Luchando por un ideal I

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Haruka se había quedado frente a las tumbas de sus padres aun después de la conversación que había tenido con su tío, la noche había terminado de caer y ella no deseaba volver todavía a la casa, no estaba preparada aun estaba llena de tristeza y de dolor por lo que había pasado con Michiru, pero aquella platica le había dejado la idea y la convicción de no rendirse y seguir luchando aun después del rechazo de la chica aguamarina ella continuaría tratando de convencerla de la verdad de sus palabras, así como tratando de explicarle porque había tomado tantas decisiones aun sin decirle nada, tenía la mirada perdida en el bosque, hasta que alguien interrumpió sus pensamientos haciendo que girara su vista del lugar donde la tenia.

-Creo que tenías razón-

-¿En que tenía razón?- Haruka estaba sorprendida de ver a Michiru parada ahí frente a ella hablándole

-Que lo que nos une es más fuerte que lo que nos separa- trato de sonreír ante el rostro de sorpresa de la otra chica

-Es verdad, de verdad estas aquí- se acerco lentamente como si temiera que la chica frente a ella desapareciera en cualquier instante

-Si Haruka estoy aquí- sintió como la chica de mirada verde la abrazaba con un brazo por la cintura mientras con su otra mano acariciaba su mejilla y unía lentamente sus frentes como si ella se tratara de un sueño que no quería que se esfumara en cualquier instante

-No eres una ilusión Michiru, de verdad nuestro amor es más fuerte y por eso estas aquí- tenía fuertemente agarrada a la otra tratando de que ese momento no se le escapara de ninguna manera

-Si, nuestro amor es más fuerte, mucho más fuerte que cualquier cosa- termino de pronunciar mientras cerraba el corto espacio entre ellas con un beso lento en los labios, mientras colocaba sus brazos alrededor de su cuello y sentía como cada parte de su cuerpo se llenaba de felicidad ante lo que sucedía.

Se habían separado del beso solo por la falta de aire pero Haruka no la había soltado ni un segundo al contrario la había abrazado pegando a Michiru mas a su cuerpo si era posible ocultando su rostro en el cuello de la chica más baja -No te vayas aun, no desaparezcas si eres solo algo que mi mente ha creado no me dejes todavía, déjame tenerte un poco mas entre mis brazos antes de que te esfumes y me dé cuenta que esto ha sido solo un hermoso sueño- la rubia hablaba rápido aun no podía creer del todo que de verdad la que estaba ahí con ella era su amada princesa, el amor de su vida

-No me iré mi amor no desapareceré porque soy real de verdad estoy aquí contigo y lo estaré siempre por que tu siempre serás mi destino- Michiru la abrazo con la misma fuerza que era abrazada por la otra -Mírame a los ojos y veraz que no soy algo que tu imaginación ha creado, mírame Haruka la que está aquí es la mujer que te ama- la separo un poco del abrazo para lograr que la mirada verde se posara sobre su rostro y noto en las esmeraldas que la miraban una enorme tristeza y angustia que jamás había visto en esos ojos de los que ella era devota

-Te creo- acaricio su rostro nuevamente con ambas manos tratando de grabar cada parte de su piel en estas aun sintiendo miedo de que en cualquier momento la imagen frente a ella saliera huyendo como la vez anterior -Pero, ¿Como, porque estas aquí?-

-Porque mi madre, Mikoto y mi nana me contaron todo lo que sabían sobre ti y lo que ha pasado, porque me dijeron como era Souta y aunque me resistí a creerlo al comienzo, de cierta manera pude comprobarlo y aceptarlo, porque este amor y todo lo que siempre sentí por ti están muy dentro de mí, de una forma en que no puedo arrancármelo, ¡ni quiero hacerlo!, porque termine de convencerme después de leer algunas cartas pérdidas de las que enviaste y en cada una de tus palabras comprobé que todo lo que viví a tu lado era real, comprendí que tu amor es la cosa más real y hermosa que he tenido en mi vida, porque te amo Haruka te amo más que a mi vida porque eres el aire que respiro y la fuerza que me impulsa a seguir eres mi todo y no quiero renunciar a ti por nada, no te quiero perder ante nadie sobre todo cuando se que tú también eres una víctima más de las circunstancias al igual que yo- había tomado de las manos a su esposa mientras hablaba y seguía mirándola fijamente a los ojos notando la sorpresa en estos

Amando a tu enemigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora