Sola.

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Estás en peligro...

Retorcí mi cuello al sentir el aliento de aquella áspera voz cerca de mi oído. Cerré los ojos y sacudí la cabeza intentando ahuyentarlo. Ahora no.

El pasillo por el caminaba era tenebroso; las farolas de los techos se prendían y apagaban en parpadeos y el ambiente era demasiado silencioso, solo se escuchaban mis pasos. Estaba sola. Justo como llegué aquí. Justo como lo he estado siempre.

¿Segura que siempre has estado sola?

— No molestes.— Murmuré enojada.

Poco a poco me acercaba a la luz de otro pasillo. Cuando doble la esquina para entrar a ese corredor, sentí el resplandor de la luz sobre mí tan fuerte que incluso entrecerré mis ojos hasta acostumbrarme. Estaba lleno de puertas, justo como la recepcionista y Doctor en cargo me habían explicado; en cada puerta había una placa con el nombre del psicólogo. Debido a mi concentración con las puertas y buscar la que me indicaron, no me percaté que un chico estaba al final del pasillo, sentado en las sillas de espera viendo por el gran ventanal el jardín principal. Lo pasé por alto. Seguí leyendo y entonces terminé frente a la puerta dónde él estaba.

Psicóloga Kwon Hyu Min.

Sentí los ojos del chico sobre mí y me animé a girar a verlo, entonces apartó la vista rápido y miró a otra parte. Cabello castaño peinado con flequillo, tez demasiado clara y esos hinchados labios color rosado. Era lindo. Fruncí los labios, debatiendo si quedarme ahí parada o tomar asiento en el lugar disponible a su lado. Al diablo, no iba esperar de pie.

No juegues con el diablo.

No dije nada, guardé silencio sintiendo impotencia. ¿Por qué siempre hablaba en momentos tan inapropiados?

Recargué mi cabeza en la pared y miré al lugar contrario del que él miraba. La psicóloga estaba tardando mucho y yo comenzaba a sentir sueño. Maldito insomnio. Sentí unos ligeros toques en mi hombro, lo cual hizo sobresaltarme un poco. Me giré para ver al chico, él aún mantenía el contacto con mi piel. Mis ojos miraron su mano y al notarlo, la apartó rápidamente. Volví mi vista a él, una pequeña sonrisa adornaba su rostro y ligeros cabellos de su flequillo cubrían sus ojos haciéndolo lucir tierno.

— Hola, ¿cómo estás?

Mis palabras se amontonaron en la boca sin saber que responder a eso. Su voz... Es la primera vez que escuchaba una voz tan dulce y tranquila. La sonrisa seguía ahí e inconscientemente le sonreí con los labios sellados, pero los abrí para hablar.

— Hola.

Solo eso pudo salir de mí. Pero para él fue suficiente pues sonrió ampliamente.

— Mi nombre es Kim Seok Jin, pero puedes llamarme Jin.

— Go Yu Hwa.— Incliné mi cabeza levemente.

— Un gusto Yuhwa.— Está vez extendió su mano y yo la tomé torpemente.— ¿Eres nueva o solo vienes de visita?

— Recién ingresé hoy. He venido a conocer a la psicóloga que estará a cargo de mí.

— Entonces nos ha tocado la misma doctora.— Dijo contento.— Bienvenida, te darás cuenta que éste es un lugar de locos no tan locos.

Reí por lo que había dicho y asentí. Bueno, un hospital psiquiátrico no es tan malo y tenebroso como parece.

— ¿Tienes consulta hoy?— Pregunté casual.

— No, la mía fue muy temprano hoy.— Explicó.— Estoy acompañando a un amigo.

— ¿Hay un chico allá adentro?

Madhouse ➳ BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora