CAPITULO 2 "¿NO TE SUENA?"

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"Poco a poco. Todo en su momento. Al final, ya he esperado demasiado, puedo esperar un poco más. En cambio a ti, se te termina el tiempo"

La llamaba. Esa oscuridad le llamaba.

Caminaba hacia las puertas de cristal que estaban en la cocina. Ahí podía contemplar el boque sin problema cuando se quedaba sentada en el piso de madera. Se quedó en frente solo observando. El sueño siempre terminaba de esa manera. Solo miraba pero no hacía nada más. Pero en ese momento ansiaba sentir el aire y aroma de ese lugar.

El mismo sueño desde que tiene memoria. Pero ahora algo cambiaba. Ella por fin salía. Aunque se preguntaba si era acaso porque había ya crecido lo suficiente para alcanzar la manija. Salía hacia el bosque, en paso lento, no importando que fuese a mitad de la noche. Tenía que hacerlo.

Lo único que le interesaba a la pequeña Tanit era salir y sentir como se adentraba a la tranquilidad de los grandes árboles.

Su camisola blanca flotaba ligeramente junto con sus largos cabellos mientras caminaba por el sendero que estaba detrás de su casa. No le era difícil mirar la noche, había una luna brillante y sus ojos se adaptaban bastante bien. Siguió ignorando el aviso de que debía regresar a casa. Había estado absorta observando su alrededor que no se dio cuenta de que ya era demasiado lo que había caminado. Miro, dándose cuenta que se encontraba en un lugar algo despejado de la hierba, un circulo casi perfecto de puros arboles a excepción del sendero por el cual venia. Se quedó en medio de ello y miro al cielo lleno de estrella y con una que otra delicada nube en él.

Cerró sus ojos por un momento y siguió escuchando el susurro del viento.

- Tanit, Tanit –le decía en voz baja.

Ansiaba ese lugar. Ansiaba tanto tener que quedarse siempre en él. Pero sabía que era imposible. Aun a su corta edad sabía que era imposible.

De repente escucho el crujir de una rama al fondo. Es entonces cuando se percató de un hecho obvio. Una niña a mitad de la noche. Esto no debía ser bueno.

- Hola –dijo haciendo eco en el bosque.

Miro que algo se movió entre las sombras. Temiendo que fuese algo diferente a una persona o animal, se paró firme tratando de percatar algo inusual. Pero solo sentía el vacío en su interior. Si fuese algo fuera de lo "común" su cuerpo lo sabría. Lo más posible es que sea un animal.

- No deberías estar aquí –dijo una voz.

- ¿hola? –trato de ver algún indicio de la persona que le hablaba al forzar su vista en la oscuridad, pero era casi imposible ver algo más allá de donde se encontraba.

- ¿no eres muy chica para estar sola? –Un joven empezaba a salir de entre los arboles frente a ella. No debía tener más de la edad de su Anthony, pensó.

- ¿no lo eres también tú? –le era mejor que fuese un chico y no un monstruo quien la acechaba.

- Tengo doce años –sonrió haciendo resaltar unos hoyuelos en los lados de su boca.

- Bueno –cruzo sus pequeños brazos para tratar de parecer segura. Aunque en esos momentos lo único que quería era regresar a su casa- yo tengo siete y no por eso significa que no pueda estar aquí.

Se acercó cada vez más a ella, haciendo que la luz de la luna pudiera iluminarlo mejor. No era mayor a ella de altura. Pero aun así tuvo que alzar su cabeza para verlo. Su cabello oscuro se confundía con la noche y llevaba unos lentes igual de negros, que lo hacían ver bastante maduro aun con su cara de niño.

NACIDA PARA SER SALVAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora