Madhouse ➳ BTS

La otra cara de la moneda // Epílogo.

Seokjin

La infancia de Jin no había sido muy fácil, poniendo en primer lugar su esquizofrenia que fue detectada desde muy pequeño; sufrió de mucho abuso y maltrato por sus compañeros y por la sociedad, por eso mismo, decidieron aislarlo del resto del mundo. Un año más tarde, sus padres murieron y él tuvo que quedarse bajo el cargo de su tía, la hermana mayor de su difunta madre.

Así es, cuando Seokjin hablaba de su madre con Yuhwa, hablaba de un espíritu... O tal vez no.

La madre de Seokjin siempre estuvo con él, en su cabeza, pero lo estuvo y la sentía tan real. Ella estaba presente siempre, en sus primeros días de clases, los días festivos, incluso los días normales cuando le apetecía una buena charla maternal.

Afortunadamente, su tía era comprensiva y amaba a su sobrino. Lo defendía a capa y espada y le enseño a sus hijos a hacerlo también, ya que, para ella, la familia era lo más importante. Pero era tan doloroso, ver un pobre y lindo niño aterrorizado por las cosas y personas que veía, las cosas que escuchaba y lo mucho que sufría, sin embargo era más doloroso verlo hablando tan ilusionado prácticamente con el aire.

— Hoy mamá dijo que lucía muy apuesto, ¿tú que opinas tía?— Preguntaba él divertido y con esperanza.

— Muy apuesto, Seokjin.

Fue por eso que su tía decidió ingresarlo a la clínica de salud mental, ella no soportaba más verlo así, le dolía que su sobrino, casi hijo, estuviera en esa situación. Sabía que ese era un buen lugar para la salud de Seokjin.

Entraba apenas a su edad adolescente cuando Seokjin puso un pie en el hospital, tanto habían sido sus años ahí, vio a muchos llegar, muchos salir... otros morir. Pero entre todas esas caras nuevas, viejas y pasajeras, había seis que jamás olvidaría y ésas eran las de Min Yoongi, Kim Namjoon, Park Jimin, Kim Taehyung, Jeon Jeongguk y Jung Hoseok.

Todos fueron sus amigos, pero, en años diferentes, porque de poco en poco, ellos no estaban más en el hospital. Sin embargo, en el alma, corazón y cabeza de Seokjin, se quedaron por siempre.

Yuhwa

El hecho de que sus padres la odiaran y se avergonzaran de su existencia, era algo mucho más grave para Yuhwa que el trastorno que padecía; si bien, había aprendido a controlarlo, fue muy duro, pero lo había conseguido y en parte, ayudó mucho el hecho que la esquizofrenia se hizo presente a sus quince y que ella era una chica fría en todos los sentidos.

Los síntomas se hicieron presentes después de la muerte de su amigo.

Yuwha siempre dijo estar sola, pero eso no era verdad; su hermano estuvo en todo momento con ella, desde la primera crisis hasta la última, peleó y lloró por ella, nadie podía agredirla porque entonces él ya la estaba defendiendo a capa y espada. Yuhwa siempre lo tuvo presente y por lo mismo, su hermano era la personas que más amaba.

Pero él no era el único a su lado.

Cuando llegó al hospital conoció a Seokjin y seis chicos más venían en el paquete. ¿Eran reales? Su mente le decía que no, sin embargo, su corazón le decía que sí. Un gran dilema que al final termino haciéndole caso a su corazón. Reales o no, esos chicos la hacían sentirse feliz.

Aunque de ellos no estamos hablando; nos referimos a la voz.

Esa voz que estuvo con ella desde el primer momento, la voz protagonista de su primera crisis, esa voz que era más que su subconsciente. Parecía ser un tipo de antagonista en la vida de Yuhwa, sin embargo, no lo era. Esa voz, lo único que quería era el bien y proteger a Yuhwa, por más dura que fuera. Advirtiéndole en todo momento algo que ella no quería aceptar, sin embargo tenía que hacerlo.

Porque sí, Yuhwa sabía que sus amigos no eran reales y que lo único que hacía era lastimarse a ella misma.

La conexión que se había creado entre Seokjin y Yuhwa era simplemente inexplicable, pero ellos preferían disfrutar de ellas. A pesar que ella nunca conoció a esos seis chicos y que él sabía que todos habían muerto.

Estaban tan solos que ellos mismos crearon un mundo perfecto, uno donde eran felices, libres y sinceros.