Capítulo Veintidós

179 15 1
                                    

Narra Sebastián

De un momento a otro nos encontrábamos en una cabaña del bosque en vez de la fiesta de mis padres. Se supone que debería estar comiendo chocolate y no estar atado a una silla con mi hermano, quien temblaba de miedo.

-Tranquilo Kyoya, todo estará bien, no tengas miedo- dije y le tomé la mano.

-Papi Kai y papi Len vendrán, ¿cierto?- me preguntó y yo asenti.

-Si ya verás.

-¡Ja! Ustedes son la razón por la que Kaito-senpai me abandonó? - habló una mujer en las sombras- son solo un par de mocosos.

-Por lo menos a nosotros si nos quiere- dije y escuché un disparo en el techo. Uyy tiene un arma.

-¡Cállate! -

Len

-Meiko...ella tiene a Sebastián y Kyoya- sentí mi mundo derrumbarse y un gran dolor en mi corazón se hizo presente. Casi me desmayo pero Kaito me sujetó.

-¿Cómo es posible esto?...-

-No lo se...ellos estaban en la mesas de dulces y me pidieron ir al baño, los acompañé y luego algo me golpeó la cabeza. Lo siento...intenté quitárselos pero no pude.

-No importa eso, debemos encontrarlos lo más rápido posible- habló Kaito- no debieron irse tan lejos.

-Ya se...Rin, Miku distraigan a las personas, nosotros iremos a buscarlos al bosque.

-Esta bien,  tengan esto- nos dio unos waquitoki *como corno se escriba esa wea*- Hablen si pasa algo.

-Okay,  vamos Kai.

Nos adentramos al bosque, no sin antes de tomar una linterna y algún arma por las dudas, comenzamos a caminar sin llegar a soltarnos la mano. Mis niños...¿donde estarán?

-Tranquilo Len- Kaito apretó mi mano- los vamos a encontrar sanos y salvos, ya verás.

En eso escuchamos un disparo y mi corazón se detiene, Kaito me apretó más fuerte la mano y me miró- Ven, es hacia aquí.

Corrimos entre los árboles y escuchamos dos disparon más, mi corazón tenía miedo, lo último que quería ver era a mis pequeños en un charco de sangre.
De una vieja cabaña se escuchaban gritos y llantos.

》Mis pequeños...《
Sin pensarlo dos veces entré a la fuerza, vi la escena más horrorosa hasta ahora, mis pequeños ambos atados a una sillas con un par de raspones en sus caritas, ambos llorando y siendo apuntados por una maldita zorra de sonrisa psicópata.  Sus ojos estaban abiertos y reía como una hiena.

-¡ALEJATE DE MIS HIJOS MALDITA ZORRA!- Grité y ella me miró para luego sonreirme.

-Vaya Vaya...miren a quién trajo el perro, dime oxigenado, ¿Canadá te sienta bien?

-Devuelveme a mis hijos Meiko.

-¿O qué? ¿Volverás a huir con ellos? Esa fue la mejor decisión que haz tomado hasta ahora. Te los daré con la condición de que desaparezcan de la vida de Kaito.

-¡No nos volverás a separar!- exclame y Meiko volvió a disparar pero esta vez a una de las ventanas. Fui hasta mis hijos pero Meiko me disparó en el pie, haciendo que me cayera a su lado con un terrible dolor.

-Mmm bien es tu decisión, sabes...es un acto muy tierno y heroico morir junto a tus hijos. ¿Quién morira primero?
Sebastián....Kyoya....o tu?
El dolor y el miedo me paralizaron,  mis pequeños lloraban y me miraban. No quiero que mis pequeños mueran...ellos valen más que mi vida...-y-yo...matame pero no dañes a mis hijos.

-¡Papi no!- gritaron mis ositos.

-Mis ositos, no miren pequeños- dije y les sonreí. Ellos comenzaron a llorar.

-Esto será muy sencillo- dijo Meiko y apuntó el arma en mi cabeza. Es mi final....

*.
.*
*.
.*
*.
.*
*.
*.
.*
*.
.*
*.
.*
*.
*.
.*
*.
.*
*.
.*
*.
*.
.*
*.
.*
*.
.*
*.
*.
.*
*.
.*
*.
.*
*.
*.
.*
*.
.*
*.
.*
*.
*.
.*
*.
.*
*.
.*
*.
*.
.*
*.
.*
*.
.*
*.
*.
.*
*.
.*
*.
.*
*.
*.
.*
*.
.*
*.
.*
*.
*.
.*
*.
.*
*.
.*
*.
*.
.*
*.
.*
*.

Narrador omnisciente






Len sabía que este era su fin, o eso creyó hasta que...

-¡Aleja esa pistola de mi esposo!- exclamó Kaito entrando con una pistola.

-¡Awww que tierno eres Kai!- dijo Meiko y alejó su arma de frente de Len. El susodicho, como pudo, se acercó a sus hijos y los abrazó. Los pequeños se aferraron a su padre luego de haber sido desatados, se escuchó sollozos por parte de los 3.

-Todo se acabó Meiko, ya superalo- dijo Kaito.

-¡¿Qué quieres que supere!?¡Nunca olvidaré nuestro amor Kaito!¡Se que aún me amas!¡Hasta lo habiamos hecho cuando estabas deprimido! - esa parte Len nunca la había escuchado, se sentía devastado pero sabia que era culpa suya.

-Meiko jamás te amé, nisiquiera cuando salimos, solo te tenía lástima- habló Kaito- entiendelo.

-No...¡No, no, no, no!...t-tu me amas- Meiko comenzó a sollozar.

-No-

-Entonces...todo...todo fue vano- Meiko cayó de rodillas y comenzó a llorar, Kaito corrió hasta su familia sin bajar el arma- s-solo...q-queria que me a-amaras...- miró a la familia y sonrió- Se ven...tan bien juntos- los ojos de Len se encontraron con los arrepentidos de Meiko- Len-kun...gomenasai.

Meiko cerró sus ojos y se apuntó en la frente, Len y Kaito abrazaron más fuerte a sus ositos y solo escucharon el disparo que puso fin a la vida de Meiko. Ambos observaron el cuerpo lleno de sangre de la castaña y la pared manchada con sus restos, se quedaron en shock un par de minutos.

-¡Kaito!¡Len! Digan sus posiciones. Cambio- dijo Rin en el woquitoki.

Un Pequeño Secreto M-PregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora