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-Para mañana quiero su lienzo terminado-decía el profesor  mientras yo seguía concentrada pintando- Habrá pronto una exposición y, junto con sus fotografías, sus lienzos estarán en demostración-refunfuñé levemente mientras intentaba concentrarme y esperaba a que el profesor se callara- Ya pueden irse.

El aula se fue vaciando poco a poco pero yo me quedé ahí mirando con frustración mi maldito lienzo. No podía concentrarme, solo podía pensar en lo que había pasado hace dos fines de semana con un solo nombre circulando por mi mente: SanHa.

Nos habíamos besado, había sido algo suave y dulce. También habíamos pasado el resto del día abrazados como si fuésemos una pareja, pero estaba segura de que aún no lo éramos y me moría por saber si para SanHa significaba tanto como para mi. Sí, ya habían pasado dos semanas y desde entonces todo había sido un poco más romántico pero repito, seguíamos sin ser nada en concreto y eso me frustraba demasiado.

-Señorita Kim, ¿se va a quedar un rato más?-preguntó el señor  atrayendo mi atención.

-¿Puedo?-pregunté mientras arrugaba la nariz levemente. Él me sonrió amigablemente.

-De acuerdo, no olvide cerrar la puerta al terminar-me mostró una llave y después la depositó sobre el escritorio- Laveo después.Y dicho eso, salió del aula dejándome completamente sola.

La frustración seguía invadiéndome, solo quería terminar y salir de aquí.

-¿Ocupada?

Alcé la vista y me encontré con SanHa recargado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una sonrisa amistosa adornando su rostro.

-Un poco-resoplé acomodando un mechón de cabello detrás de mi oreja derecha- Mi lienzo apesta.

-Oh, ¿en verdad?-sonrió caminando hacia mi- ¿Sabes qué serviría para que quedase mejor? ¡Deberías de pintarme a mi!

Entonces se paró frente a mi e hizo una pose un tanto graciosa. Solté una leve carcajada y asentí.

-Todo un modelo-reí- Voy a pintarte.

Me miró sonriente y sus ojos brillaron.

-¿En verdad? Porque sería una pintura sexy-dijo coqueto y reí aún más.

-Sí, solo acércate un poco más-dije sonriendo y él así lo hizo.

Tomé un pincel y un poco de pintura azul, reí internamente para después pintarlo en la cara.

-¡Oye!-me miró enojado y yo no hice más que reír.

Se acercó un poco más y tomó un poco de pintura amarilla entre sus dedos y después me pintó en rostro y me sonrió.

-¡Oye!-me quejé volviendo a pintarlo.

-Estábamos a mano, Kim - sonrió y tomó un poco más de pintura- Estábamos porque volviste a pintarme-entonces volvió pintarme y sonrió triunfante- Listo.

Reí y comencé a guardar mi material de pintura, era obvio que con SanHa como mi acompañante jamás podría terminar mi trabajo.

-¿Ya comiste?-pregunté mientras caminaba hasta el pequeño fregadero que había en el aula y lavaba mis pinceles.

-No, te estaba esperando-miré sobre mi hombro, observaba mi pintura con concentración- ¿Es una de Picasso? Te está quedando genial.

Reí levemente y sé qué mis manos para después caminar hasta él.

-Es "La noche estrellada" y es de Van Gogh-me miró con los ojos abiertos y luego sus mejillas se tornaron rosadas.

-Oh, por supuesto-se mordió el labio y solté otra risita- Se parece bastante.

AASR; SanHaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora