Capítulo 27 - Cuatro horas

394 42 75
                                    

Colgué la llamada y regresé a la habitación.

La verdad es que no sabía cómo mirar ahora a Isabella, es decir, estoy en ropa interior, despeinado y con restos de pintalabios en la cara y el cuello.

Se había vestido de nuevo.

Eso es trampa.

Nos miramos fijamente. Pude notar como se sonrojaba.

—Te has vestido, eso es trampa.

Rió tímidamente.

Me acerqué a ella, la tomé de la cintura y la atraje hacia mí.

—Todavía tenemos algo pendiente —Susurré en su oído para después darle un beso en la mejilla.

Me alejé unos pocos centímetros sin soltarla aún, y le guiñé un ojo.

Terminé de alejarme del todo para coger mi ropa y ponermela.

Otro día será.

Pero espero que no tarde, porque ya me está empezando a afectar.

(...)

—¡¿Noruega?! ¡¿Hablas en serio?! —Dijo mientras terminaba de doblar una de sus camisetas y la colocaba en un montón con las demás.

—Sí. Será divertido. Te molará conocer un poco el lugar.

—Venga ya —Puso otra camiseta en el montón.

—Vamos... Yo ya conocí a tus padres, ahora te toca conocer a los míos.

Se cruzó de brazos.

—Venga, será un viaje divertido. Mi familia mola mucho, te van a agradar.

—Rubén... Es que...

—Tienes miedo.

—Sí. De el qué dirán. ¿Y si no les caigo bien?

—Les caerás bien...

—¿Y la edad?

—¿A quién le importa? Venga ya. Cuando dos personas se quieren, tienen derecho a estar juntas; sin importar la edad, la "posición social", y mucho menos la sexualidad. Y mis padres entienden eso.

—Ugh... Está bien... No sé cómo haces para convencerme de hacer lo que quieras. De seguro que si me pidieras que me tirar por la ventana, lo haría. Soy idiota.

—Nunca te pediría eso —Acaricié su mejilla izquierda para luego darle un pequeño beso en la comisura de los labios.

Ella soltó la ropa que tenía en las manos y me abrazó fuertemente rodeando mi cintura con sus piernas.

Yo me tiré a la cama con ella encima. Estallamos a carcajadas.

—Me has arrugado la ropa —Dijo entre risas.

—Lo siento.

—Ahora te toca doblarla a ti.

Me levanté de la cama y cogí una camiseta. Era un poco corta, negra y con unas letras blancas que ponían "Mad Hatter".

Me quité la camiseta que llevaba y, con mucha dificultad, me puse la de Isa.

—¿Qué haces? —Dijo entre risas.

—A que me veo sexy —Hice poses en plan modelo de revista.

Ella cogió la camiseta que me acababa de quitar y se la puso encima de la ropa que ya llevaba. Me habría gustado que se la hubiera quitado...

—A que me veo sexy —Imitó mi acción anterior.

—Demasiado. Deberíamos intercambiar la ropa. La mía te queda mucho mejor a ti.

Who Cares? [elRubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora