5- Encantado.

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El portal parecía no cubrirnos de la lluvia. Me coloqué un cigarro en la boca y poniendo mi cabeza entre mis rodillas comencé a llorar.

-¡¿Qué haces?! Suelta eso. -Me quitó el cigarro de la boca.

-Lo siento... Ojalá algún día me perdones.

- ¿Estás bien?-Preguntó preocupada.

- Todo lo que hice, absolutamente todo, me persigue, vaya a dónde vaya. Estoy anclado a mis recuerdos.

-Espera espera. ¿Estás hablando de tu pasado? Me prometiste que no volvería a pasar. -Dijo enfurecida.

-¿Y si fueras culpable de algo horrible?

-Algo horrible... ¿Cómo qué?-Dijo asustada.

-La muerte de una persona.

Este silencio no fue como los otros. Me sentí solo a pesar de tenerla a mi lado.

De repente sentí ese dulce aroma al rededor de mí. Me sentí protegido. Arropado. Me estaba abrazando. La envolví con mis largos brazos y dejé caer mis lágrimas en su nuca. Otra vez, "año y pico" atrás hacía que no me sentía así. Agarró mi mano y me llevó al paseo de nuevo. Vi como las gotas cedieron . Las nubes desaparecieron dejando ver un manto estrellado que se estaba comenzando a disipar con los rallos de sol, que aun lejos, ya se dejaban ver.

Nos sentamos en el banco apoyando la cabeza hacia atrás y cerré los ojos. Entonces escuché su voz.

-¡Mira! Una estrella fugaz.

-Vaya, no estaba atento. Va, pide un deseo.

-Quiero desfilar por una pasarela de modelos. -Lo dijo con una voz graciosa.

"Jajajajajaja" Reí con muchas ganas.

-¿Qué ocurre? -Dijo borde.

-No sé, me parece gracioso.

-Ya, pero es mi sueño. -Dijo con los ojos vidriosos.

-Aun así no se cumplirá, porque lo has dicho en voz alta.

-¿Quééé? Pues vaya. -Dijo con voz de decepción.- Por cierto, ¿alguna vez pediste un deseo a una estrella?

-Sí – Respondí serio.

-¿Y qué pediste? -Volvió a preguntar.

-No te lo diré, si no no se cumplirá... Aun que creo que se está cumpliendo. -Pensé en lo más profundo.

Antes de que saliera el sol debíamos irnos. Así, nos levantamos y nos sacudimos la escarcha de los hombros. Respiramos hondo. Nos miramos a los ojos. Esos ojos.

-Bueno... Creo que me voy yendo. -Dije.

Me di la vuelta y di mis primeros pasos de camino a casa. Pero me paró en seco cuando me dijo:

-Naiara. Me llamo Naiara. Aunque puedes llamarme Naia, si quieres...

-David, encantado. -Respondí dándome la vuelta.

Sonreímos y separamos las miradas una última vez. Necesitaba saber más de ella.

-Necesito saber más de él.

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