❝IDIOTA❞ 「EunHae」

Mi mejor amigo

Deslicé mi mano por toda la espalda de Donghae mientras él se mantenía inclinado guardando el resto de cosas que necesitaría para el viaje a Jeju. Me sorprendía que el colegio haya reunido el suficiente dinero para permitirnos ir a un lugar así.

Me picaban las ganas por apretarle el trasero que por alguna extraña razón, a pesar de ser delgado, esa parte de su anatomía era bastante pronunciada. Sin embargo, no sabía cómo reaccionaría. ¿Y si me golpeaba? Lo dudo. Donghae antes lo hacía por el falso desprecio que sentía hacia mí y eso era porque Henry influenciaba eso. ¿Me insultaría? No, tampoco. Hace mucho que Donghae dejó de llamarme idiota. ¿Saltaría del susto y se ruborizaría? Sí, definitivamente esa sería su reacción.

Sonreí perverso y con más ganas que antes, acaricié su trasero y tan concentrado estaba que pareció no darse cuenta. Aprovechando eso, cerré mis dedos en uno de sus glúteos y tal como lo esperaba. Saltó y se ruborizó.

—¿P-por qué hiciste eso? —desvió su mirada a sus pies y cubrió su trasero con ambas manos.

—Porque me gusta y date por seguro que lo volveré a hacer —di un paso hasta él y de inmediato sus tímidos ojos color chocolate se encontraron con los míos.

—M-me haces dar vergüenza, Hyuk —eliminé la distancia que nos separaba y lo tomé de la cintura.

—¿En serio? —mi voz salió más ronca de lo que esperaba.

Hacía ya una semana desde que toqué a Donghae mucho más de lo que generalmente lo hago. Sin mentir, cada vez que llegaban a mi mente los recuerdos de su rostro sonrojado, la suavidad de la piel de su abdomen y el cómo había reaccionado ante los estímulos, aquella parte en el sur se erguía y yo mismo tenía que consolarme con mi mano.

—Hyuk...yo...—esperé y esperé a que dijera algo pero su boca sólo se abrió y cerró sin emitir sonido alguno. Así que, al ver que en realidad no diría nada, lo besé.

Sus brazos rodearon mi cuello y entreabrió los labios para que yo pudiera deslizar mi lengua entre sus dientes. Lo sentí estremecerse cuando ambas se encontraron y enlazaron. Sé que le había prometido a Donghae esperar pero me estaba volviendo loco, quería más de él. Mucho más.

Me separé unos pocos centímetros de su boca al agacharme. Sostuve sus muslos y lo levanté del suelo; pegó un pequeño grito de sorpresa pero enseguida supo qué era lo que debía hacer.

Envolvió las piernas en mi cintura y sus dedos se enredaron en mi cabello para luego empujarme nuevamente contra su boca. ¡Al fin! No me importaba nada, ni siquiera perder el viaje, deseaba a Donghae de una forma demasiado irracional.

Caminé un poco y cuando mis rodillas tocaron la cama, me dejé caer en ella con Donghae debajo. Metí una de mis manos por debajo de su camiseta y acaricié su abdomen. Me empujé contra su entrepierna y aunque fue extraño, porque obviamente, era la primera vez que me encontraba en una situación así con un hombre, me gustó, sobretodo por el pequeño gemidito que soltó y ahogó Donghae en nuestras bocas.

—Hyuk...—creí que había sido algo así como una súplica pero al sentir sus constantes toques en mi hombro me hizo mirarlo— Hyuk.

Desperté sobresaltado y con una molesta incomodidad entre mis piernas. ¿Un sueño? Miré de reojo a ese lugar y permití suspirar de alivio al descubrir que no se veía demasiado.

Donghae me miraba con la cabeza ligeramente ladeada y su flequillo recogido en una pequeña y graciosa coleta, dejando despejada su frente.

—Es hora de irnos —dijo acariciando mi mejilla. Levanté mi cabeza de su hombro y masajeé mi cuello tenso.