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—¡No! Fue… fue… —tragó saliva— fue Makoto, él y yo…. Bueno… mamá, estamos saliendo —tomó mucho aire después de decir tremenda mentira.

—¿Makoto te hizo eso? Pero que salvaje, Nagisa, conozco a Makoto, pero eso no significa que apruebe que te ande mordiendo —Nagisa asintió rápidamente, su mamá era fácil de engañar, y aunque no le gustara decirle mentiras, prefería eso a… Nagisa dejó de respirar al caer en cuenta que de manera inconsciente estaba protegiendo al vampiro.

—Yo… no dejaré que lo haga de nuevo mamá, te lo prometo, pero por favor no se lo digas a papá —se mordió el labio esperando que aceptara.

—Pero hijo, no puedes ocultarle a tu padre algo como eso.

—Por favor, suficiente tiene papá con todo lo que trabaja, y todavía con su otra vida de cazador. No quiero que se preocupe por algo así, es sólo Makoto, él lo conoce y no tienen por qué preocuparse —los ojos de Nagisa brillaron en súplica. Su mamá suspiró derrotada.

—Está bien, pero no quiero que vuelva a lastimarte, si los dos están saliendo date a respetar —Nagisa asintió efusivamente.

Más tarde tendría que contarle a Makoto la mentira que le había tenido que decir a su madre, aunque eso significaba que a él sí tendría que decirle lo que había pasado ese día con el vampiro misterioso.

Se sentía de muy mal humor, ¿por qué Makoto no hacía lo que él quería? En cierta parte lo obedecía pero no cumplía cualquiera de sus caprichos. Esa mañana había esperado que Makoto lo tomara, pero el se excusó diciendo que tenía que ir a la Universidad.

En pocas palabras, Haruka estaba bastante molesto con el Kitsune, lo único que había podido conseguir de ese estúpido era un poco de sangre, se había ido de casa un poco mareado, se lo tenía merecido.

Haruka no había salido de casa en todo el día, estaba extremadamente aburrido, estar ahí se sentía como pasar días en el calabozo donde Padre lo encerraba, ¿Cuánto tiempo más tenía que esperarlo?

De pronto tocaron a la puerta. ¿Quién era?, Makoto tenía su llave, no era posible que tocara, ¿entonces quién? Se levantó de mala gana y abrió, del otro lado había una persona, un humano para ser exactos, vestía de traje y parecía ser mayor de 40 años.

—¿Se encuentra Makoto Tachibana? —dijo el sujeto. Haruka le dedicó una mirada nauseabunda.

—Él no regresa de su trabajo —respondió sin apartarse de la puerta.

—¿Le podría decir que vine? Soy su abogado, ahora que es mayor de edad, el señor Tachibana puede disponer de la herencia que le dejó su padre al morir —El hombre le tendió una tarjeta—. Me urge que se comunique conmigo, gracias y con permiso.

Haru cerró la puerta mientras leía la tarjeta. Se volvió a tirar en el sofá observando las letras doradas que adornaban el pequeño papel que le había sido entregado.

—Así que su padre está muerto. Con razón no tiene ni para comer —observó desde su sitio la pequeña cocina, sabía que no había nada en la alacena, lo único que quedaba era un vaso de ramen instantáneo. Haruka todavía se preguntaba cómo es que podía vivir el mes completo sin morirse de hambre—. Demonios, sólo porque estoy aburrido.

Salió de la casa llevándose la llave de repuesto que Makoto le había dado. Caminó fuera del edificio hasta llegar a una pequeña tienda, tomó una canasta y la fue llenando de algunos alimentos, verduras, frutas, pan, leche, cereal, y demás cosas de humanos. Pagó todo, antes de escapar nuevamente del Clan se cercioró de llevar dinero suficiente para esconderse lo más posible, restarle un poco no debía ser la gran cosa.

MONSTER † Makoharu †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora