Capítulo 24 - Wigetta y Luzana

433 44 119
                                    

Habíamos quedado con Luzu, Lana, Willy y Vegetta en un parque que está super alejado del mundo. Es básicamente para no llamar la atención, ya que cada uno de nosotros tiene una gran cantidad de suscriptores y bueno, ya sabéis como funciona esto.

Isabella fue a su casa a ducharse. Dijo que volvería para que nos fuéramos en mi coche.

Yo también aproveché para ducharme y arreglarme.

Cuando me estaba peinando (de nuevo vuelvo a usar el peine, y no entiendo por qué) oigo que llaman a la puerta.

Abro convencido de que era Isabella, pero no. Desgraciadamente.

A que no adivináis quién es.

Os doy una pista:

Desapareció por cuatro años y es una pesada.

¿Todavía no lo adivináis?

Vale.

Su nombre empieza por "Mel" y termina en "anie".

—¿Qué quieres ahora? —Pregunté. Esta mujer ya me está empezando a molestar pero mal.

—Quiero que vuelvas conmigo, te extraño...

—No pensaste en eso cuando me abandonaste hace cuatro años. A saber qué estabas haciendo.

—¿Me acabás de llamar puta?

—Saca tus propias conclusiones. Ahora, si me disculpas... —Intenté cerrar la puerta pero ella me detuvo.

—Mirá, boludo. Voy a conseguir que me ames, estarás loquito por mí. Y te arrepentirás de haberme abandonado.

—La que me abandonó fuiste tú. Las cosas hubiesen sido de otra manera si no te hubieses ido. Tal vez nos hubiésemos casado y todo, pero no dejaste que las cosas sucedieran. Y ahora vienes como si nada a pedir otra oportunidad. Pues ya se te acabaron las oportunidades... Además, ¿cómo llegaste aquí? En estos últimos años me he mudado como veinte veces (literalmente).

—Tengo mis trucos.

—Vale, pues ya vete y déjame en paz ¿te parece? Tú haces tu vida y yo hago la mía.

—Te arrepentirás, Rubén Doblas.

—Ya, ya, sí. Adiós.

Cerré la puerta en su cara.

A los pocos minutos volvió a sonar el timbre. Estoy seguro de que esta vez es Isabella.

—¡Hola, amor! —Dije después de abrir la puerta y comprobar que era ella.

—"Amor" —Rió tímidamente.

—¿Qué? ¿No te puedo llamar así? Eres mi amor...

Se sonrojó.

—Que mona.

—Déjame —Se tapó los ojos.

Besé su frente.

—Me encanta cuando te sonrojas.

—A mí no —Se puso más roja aún.

Reí.

—Entra.

Me terminé de arreglar y nos fuimos.

Estuvimos unos cuarenta minutos en el coche. El sitio está muy lejos.

En el camino estuvimos hablando de todo un poco, y escuchando música juntos. Mola mucho porque a ella le gusta casi lo mismo que a mí.

—Oye, Isa —Llamé su atención.

Who Cares? [elRubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora