Capítulo 39 - El principio del fin

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Todavía no me puedo creer que haya sido Perxita. Él era mi amigo, me cuesta asimilarlo.

También me parece estúpida la forma en la que idearon el plan, es decir, ¿Perxita es tan imbécil para dar su nombre real en una cosa así? Venga ya, crack.

En fin, que los demandamos. Fuimos a juicio con todas las pruebas, y claramente, ganamos. Ambos fueron derechitos a la cárcel. No es un delito demasiado grave, pero sigue siendo un delito.

—¿Tiene algo qué decir en su defensa, señorita Woods? —Dijo el juez dirigiéndose a Melanie.

—Solo quiero decirle algo a Isabella —Se notaba un poco de ironía en su tono de voz.

—Adelante —Dijo el juez con intriga.

—Muy bien —Volteó a ver a Isabella—. Nos descubrieron, está claro, pero lo que vos no sabés es que tu querido noviecito te engañó —Mierda—. Sí, como lo oyes.

Isabella estaba sorprendida, no sabía si creer lo que Melanie estaba diciendo o no. Yo estaba muriendo por dentro, literalmente.

—Dos días antes de que se celebrara el Club Media Fest, hubo una fiesta bastante grande en el hotel donde nos estábamos hospedado. Y esa noche tu querido Rubén se acostó conmigo —Sonrió victoriosa.

—¡Estaba muy borracho! —Interrumpí.

—¡Pero igual lo hiciste!

—¡Orden...! ¡Orden...! —El juez intentó que nos calmasemos.

Isabella tenía los ojos cristalinos.

—Tengo pruebas que lo demuestran...

Isabella dirigió su mirada hacia mí.

—¿E... En verdad lo hiciste? —Dijo tartamudeando.

—Yo... Lo siento mucho, Isa —Una lágrima resbaló por su mejilla—. Estaba muy borracho. Y te juro que no recuerdo nada. No estaba en mis cinco sentidos. Amor, por favor.

—Pudiste haberlo evitado —Dijo con la cabeza agachada.

—Lo siento, amor. Perdóname.

—¿Por qué no me lo dijiste? Tal vez hubiese reaccionado de otra manera.

—Pero...

—No, ya no importa —Se secó una lágrima—. Con permiso, su señoría.

Salió de la sala, prácticamente corriendo. Fui tras ella.

—¡Amor! ¡Isa! —Bajé las escaleras tan rápido como pude— ¡Isabella! Lo siento —La tomé del brazo para que volteara a verme.

Ella hizo un movimiento para soltarse de mi agarre.

—¡No me toques! Ya no quiero saber nada de ti.

—Pero, amor...

—¡Ya no soy tu amor! —Me interrumpió—. Olvídame. Esto se acabó.

Se fue caminando rápido hasta su coche. Tenía tristeza, rabia, se le notaba en la cara. Arrancó el coche y se fue.

Me senté en las escaleras derrotado, me sentía pésimo. Todavía no me creo que haya sido tan gilipollas como para haber hecho semejante estupidez. Es que soy tonto. No me lo creo tío.

Puse las manos en mis ojos para después soltar un silencioso sollozo. Quisiera regresar el tiempo atrás y arreglar las cosas.

(...)

Pasó un mes, Isabella no me hablaba. No había rastro de ella en ningún lado. Intenté ir a su casa varias veces pero no me habría la puerta. También fui a su academia de baile pero no quería verme la cara. Me cansé de dejarle mensajes por todas las redes sociales posibles, me cansé de llamarla una y otra vez sin obtener respuesta. Mi orgullo se fue a la mierda, pero eso no es suficiente. Os juro que ya no sé qué coño tengo que hacer para hablar con ella. Necesito que me perdone. La necesito a ella.

Who Cares? [elRubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora