Una vida que no controlo

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Nagisa estaba sentado en la cama, traía un camisón largo hasta las rodillas, su cabello estaba suelto y su madre se lo cepillaba.

—Mañana te presentaré a alguien—le dijo su madre.
—¿Otro pretendiente?—preguntó él.
—Si, compórtate bien.
—Si madre, lo hare.

La familia del peliceleste tenía la costumbre de que su propia familia eligiera al esposo o esposa de sus hijos, de tal manera que cada generación pasaba por lo mismo, ahora este era el turno de Nagisa, su madre conocía gente que llevaba dichas constumbres.
El padre de Nagisa había muerto un par de años atrás pero aquello no significo problema alguno ya que su madre sabía administrar bien la gran empresa que su padre alguna vez poseyó y que ahora era de la madre. Su padre siempre apoyó a Nagisa a ser mas masculino pero en cuanto murió su madre le obligo a vivir ese estilo de vida que de alguna manera ella no tuvo y que ahora el no tendrá como la que este quisiese.

Nagisa tomaba clases en su casa, maestros venía a enseñarle de manera personal y era un buen alumno a exigencias de su madre por que si bajaba aunque sea una simple décima era capaz de cachetearle. Una vez le pego con un cinturón, fue tan profunda la herida que esta le dejo una marca en su vientre,

...

Nagisa traía un bonito vestido rosa con un moño marrón alrededor de la cintura, unos zapatos marrón y sus coletas eran amarradas por un listón rosado.

—Mas te vale que esta vez no lo asustes como a los demás pretendientes—le reprimió su madre. Nagisa recordó como su madre le armó menudo lío cuando lo supo, lo dejo encerrado en su cuarto por mas de cuatro días e incluso solo le dio una vez de comer cada día.
—N-no lo hare.
—Mas te vale—En ese estilo de tradiciones era común que el chico fuese a la casa de la chica.

Se oyó el timbre y luego de un rato llego a la sala de estar una sirvienta con el pelirrojo detrás de ella, este le agradeció amablemente y la chica se fue.

—Buenos días Akabane-kun—Saludo la madre de Nagisa—Le presentó a mi hija Shiota Nagisa.
—Un gusto Nagi-chan—saludo el mayor cortésmente.
—Un gusto Akabane-kun—saludo el de orbes azules.
—Le agradecería si me llamará por mi primer nombre.
—Oh si, disculpe Karma-kun—pidió disculpas con una leve flexión.
—No se preocupe Nagi-chan.

El pelirrojo le pareció interesante al de orbes azules, era un chico muy bien presentable y bien peinado (estilo Karma adulto pero sin ser tan adulto). Aunque incluso el peliceleste no conocía que el de orbes doradas también escondía algo.

.....

Akabane Karma hijo de una gran familia, muy reconocida y con muchas empresas. Tenia dos hermanos mayores, los dos ya estaban casados y cada uno administraba una empresa diferente puesto que con las chicas con la que los habían casado heredaban una empresa a la hora de casarse. Ahora era turno del pelirrojo pero este deseaba vivir una vida más tranquila, mas fácil, le gustaba vagar por las calles de una manera desarreglada no como su familia le pedía que se vistiese.
El pelirrojo era problemático, era desinteresado, a cada rato se metía en peleas callejeras, en conclusión un chico que su familia no aceptaría.
Por ello a esa edad ya lo estaban intentando casar para que ha se evitaran problemas de el.

El pelirrojo miro a la peliceleste y le pareció una chica muy tierna y linda, una chica tímida pero con algo que atraía al pelirrojo.

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-Zülü -

La verdad tras mi... [Posible Regreso] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora