Hace 15 años una joven pareja tuvo una hija de la cual no se sabe su nombre verdadero, la pareja tuvo que dejar a su pequeña niña en una casa de humanos porque ellos estaban en peligro ya que los del CCG los estaban buscando, esta niña criada como h...
—¡Chiyoko-san!, nos fue bien comimos algo y también.....trajimos a alguien para que la ayudes.—dijo Reiji mientras se hacía a un lado para que la chica pudiera pasar.
—Ho...hola.—saludo tímidamente.
—Hola preciosa, ¿Que sucede Reiji? ¿Porque quieres que la ayude?
—Ella parece que recién se enteró de que es un ghoul.—explicó.
—Oh...con que es eso, ven querida ¿Cómo te llamas?
—Yukimura Aimi.
—"Con que Aimi" —pensó Reiji mientras acompañado de Hisagi se iban a la sala de estar de la cafetería, que era mitad departamento.
—Muy bien, Aimi-chan, ¿Me podrías explicar eso de que recién te enteraste de que eres un ghoul?
—Es...está bien, yo hace un mes que no comía nada, todo me sabía asqueroso, las semanas me las pasaba en mi habitación solo salía para poder ir al instituto.—explicó—, un día mi mamá estaba preparando café, el olor era exquisito, era lo mejor que había olido en días, le pedí que me sirviera en una tasa sin azúcar, cuando lo probé no podía creer que podía beberlo, era lo único de lo que he podido beber hasta ahora.
—Entiendo.—dijo mientras sonreía—. Ven aquí querida, te daré algo con lo que puedes tomar tu café y te quite un poco el apetito.
La guío hasta la cocina, de un estante saco un frasco con terrones de azúcar de un color marrón claro, saco algo también del refrigerador, un paquete que sinceramente Aimi no quería saber qué era.
—Esto quizás te ayude a calmar tu hambre, cuando se te acabe no dudes en venir aquí, siempre habrá un lugar aquí para ti.
—Es muy amable de su parte, demaciado como para ayudarme ¿Cómo puede estar segura de que quizás no le estoy mintiendo?
—Tus ojos demuestran la desesperación por poder comer algo y sé que esto te ayudará un montón.
—Gracias.
—No hay de que. ¡Reiji, ve a dejar a Aimi-chan a su hogar!
—Oh no, no se preocupe, puedo irme sola.
—Tranquila, yo te iré a dejar, no es problema.—decía Reiji que estaba al lado suyo.
—Gracias.—susurro agachando la cabeza.
Salieron de la cafetería, Aimi se despidió de Chiyoko e Hisagi con una reverencia, y se fue caminando junto a Reiji.
—Así que dime, ¿Tus padres son ghouls?
—No, ellos son cien por ciento humanos, ellos no se repugnan con la comida y nunca los e visto vomitar está misma.
—¿Estás sospechando que eres adoptada?
—Quizás.—dijo pensativa.
Ella nunca vió fotos suyas de bebé junto a sus padres, solo estaban las de cuando tenía aproximadamente más de cuatro años, nunca sospechó que fuera adoptada, sus padres siempre que preguntaba porque no tenian fotos de ella cuando era bebé le daban la excusa de que no tenían cámaras o no pensaron que fuese importante el sacarle fotos. Se sintió estúpida por creerles algo así.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Reiji.
—¿A qué instituto vas?
—Oh al instituto que está en el centro del distrito veintiuno.—respondió.
—Ah, es muy grande, dicen que es demaciado caro.
—Mis padres pagan la matrícula, a ellos no les importa gastar dinero, solo quieren que obtenga buena educación.
—Que bueno que al menos tus padres se preocupen por ti....
Un incómodo silencio se formó, Aimi no estaba segura si debía preguntar el porqué de lo que dijo Reiji, prefirió mantenerse callada para no meter la pata.
—Bueno llegamos.—susurró Aimi parando enfrente de una casa de dos pisos, se veía lujosa.
—Nos vemos entonces.—dijo Reiji mirándola.
—Si, no vemos.
Entró a casa tratando de hacer el menor ruido posible, pero sus planes fueron arruinados cuando las luces se prendieron dejando ver a su madre parada en medio de la sala con el ceño fruncido.
—¿Estás son horas de llegar jovencita? Te recuerdo que aún tienes trece años.
—No creo que sea tan tarde...
—Son la una de la mañana.
—Perdón, se me fue la hora.—se disculpó.
—Ya no importa, lo importante es que llegaste sana y salva.—dijo acercándose hacia Aimi—. Hija, tu padre y yo viajaremos.
—¿A dónde está vez?
—A China, una reunión con los inversionistas de ahí.
—Está bien, ¿Cuando se van?
—Mañana por la mañana, nos dijeron hoy, perdón por no decirte.
—No importa.
Subió a su habitación, escondió lo que le había dado Chiyoko-san y se cambió de ropa para después acostarse y finalmente dormir.
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[🍃]Aquí Chiyoko:
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