12

21 1 0
                                    


-No, ni en broma. Nos nos movemos de aquí hasta que nos lo expliques - dijo Belinda tenaz y decidida. Con esa mirada oscura que lo conseguía todo y a todos.

-Estoy con ella. No me muevo de aquí - dijo Lucas serio recolocando su gafas en el arco de la nariz pecosa. Estaba cruzado de brazos. Con el ceño fruncido.

-Yo opino lo mismo que Linda y Lucas - dijo Sarah indignada con los ojos fríos como el hielo y distantes.

-No me puedo creer que no confíes en nosotros Phoebe. - dijo Iris enfadada con una posición corporal cerrada. Su cara parecía la de una niña que no obtiene todos sus caprichos.

Cielos. No me gustaba nada esta situación. Max me metió prisa con un leve codazo y con una mirada desesperada e intranquila a mi casa y calle.

-Chicos confío en vosotros os lo prometo - elevé la palma de mi mano plana - pero no estáis seguros conmigo.

-Se acabó, veo que no teníamos tanta confianza como yo pesaba - dijo Iris con cara de decepción. Casi no me miraba cuando me hablaba.

-Tienes razón Iris, deberíamos volver.

-Os acompaño de vuelta a casa chicas. No me apetece volver al muelle.

-Vamos todos juntos, será más seguro - dijo Belinda mirándome con desprecio. Esa mirada me estremeció.

-No por favor, chicos... De acuerdo os lo contaré, pero debéis venir conmigo - dije decidida y con una inspiración profunda.

Todos me volvieron a mirar, incluido Máximo Amor. Él sabía lo que estaba apunto de hacer, y por su cara, no le parecía una buena idea. Me susurró <<No lo hagas Phoebe>> Ignoré su palabras. Cada vez estaba convencida de que todos mis últimos problemas habían sido su culpa. No iba a perder a mis amigos también.

- A dónde? - preguntaron a la vez con extrañeza mientras intercambiaban miradas.

-A un lugar mágico. A un mundo llamado Atasifán - respondió Max impertérrito.

No esperé su aprobación, abrí la puerta rápidamente. Tic tac, el tiempo pasa Phoebe.

Fuimos directos al salón, los chicos y yo seguíamos a Max, que parecía conocer la casa des siempre.
Entonces se plantó frente al ventanal y por un instante la escena fue ridícula y absurda, más aún. El chico del pelo de diferentes colores les había hablado de un mundo mágico y ahora se plantaba frente al ventanal. Lucas se río. Sarah le dio un codazo perceptible. Belinda parecía intrigada y Iris miraba con desconfianza y vacilante al solárium.

Pasó sus dedos por el ventanal, dibujando formas, puntilleando el frío vidrio. <<Se acabó, despidete de tus mejores amigos>> pensé. Pero de repente, el cristal adquirió un estado de fusión. Se movía, y creaba una especie de ondas de colores.
Como el agua calmada de una piscina por la noche. Serpenteante y un poco inquieta.
Causó algo de asombro, pero el golpe decisivo fue cuando Max lo atravesó.
Todos se quedaron boquiabiertos, incluso yo, que sabía algo del tema.

Max volvió a salir de la gran superficie oscura y reluciente y nos dijo que debíamos darnos prisa, que podían llegar en cualquier momento. Los chicos se miraron para ver si alguno sabía a que se refería Máximo Amor. También que apagáramos las luces.
Sarah las apagó y todo el salón quedó iluminado por la luz que desprendía el portal. Cambiaba de color, entre tonos morados galaxia y grises que parecían negros días de tormenta.

Espera, sabían donde vivía?! Pero quiénes eran esos soldados mafiosos? Por qué me querían a mí?
<< No te volverás a escapar, esta vez no>> Di un respingo al recordar esa voz áspera y carraspeante.

Atasifán: El Reino PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora