Comenzar de nuevo

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Mis amigos dicen que piense en las cosas malas

Mis amigos dicen que piense en las peleas

Ahora, debería ser más fácil alejarse

No más de noches sin dormir

Y a pesar de que no te necesito

Tu, claramente eres lo mejor que me puedo pasar

Eres demasiado bueno para mí,

He dicho que eres demasiado bueno para mí

Debemos ser felices para siempre, la felicidad y las risas

Que un desastre natural.

- Example, Natural Disaster

...

El vino corriendo hacia mí, sus zapatos deportivos rechinaban contra el suelo liso con cada paso que daba, su pecho estaba agitado. Se detuvo en seco ante mi, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura y tirando de mí hacia el. Su boca cayó sobre la mía, sus labios presionaron fuertemente y con urgencia contra los míos. Se apartó y llevó ambas manos a mis mejillas, sus pulgares frotaron la humedad posada ahí.

—Lo siento —susurró entrecortadamente, dejando que su frente se detuviera a descansar contra la mía—. Te amo, te necesito.

Sus labios se posaron a los míos de nuevo, aplastándolos con una fuerza que dolía. Sentía su perforación presionando en mi labio inferior, una vez más, y yo estaba en la gloria. Era una dicha indescriptiblemente pura. Su lengua acarició la mía, su respiración salía rápida y con fuerza por la nariz. Se apartó de nuevo, sus ojos de un habitual color marrón oscuro hicieron que nos miremos el uno al otro.

—Vuelve —susurró—. Regresa a mí. Lo siento

Y luego fue desapareciendo, el calor de sus brazos desaparecieron de mi cuerpo. Ya no podía distinguir el color profundo de sus ojos o el olor a cigarrillos y canela en su aliento que conocía tan bien. El se desvanecía delante de mí, con su boca en movimiento con la mía una y otra y otra vez.

—Lo siento...

Y luego se fue flotando. Volví a la realidad y me quedé sola en el vestíbulo  mirando a la puerta del ascensor. Sola y con los pensamientos de lo que yo quería que sucediera. Debido a que el nunca estuvo ahí y nunca lo estaría otra vez. Me di la vuelta, rozando su rostro, su voz, su olor y su tacto fuera de mi mente. Atravesé las puertas con esa sensación inquietante contenida en mi interior, con el rostro todavía húmedo de lágrimas y manos temblorosa.

...

—Ven a mi oficina.

Su voz era plana mientras me miraba con indiferencia, con el rostro estoico y  postura rígida. No habían pasado ni cinco minutos desde que había llegado a la oficina cuando James había salido de detrás de la puerta. El se veía bien, por supuesto, el usaba esos pantalones de color gris oscuro y una camisa de vestir de color crema, pero sus ojos que eran normalmente brillantes parecían muertos. Lo seguí lentamente, ignorando el brillo en los ojos de Blair mientras pasaba a su lado. Al entrar, vi que se apartó de mí para sentarse en su escritorio.

—Cierra la puerta —dijo. El ni siquiera me miraba—. Por favor.

Obedecí, cerrándola con un suave clic y quedé de pie inmóvil frente a él. Sus dedos se entrelazaron, con la mirada agachada sobre ellos. Tragué el nudo en mi garganta ¿Debería decirle algo?

—Puedes sentarte si lo deseas —murmuró, señalando la silla frente a él. Luego alzó la vista y sus ojos grises eran fríos cuando se encontraron con los míos—. O puedes estar de pié. No me importa.

25 Weeks Without Mr. Arrogant en EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora