Confesión

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Al despertar me vi rodeado de paredes color azul. Estaba recostado en una cama bastante cálida y cómoda aunque mi pregunta sigue siendo cómo llegué ahí. Dudo mucho que Donghae haya podido porque...

¡Cierto! ¡Donghae! Ayer lo había besado y me había desmayado. Maldición, justo cuando creía que por fin conseguí algo por parte de él, me desmayo por esa maldita fiebre.

Me puse de pie y me sorprendí mucho que mi cuerpo doliera menos de lo que esperaba. Levanté mi camiseta y miré el hematoma que estaba ahí. Era grande pero el dolor fue lo suficientemente soportable como para moverme con tranquilidad.

¡Oh! Qué tonto soy. Probablemente me encuentro en la habitación de Donghae. Caminé hasta su armario y lo abrí. Había ropa de si quiera dos tallas más pequeñas que yo, además de accesorios masculinos para vestir. Bueno, creo que eso no lo tenía previsto. Una mochila blanca llamó mi atención; me estiré un poco y la agarré. Sentí que mi rostro se desformaba por la sonrisa que apareció pues, esa mochila, tenía orejas y unos bigotes. No tenía dibujado ojos, nariz y boca pero yo no era tan tonto como para darme cuenta de que se trataba de una "conejochila"

La dejé en su lugar y a cambio, tomé entre mis manos una especie de cofre que lastimosamente estaba cerrado con candado. ¿Será que Donghae guarda las cartas de amor de sus pretendientes?

Sentí mi sangre hervir de sólo imaginar que Donghae ha tenido novia o novio. Aun no descubro cuales son las preferencias que tiene acerca de su sexualidad. Un bufido escapó de mis labios al pensar en lo irónico que es. Ni siquiera sé que siento por él, aunque supongo que si me siento molesto por sólo pensar en personas junto a él que no soy yo quiere decir que a mi...

—Oh, ya despertaste —un señor de mediana edad abrió la puerta en el preciso momento que yo estaba husmeando en las cosas de Donghae.

—Eh...sí. Yo...—probablemente era el papá de Donghae y yo estaba ahí como un idiota tartamudeando.

—Te espero abajo para el desayuno —me sonrió y se fue cerrando la puerta de la habitación.

Tomé una bocanada de aire para tranquilizar y centrar mi mente para poder -si es que era posible- entablar una conversación con el que creo yo era el padre de Donghae.

Me dirigí al comedor bajando las escaleras tranquilamente para evitar irme de bruces y quedar por segunda vez en vergüenza.

Él estaba sirviendo el desayuno que constaba de tostadas, tocino y café. Miré discretamente hacia los lados tratando de descubrir si Donghae seguía en casa.

—Donghae se fue temprano —desvié mi atención hacia él y me mordí el labio para intentar reprimir el calor que empezaba a esparcirse en mi rostro—Me dijo que te había dado fiebre anoche y que te desmayaste. Te revisé pero no parecías tener nada grave, así que supongo que fue por el desgaste físico.

¿Qué se supone que debía decir en momentos como ese?

—¿Puedo preguntarte algo? —me sentía bastante nervioso pero no tenía razón alguna para estarlo. Ese hombre frente a mí despedía un aura de bondad y amabilidad.

—Claro...

—Primero lo primero, ¿cómo te llamas? —su sonrisa y la de Donghae eran tan similares.

—Lee Hyukjae. —estiré mi mano y la estreché con la suya.

—Lee Sookyung. Padre de Donghae —con una simple sacudida bastó para terminar de fijarme que definitivamente este señor era muy noble— ¿Eres el novio de mi hijo?

—¿Eh?

—Perdóname si te incomoda. Lo que pasa es que al único hombre que Donghae suele traer a casa es Henry así que...bueno, que traiga alguien más de repente es...

❝IDIOTA❞ 「EunHae」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora