Magnus está celoso de la estrecha relación que mantienen Jace y Alec por lo que decide cortar por lo sano y mostrarle a su amado chico de ojos azules lo que significa ser "el amado de Magnus Bane".
-Te dije que era mala idea - resopló gruñendo en dirección al brujo.
-Lo sé. Por favor, no me lo recuerdes constantemente. Prefiero que esos momentos tan escandalosos se queden en la intimidad.
-¡Oh!- levantó las manos sorprendido Alec, que se paró en seco todavía molesto -. Me éstas diciendo que es hecho de que te me hayas lanzado encima, así, de gratis, no tiene nada que ver con tus celos hacia Jace- inquirió de brazos cruzados el moreno esperando respuesta por parte del contrario.
-¿Por quién me tomas Alexander? Yo soy una persona madura y responsable.
El cazador se encogió de hombros y suspiró con fuerza queriendo estrangular al más bajo.
Tomó aire un par de veces antes de hablar para no soltar ninguna estupidez como solía hacer, cuando estaba cerca del brujo.
-Entonces en hecho de que hayas dejado caer, literalmente del techo, desnudo, en mis brazos y prácticamente destrozándome la espalda es por el hecho de que te aburrías en un apartamento y te has dicho; voy a joder un poco a Alec que se le ve muy estresado esta semana.
-Quería causar impresión - soltó sin más Magnus, como si fuera lo más normal del mundo.
-¿A quién?- preguntó Alec todavía con los brazos cruzados-. Que yo sepa, ahí no había nada que yo no hubiera visto ya.
Magnus río por lo bajo, utilizando el dorso de su mano para refrenar su risa.
-Siempre tan elocuente Alexander - aludió entre risas.
-Responde- ordenó serio.
-A nadie en particular, dijiste que no querías que tuviera secretos con tu familia y eso he hecho. Ahora mi "cuñi" lo sabe absolutamente todo de mí.
Alec se golpeó la cara con la palma de la mano soltando todo el aire de sus pulmones.
-Tú. Eres. Idiota.
-Tú, no sabes explicarte, eres tan contradictorio.
-Genial- siseó con sarcasmo.
-Entonces lo de presentarme así ante tus padres no lo ves ¿no?- preguntó divertido deseoso de ver la respuesta del moreno.
-Ni lo pienses.
Frunció el ceño y pasó de largo de Magnus, que lo seguía a una distancia de seguridad con una sonrisa de oreja a oreja.
