No es real.

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Mis citas y terapias habían terminado ya y el resto de la tarde la tenía libre. Investigué un poco, y me enteré que había una pequeña biblioteca a la cual podía recurrir y tomar libros, justo lo que estaba haciendo ahora. Caminaba por los pasillos y entre los estantes, algunos ya los había leído, otros no. Había algunos que no eran apropiados para la gente de aquí, incluyéndome, pero no iba a decir nada o hacer alboroto.

Agarra ese.

— No. No es apropiado.— Murmuré casi audible. Pero realmente quería hacerlo.

Sólo tómalo y vámonos de aquí.

¿Por qué no era correcto leerlo? Bien, su contenido era psicológico y con muertes intermedias, había leído algunas reseñas y aunque me había llamado mucho la atención, me retenía a leerlo. No es como que leer la matanza que un chico provocó en su escuela haría que yo hiciera una aquí, pero me afectaría en algo, de eso estoy segura.

Hazlo.

— Aish...— Luché contra mis impulsos, pero fue inútil. Con torpes movimientos y dedos temblorosos, tomé el libro y salí de ahí.

Aún no me acostumbraba a esto; chicos y chicas con caras perdidas, hablando solos, haciendo señas al aire, los gritos que solían dar cuando les daba una crisis. Algunos eran muy ruidosos, otros muy tranquilos. Y entonces estaba yo, apenas llevaba un semana metida aquí y presiento que siempre será igual. ¿Qué es lo que hago? Nada. Salgo de mis consultas, terapias y actividades y en el tiempo libre soy tranquila y sólo me limito a estar en mi habitación o el jardín, como las tres comidas diarias y no genero problemas. Me siento fuera de lugar. Tan fuera de lugar que incluso pienso que yo soy peor que todas estas personas aquí, y lo siento por el hecho de que yo veo, escucho y siento cosas y sensaciones horrorosas que no cualquiera aguantaría, pero sin embargo yo lo hago e incluso... me he acostumbrado.

— Hey.— Una voz me despertó de mis pensamientos.— ¿Qué libro es?

Miré el libro que reposaba sobre mis muslos, no había empezado a leerlo aún. La banca crujió cuando Jin se sentó a mi lado debido a la madera gastada. Su presencia era buena, la de todos los chicos realmente.

— No lo sé.— Mentí.— Sólo lo tomé y ya. Quería leer algo, cualquier cosa.— Sonreí para hacer más creíble mi mentira.

— Vaya, en todo el tiempo que llevo aquí nunca he leído un libro. He ido sólo unas cuantas veces a la biblioteca por Jungkook.

— ¿Jungkook?

— Sí, es el único que muestra interés en la lectura.— Sonrió como un padre orgulloso lo haría.— Es un buen chico.

— Lo es.— Solté un suspiro.— ¿Y dónde están ellos?

Jin se giró y yo lo hice junto con él. Señaló el gran ventanal del comedor y ahí se encontraban Jungkook, Jimin y Hoseok, parecía que comían, pero en realidad estaban jugando. Sonreí al verlos.

— Los demás están en sus actividades, supongo.

Nos volvimos a girar y como vista teníamos un gran muro de protección, pero si alzábamos un poco la vista, éramos capaces de ver el atardecer que se asomaba por el cielo. Las nubes teñidas con ese leve anaranjado y el sol volviéndose más brillante. Me gustaba, era agradable.

— Oh.

— Deberías juntarte con nosotros.— Dijo de la nada.

— No puedo llegar de la nada y juntarme con ustedes que ya tienen años de amistad.

— Oh vamos...— Soltó una risita, llevando sus manos a su boca para cubrirla.— Nos gusta hacer amigos nuevos, además, serías amiga y eso nunca ha pasado.

Madhouse ➳ BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora