16.El primer día del resto de Nuestras Vidas

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Para: Izumi_Mei

El Primer día del resto de Nuestras Vidas.

(Urie x Oc)

Meiko siempre fue una chica aue nunca llamó la atención, pero por una muy extraña razón él la amaba, demasiado a decir verdad. Urie había pedido su mano y ese día estaba en el altar dando el sí.

Después de haber estado en el altar a sus veinticinco años y su ahora esposo a los veintisiete, se sentía bien, iban camino a la fiesta, para luego ir a su tan ansiada luna de miel.

La fiesta fue lo normal de una boda, comer, beber, un discurso, torta, etc. Cuando pertieron a su luna de miel, se despdieron de sus invitados y subieron a una limosina negra que los llevaria a una cabaña frente a un lago. Meiko miro a su esposo.

-te amo Urie-le dijo mientras le daba un beso

-también te amo Meiko-contesto para besarla con más intensidad.

Habían tenido sexo antes, pero esa noche era especial, era su primera vez como marido y mujer y querian que llegara pronto. Cuando llegaron a la cabaña, Urie cargo a su esposa y entraron juntos directo a las habitaciones, no esperaron mucho para comenzar a besarse con desesperación, sus manos se buscaban al igual que sus labios.

La camisa de él volo por algun lugar, mientras que él quitaba su vestido cuidadosamente. Los besos y jadeos se convinaban haciendo que sonidos realmente exitantes llenatan la habitación. Cuando Urie decidio sacar el sujetador dirigió su boca a los senos de su esposa y tomo su pezón derecho para succionarlo sacandole grandes gemidos de placer, al tiempo que la mano de Meiko se dirigía a los pantalones bajandolos con ayuda de sus piernas, toco la erección por sobre los bóxer sacandole un gruñido al contratrio mientras seguia ocupado con sus pezones, siguió bajando sus besos por el cuerpo de ella, cuando llegó a sus bragas las sacó y las tiro en el piso, repitio la acción con sus bóxer, se posicionó sobre ella y la beso, dirigió su erección a su entrada y empujo de forma lenta, cuando la comenzo a embestir se sentian bien con sus uñas enterradad en su espalda y él dejando una marca en su palido cuello. Cuando llegaron al orgasmo se estiraron en la cama uno junto al otro sintiendo su compañía.

-Maiko, este es el primer día del resto de nuestras vidas juntos-hablo en un susurro bajo, solo para que su mujer lo oyera

-el primer día del resto de nuestras vidas...suena bien-dijo antes de caer dormida.

Se habían conocido en secundaria, habían tenido un romance llenó de problemas, pero en ese momento nada importaba, solo ellos dos y el amor que sentian uno por el otro.

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