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—De… detente… me… ahh… corro… —dijo como pudo, el placer nublaba su razón, no podía pensar con claridad.

Makoto no le hizo caso y a los pocos segundos Haru se vino en su boca. Makoto siguió chupando los restos de él para luego subir a su boca, Haru lo recibió con besos. Los ojos de Makoto  lo observaron por unos segundos luego de cortar el beso, el vampiro sonrió arrogante.

—¿Y ahora qué? No me digas que no te gusto —bromeó, serio.

—Es el mejor cumpleaños de mi vida —dijo con la voz ronca, eso dejó a Haru sin palabras.

Makoto era un Kitsune, pero no era un ser malvado como los vampiros de su clan. Nunca había escuchado de tales criaturas, pero existían, tenía entendido que todo lo que no fuera humano se consideraba monstruoso y malvado, por tantas décadas fueron temidos que ya lo consideraba una regla. Pero Makoto parecía ser diferente, él no tenía maldad en su corazón, pero era débil de mente, podía ser fácilmente manipulado. Había corrompido su tranquila vida, lo había prácticamente empujado a comer carne humana. Una pizca de culpa salió a flote, pero al darse cuenta de ello rechazó esos pensamientos para centrarse en el presente, lo que estaba hecho no podía ser cambiado jamás.

—Deja que el cumpleañero disfrute de su fiesta.

Haru dejó que Makoto se recostara, era su turno de recibir placer. Besó su boca, acarició su abdomen y bajó a su cuello dando pequeñas succiones a su piel, mientras lo hacía preparó sus colmillo, los cuales crecieron obedientemente al instante. Lo mordió, Makoto lo apresó con sus manos de inmediato, le había dolido, pero también le gustó sentirlo.

Haru bebió por muy poco tiempo, cuando se separó sus ojos ya habían tomado el color lila que sólo él poseía. Una gota de sangre descendió de su labio hasta su barbilla, Haru se alzó un poco para lamerla. Por alguna razón el cuerpo de Makoto estaba más caliente, eso lo hizo sonreír, tenía bien prendido al señor zorro.

—Me gusta tu sangre —admitió, nunca le había dicho eso a nadie. La única persona que había pasado más de una vez con él era Rin y jamás lo había mordido, Makoto era el primero en su lista con el cual pasaría más de una noche de verdadero placer.

—Me gustas tú... —Makoto  apretó su trasero, sonrió y volvió a su tarea que Haru iba a hacer; de hacer que el Kitsune tuviera su noche de cumpleaños perfecta.

Tomó su miembro erecto y jugó con él algunos minutos. Se deleitaba escuchando los roncos gemidos del castaño. La piel de Makoto cada vez estaba más caliente y eso dejó demasiado extrañado a Haru, una piel así de caliente no era normal… aunque ya de por sí ninguno lo era.

—Hey, Kitsune… ¿estás bien?

—Estoy bien…

—Me acomodaré —dijo Haru subiendo sobre él y haciendo que el miembro de Makoto se introdujera de lleno en él. Ambos gimieron.

Haruka comenzó a moverse. Mantuvo sus ojos abiertos en Makoto, sus colas se agitaban alrededor, en realidad era una vista preciosa, él era hermoso. No se había movido ni tres veces cuando Makoto dio un fuerte grito que se escuchó en toda la habitación. El chico estaba hirviendo, Haru se alejó dando varios pasos fuera de la cama, ¿qué diablos pasaba? No lo sabía.

—¿Qué demonios te sucede?—lo molestó Haru, pero Makoto no pareció escuchar, mantenía los ojos cerrados y se quejaba.

Haru encendió las luces por completo. El chico zorro estaba sudando mucho, su cara y resto del cuerpo lucían rojos, además de que ya comenzaba a rasgar las sábanas con sus uñas.

Lo tomó y rápidamente lo condujo hasta el baño. Lo sentó en la ducha y abrió el grifo con el agua helada. Mientras el castaño se mojaba, Haru se percató del cambio en su color, lentamente su piel volvió a tornarse blanca, algo pálida. Suspiró con pesadez, el bendito cumpleaños se había arruinado, ¿por qué parecía querer incendiarse? Incluso fue doloroso para él tenerlo dentro, arrugó la boca con molestia de no saber nada, le dio una última mirada a Makoto y lo dejó solo en el baño inconsciente.

MONSTER † Makoharu †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora