus ojos parece que pudiese desvelar mis pensamientos. Ha cruzado las puertas de palacio y puedo escuchar como sus pesados pasos y sus cargantes vestiduras se dirigen hacia aquí... Siddharta - grita el Rey y aquí comienza mi función...

_Un Soberano débil podría consumir el reino de Sakya en cuestión de meses, Siddharta, ya soy viejo y no siempre estaré aquí, así que el día del torneo de presentación ante los demás reinos, tendrás que parecer un guerrero despiadado, dispuesto a acabar con todos tus enemigos y a devorar sus Almas si es preciso, lo entiendes? de lo contrario quedaras expuesto como un gobernante endeble y me habrás defraudado, sabes mejor que nadie que no puedes hacerlo, puesto que ser Rey para ti no es una opción sino tu deber, recuerda que Yo soy tu padre, pero también soy tu Rey, y por ello me debes tu lealtad y tú vida.

_Contenido en mi silencio, escucho y permito que el continue instruyendo mi ser en un arte del cual yo desconocía "Gobernar".

Yo, Siddharta Gautama Buda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora