No Te Perderé II

185 12 21
                                    

Los primeros rayos del sol la sorprendieron en el mismo sitio donde había estado oculta por un par de horas, había sentido deseos de entrar al palacio desde mucho antes pero le había sido imposible con tantos soldados custodiando alrededor después de un rato estaba casi segura que Souta Kaioh tenía una tropa entera en el sitio, por supuesto el muy cobarde no se mostraría con unos cuantos guardias Reales para su captura pero por la edad de los hombres y mujeres que custodiaban parecía ser una de las tropas de entrenamiento que siempre estaba vigente en el ejército, por supuesto esos chicos debían ser los más entrenados después de todo parecía que debían ser tres o cuatro años mayores que ella, Haruka se limitó a sonreír cuando noto el movimiento rápido y casi estudiado de los soldados, seguramente el momento de su entrega ya había llegado y estaban siendo convocados al frente para proteger el palacio y capturarla rápidamente hubiera deseado poder estar en el lugar para ver el rostro que pondría el supuesto rey al notar que no era ella quien entraba al palacio sobre Urano sino Setsuna usurpando su lugar, casi soltó una carcajada al imaginar un rostro parecido al del día en que ella se presentó a la mitad del pueblo pero ese no era el momento indicado para eso, tenía que concentrarse totalmente en lo que había ido a hacer que era sacar a Michiru y a sus madres del sitio sin dejarse atrapar para después poder ayudar a su amiga a doblegar a Souta y lograr que se rindiera, si todo salía como se esperaba la guerra terminaría ese mismo día.

Haruka soltó las riendas de Neptuno y dejó que el corcel se fuera al bosque en espera de su regreso sabía perfectamente que al igual que Urano solo obedecería a su voz, se adentró a los jardines para comenzar a caminar en silencio vigilando que nadie notara su presencia aunque eso era casi imposible cuando el enorme jardín trasero del palacio estaba desierto después de todo los soldados que habían estado ahí vigilando toda la mañana recientemente habían desaparecido seguramente para realizar una tarea mayor, se dirigió hacia las caballerizas en busca de algún mozo o empleado del hogar de su esposa por lo general el lugar siempre estaba lleno de personas al igual que la cocina pero al parecer ese día aquel no era el caso, después de revisar el sitio concluyo en que nadie había estado en el lugar por lo menos desde el día anterior así que daría un vistazo en las cocinas y si no encontraba a nadie entonces estaría perdida ya que la gente podía estar dispersa o simplemente había huido sin más y eso la dejaba sin muchos aliados, al llegar al sitio noto que la puerta de salida que conectaba a uno de los patios del palacio estaba cerrada lo que no era normal, prefirió no arriesgarse después de todo ella conocía el palacio a la perfección y podía entrar al lugar sin hacer uso de esa puerta, después de un tiempo relativamente corto se encontró cerca de la entrada secreta a la cocina del palacio de esa forma se podía llegar al sitio desde un pasadizo oculto en una de las paredes del jardín, antes de hacer cualquier tipo de movimiento y apartar la alacena que fungía como puerta al sitio decidió escuchar esperando poder descubrir cualquier cosa que le diera alguna pista sobre la situación del lugar si estaba ocupado o igual de vacío como los lugares que visito anteriormente cuando escucho algunos murmullos bajos dentro no lo dudo más y movió el mueble empuñando su espada totalmente preparada por si los ocupantes de la cocina eran soldados también, de pronto una luz tenue proveniente del lugar le dio una visión rápida de la cocina reconociendo a la mayoría de la gente que servía en el palacio amontonada contra una pared totalmente asustada y antes de poder hablar noto como el filo de una espada se acercaba de manera rápida para atacarla, logro detenerla con un solo movimiento de su propia arma parando así el avance contra su cuello.

-Deberían preguntar antes de tratar de matar- miro al hombre que parecía sorprendido por su ágil movimiento al detener el golpe de su espada que iba dirigida con toda su fuerza

-Tiene razón no cualquiera conoce esa entrada- un hombre de edad madura bastante golpeado hablo con voz tenue mientras les daba una señal a los otros para que bajaran las armas -Todos tenían razón usted es la imagen de su padre- la miro tranquilo mientras le daba una ligera sonrisa

Amando a tu enemigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora