Capítulo 5

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~Narra Jake~

Recorrí el bosque, no sé cuantos kilómetros camine pero ya me sentía mareado, si no encontraba luego su búnquer, caería al suelo desmayado y moriría en el medio de la nada.

Seguí caminando unos metros más cuando pude ver su escondite-al fin-casi ya no tenia aliento.

Me acerque tambaleándome de un lado a otro. Toque suavemente con los nudillos la pequeña puerta de plomo y espere a que ella saliera de allí. Apoye mi frente contra la puerta esperando a que ella abriera. Me sentía muy mareado, cada segundo que pasaba era una eternidad para mí, me dolía mucho el abdomen, quien sabe cuánta sangre había perdido.

Sentí que unos pasos se acercaban- "ojala sea ella" - me decía en mi mente. Por fin abrieron la puerta y pude ver sus ojos... Dios pero que hermosa.

-¿Jake?-pronunció ella con extrañesa pero con suma suavidad.

-Hola...-apenas pude hablar ya que casi no tenía aliento.

-Oh dios...-me tomo con su suave mano y me jaló hacia adentro.

Me ayudo a recostarme sobre una cama y fue a buscar seguramente un kit de primeros auxilios. Mi vista era borrosa, me sentía muy cansado, demonios, el dolor era horrible.

Intente sentarme para poder quitarme la playera. Me desabotone la chaqueta, la deje a un lado y con mucho cuidado me saque la playera. Era doloroso. La suave tela de algodón estaba pegada a mi herida, si la tiraba era posible que pequeños trozos de la tela quedaran impregnados en mi piel. No me quedo más que, lenta y suavemente, retirar el tejido de mi cuerpo.

Finalmente pude sacármela. Suspire con alivio y volví a recostarme sobre la cama cuando ella apareció con un botiquín. Se me quedo mirando unos segundos y pude notar un color rosa en sus mejillas lo cual me causo ternura.

Ella se acercó y comenzó a limpiar mi herida. Intente parecer tranquilo aunque ya me había pasado algo así un par de veces.

-Disculpa por molestarte-me sentí culpable-estaba por aquí cerca y tardaría mucho en volver a la base.

-No...no te preocupes
-dijo algo tímida, yo le sonreí para que se tranquilizara.

-¿Has hecho esto antes?, No me ha dolido.

-No, bueno, antes de que todo esto iniciara estudiaba medicina, planeaba ser cirujana de emergencia.

-De seguro hubieras sido muy buena-le sonreí y ella se ruborizó.

Luego de unos minutos ella termino y con sumo cuidado vendo mi herida.

-Gracias-suspire con alivio.

-No hay de que-ella me sonrió. Intente ponerme de pie pero ella me detuvo. - De... Debes quedarte, no puedes salir en esas condiciones.

-No puedo... Debo irme-me negué.

-Por favor quédate-suplico-puede ser peor para ti-me di vuelta y la mire a los ojos-so...solo quédate hasta mañana-sugirió ella con la voz un poco temblorosa.

-De acuerdo-le dije sin apartar mi mirada de la suya.

Conversamos por un largo rato. La verdad es que teníamos muchas cosas en común. De vez en cuando ella sonreía por alguna estupidez que yo decía. Me gustaba verla sonreír... Su sonrisa era hermosa.

Rato despues, ella fue a preparar la cena. La ayude un poco a poner los cubiertos y ver un poco la comida, pero en gran parte ella no me dejaba hacer mucho pues me decía que debía descanzar. Que linda es al preocuparse.

Nos sentamos a cenar. Literalmente me debore la comida, tenía mucha hambre, además, por la perdida de sangre, Alison me sirvio un gran plato de spagetthi.

-Gracias-le dije al ver que estaba tendiendo una cama para que yo me recostara. Le sonreí.

-No te preocupes-me devolvió una sonrida algo tímida.

Era increíble lo preocupada que era esta chica conmigo

Durante toda la noche no pude dormir, tenía mi cabeza dando vueltas, no lo sé, pensaba muchas cosas, no sé qué pasaba.

Rendido, me levante alrededor de las 6 am. Con mucho cuidado de no emitir ruido alguno, camine hacia la puerta. Un pequeño toque en mi espalda hizo que me sobresaltara. Me di vuelta y ahí estaba ella.

-Disculpa, no quería asustarte-bajo la mirada algo tímida.

-Tranquila... Lo siento si te desperté.

-No te preocupes-me mostro su deslumbrante y bella sonrisa-¿cómo estas?

-Mejor, gracias-no podía despegar mi mirada de sus ojos tan profundos.

-y... ¿ya te vas?-no quería desirle que no, había sido tan preocupada conmigo que irme asi no era correcto de mi parte, pero debía hacerlo.

-Si... Debo irme... Lo siento-sonreí a medias.

-No... Descuida-note que su tono era algo apenado. Ella me acompaño hasta la puerta y al llegar ahí nos detuvimos. -Por favor... Cuídate-suplicó.

-Estaré bien-intente parecer decidido para que estuviera calmada pero la verdad no estaba seguro.

-Vol... ¿volverás?

-No te prometo nada... Pero haré el intento-le di una última sonrisa y ella me la devolvió.

Quería darle un pequeño beso en la frente para darle seguridad y tranquilidad, pero por alguma razón no podía.
Comencé a alejarme poco a poco hasta que ya no pude verla más...

Tarde mucho en volver a la base. Ya estaba amaneciendo. No pude divisar a Kendall por ninguna parte pero el sargento mayor me vio y se acercó a mi.

-¡Donaldson!-grito acercandose hacia mi- ¡¿Dónde demonios estabas?!- era obvio que estaba molesto-¡Se supone que debías vigilar el perímetro!

-Mi sargento-dije firme- estaba vigilando el perímetro cuando Parker se encontró conmigo. Divisamos al enemigo e intentamos liquidarlo, el resultado fue exitoso.

-Eso no explica lo tarde que llegaste Donaldson-dijo aun molesto.

-Si mi sargento-esa frase sirve para todo en la milicia.

-... Tres días de guardia Donaldson, a contar de mañana-dicho esto, se marchó.

Tres días mas sin dormir, genial...

~Mi Soldadito~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora