EL CAMINO

522 8 1
                                    

       Siento mis pasos llevándome  y allí, donde llegue, ese será mi lugar. El maravilloso cuadro de conocer ese presente que la vida pinta para mi y que no regresara jamás, el apreciado momento efímero pero irónicamente perenne que define, todo el concepto del cuadro a pintar en mi lienzo, dependiendo tan solo de este, todo el convexo de mi obra.

Ya no siento ni el calor ni el frío, puedo ser uno con ellos y ninguno. No moriría, aunque pasara los meses de invierno durmiendo fuera, ó junto a la montaña, o en medio del bosque, no, aun así, no moriría, pues mis luchas son en la mente y es allí, donde este tu mente y tu corazón, donde siempre te hallaras... En batalla estoy en constante movimiento, en batalla, mi cuerpo no se resiente y cuando vuelvo, son mis discípulos los que me han colocado en un lugar cómodo y fresco, veo sus caras de insatisfacción, mi verdad les parece cruda, imprecisa y cruel.

Mientras medito toco el cielo y allí me abren sus puertas... _Pase usted buen ser, es aquí bien recibido. _ ¿Pero qué es este estado de magnificencia y gloría que atraviesa mi pecho? que indescriptible felicidad, cómo llevar esto a mi cuerpo? ¿cómo podría bajar el cielo a las tierra? le pregunte a un guardián del cielo... _No puedes, es solo para aquellos dignos de llegar hasta aquí.

_Pero si no puedo llevar esto a la tierra, entonces ¿para que quiero el cielo?

Pese a todo pronostico volví sobre mis pasos y continúe, dirigiéndome al infierno.

_ ¿Que haces aquí? me preguntaron voces feroces que con gusto devorarían mi ultimo aliento, y allí halle a Mara hilando la cizaña a en la cabeza de un mundo subordinado en la ilusión. _¿Tú tampoco eres feliz? pregunte... Y el, con la cara de un hombre y su mirada profunda, oscura y fija, me dijo:

_. La sabiduría esta arriba del bien y por debajo del mal, más muy por encima de ambas, conteniendo exactas e imprecisas a las dos. Ya, no me preocupo por la infelicidad o la felicidad, ya no me encargo de que esos hombres que tu ves; son sus defectos y carencias, más no mis palabras las que destruyen sus vidas. Son libres de hacer lo que quieran, pero siempre tenderán al mal, porque está en su naturaleza, la materia es grosera y ellos,  solo viven para alimentarla.

_También la luz es algo perenne e intrínseco que les acompaña, respondí. Entonces aquel hombre se convirtió en un demonio de grandes cuernos.

_ Los hombres tienen miedo y ceden ante cualquier cosa que sea de su beneficio, aunque sea el mal de otros, así perder se convertirá en algo seguro y digno de sus vidas, pues ellos mismos ya se han perdido ¿Si yo soy la voz que los extravía, no deberían luchar ellos por encontrarsen? El equilibrio esta sembrado bajo una filosofía muy diferente Siddharta, y todos servimos a un mismo propósito.

_ Ese día me levante y camine bajo el
Manto silencioso y misterioso de las estrellas, supe que el conocimiento incluso de los opuestos en si, no era bueno, ni malo siempre y cuando este, se utilizarán para un bien mayor. Esa noche...
... Esa noche dormí plácidamente.

Yo, Siddharta Gautama Buda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora