26.- Colette

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-Tú... tú eres la prima de Chloé.-dijo Chat Noir.

La chica ojiazul bajó la mirada. Su kwami apareció.

-¡Colette! ¡Te dije que no podías revelarle tu identidad a nadie!-gritó con voz chillona.

-Perdóname, Abeille.-suspiró arrepentida.

-No es culpa tuya. No teníamos tiempo.-le puse la mano en el hombro.

Los tres suspiramos.

-¡Quiero mis pipas de girasol!-le protestó el kwami amarillo a su portadora.

Colette metió la mano en un pequeño bolso de mano que llevaba a juego con el vestido sacó un puñado de pipas.
Yo hice lo mismo y le entregué un par de galletas a Tikki para que recuperara la energía. No mucho rato después, ya estábamos transformadas y preparadas para salir.

-Colette, deberías volver con los demás.-le aconsejé seriamente antes de salir.

-P-Pero...

-Te están buscando, créeme, si no quieres que se asusten y comiencen a sospechar, deberías volver con los demás.-le aseguré aunque no estaba demasiado convencida.-No te preocupes, Ladybug y Chat Noir se pueden apañar.

Se destransformó a regañadientes y salió por la puerta.

-Adiós, Ladybug. Adiós, gato callejero.-se despidió antes de salir.

-Será idiota.-bufó el minino.

Solté una risita disimulada.

-Creo que vosotros dos no os vais a llevar muy bien.-comenté.

Abrimos la ventana de la habitación y salimos por ella. Dimos una vuelta rápida y llegamos a la torre Eiffel.

-¿¡Dónde se ha metido!?-dije mientras inspeccionábamos desde lo alto.

Chat Noir se encogió de hombros.
Bostecé. Y el gatito no lo pasó desapercibido.

-¿Cierta damisela está cansada?-rió sarcástico y se sentó junto a mí.

Yo hice lo mismo y me senté cruzando las piernas. Nos quedamos así un rato largo, cada uno pensando en lo suyo.

-¿En que piensas, Chat?-suspiré intentando sacarlo de sus pensamientos.

-En nada importante, supongo.

-Algo te tiene preocupado. Cuéntamelo. Sabes que a mí me puedes decir cualquier cosa.-intenté convencerlo de que me lo contara.

Suspiró.

-Está bien.

Nos quedamos unos instantes en silencio hasta que comenzó a hablar.

-Escucha, seguro que te va a parecer una locura lo que te voy a decir.-suspiró.

-No importa. Ya estoy acostumbrada a cualquier cosa.

-Bueno, llevo un tiempo notando a mi padre un poco extraño.-comenzó.-Hay momentos del día en los que no está en casa.

-¿Y?-me encogí de hombros.

-Esos momentos coinciden exactamente cuando ha habido un villano akumizado.-prosiguió.

-¿¡Insinúas que crees que tu padre puede ser...

-Hamk Moth.-respondió seco.-Además, tengo más sospechas.

Respiré hondo.

-Se está haciendo tarde, ¿no crees?-dijo en tono más animado.

Embocé una sonrisa.

-Supongo. Debería irme.-respondí y me levanté.

Me acerqué a la barandilla y le dispuse a saltar cuando...

-Hey, gato.-lo llamé como la primera noche que vino a visitarme.-¿Me acompañas a casa?

Él sonrió y juntos fuimos a mi casa. Llegamos a la azotea.

-Mañana es sábado, podemos ir a buscar a Volpina por la mañana.-propuse.-Mañana mis padres van a ir a visitar a una prima mía que vive al otro lado de la ciudad. ¿Tú estás ocupado?

-Mi padre no está en casa por causas "misteriosas".-respondió él.

-Fantástico, nos vemos mañana sobre las once.

Levanté la puerta cuando noté que me agarraban del brazo. Chat Noir, para ser concretos.

-¿P-Podría quedarme e-esta noche contigo?-preguntó él.

Puse cara rara.

-Esto... Chat...-me mordí el labio inferior.-Mis padres te podrían descubrir.

-No importa. Seré silencioso.-insistió el gatito.

-Bueno.-al final cedí.-Pero, nada de tus tonterías.

Escuché el sonido de las llaves abriendo la puerta.

-¡Marinette!-escuché a mi madre.

-Quédate aquí un momento.-le ordené.-Pero esta vez enserio.

Asintió. Me destransformé y bajé al salón.

-Hola, mamá. Hola, papá.-saludé.

-Hola cielo.-me devolvió el saludo mi padre.-Recuerdas que mañana tenemos que ir a ver a la prima Bridgette, ¿verdad?

-Sí, claro, yo me quedaré a cargo de la tienda.-recordé rápidamente mi tarea.

-Muy bien, ahora vamos a acostarnos.-dijo mamá.

-Vale, buenas noches.

Me puse el pijama. Subí a la buhardilla y comprobé que allí seguía Chat Noir. Ya se había destransformado y su kwami andaba protestando.

-¡Mira donde te vas a quedar con tal de no estar solo en casa!-protestó Plagg.-Además, ya me debes dos cajas de camembert.

-Cállate Plagg.-se mosqueó Adrien.

Les indiqué que bajaran. Entramos a mi habitación y Adrien se sentó en la cama.

Ambos kwamis de fueron a un rincón de la habitación a dormir en paz.
Yo me senté con Adrien y me tumbé boca arriba en la cama. Él se tumbó también.

-Buenas noches, mi Lady.

La verdad es que estaba un poco incómoda con la idea de que Adrien durmiera a mi lado, supongo que él también lo estaba.

-Buenas noches, mi Lady.-insistió esperando que le respondiera.

-Buenas noches, gato tonto.


MIRACULOUS ⼀ MA PETITE COCCINELLE (2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora