Cap. 23

894 78 26
                                    

El pasado...

Los minutos pasaban lentamente. El sonar del reloj en la oscura y fría habitación era lo único que podía oirse, siendo tal el silencio presente que cualquiera pensaría en que ni un alma habitaba el lugar. El castaño miraba a la nada en aquella habitacion, como si el hacerlo fuera a borrar todos los problemas de su vida, como si de un momento a otro, todo lo que había vivido con aquel mercenario fuera a desaparecer como por arte de magia. ¿Cómo pudo dejar que sucediece? ¿Cómo pudo dejar que un asesino entrara en su corazón? Pues lo hizo... Y tenia que aceptar las consecuencias de ello, dejando así una única pregunta en su cabeza, ¿Cómo podía olvidarlo?
Era una tarea difícil. Cada vez que cerraba sus ojos y trataba de no pensar en Wade, su mente obligaba a redordarlo, no importaba lo que intentara, siempre terminaba en el mismo punto; recorriendo no mas que circunferencias en aquel imposible laberinto el cual formaba su mente y, como si de Roma se tratase, todos sus pensamientos llegaban al mismo lugar, Wade.

—Demonios...

Sus palabras se perdieron en la soledad de la habitación para después volver a lo que era el sonar del reloj. El sol se escondía en el horizonte para dar paso a la noche. Fue allí cuando recordó a sus amigos, el como todos ellos estarían preocupados por él y se preguntarían el por que de su ausencia de dos días, los cuales puede que no suenen mucho realmente, pero era algo que no resultaba común en él pues, a pesar de ser el héroe de New York, él nunca había faltado a clase mas de una vez al año y, por ello, esta repentina ausencia sin siquiera una explicación resultaba preocupante.

—Vaya si estas mal... Petey...

Una silueta reposada en el marco de su ventana había llamado por completo su atencion, poniéndolo alerta ante cualquier señal de peligro o advertencia de su sentido arácnido, el cual no mostraba ninguna señal de este, dandole a entender que no se trataba de nadie con intensiones de pelear, o al menos eso esperaba.

—Qu... Quien está ahí?!

—Tranquilo Pete... O prefieres que te diga Arañita?

Lentamente la silueta se acercó a él, con lo cual pudo distinguir de quien se trataba. Aquel traje ajustado de color carmín vivo cual sangre derramada, aquella mascara inconfundible, aquella voz engatusante...

—Matt... ¿Qué haces aquí?...— dijo desanimado. —En este momento no estoy de humor para atenderte... Y mucho menos para preguntare como es que sabes mi nombre... Pues ya me dejaste claro que no es un error...

El mayor se acerco aun mas al chico, sin mostrar ninguna perturbación en su rostro ni en su actitud pues, su preocupación en ese momento recaía únicamente en el chico, el por que de su actitud apagada y doliente... El por que de la triste melodía a la que latía su corazón...
Al estar lo suficientemente cerca de él, tomo su mentón elevando la cabeza del chico de tal forma de que este lo mirará y, con su otra mano, quito la mascara por la cual era nombrado como "El diablo de Hell's Kitchen", descubriendo por completo su rostro.

—Pete... Puede que en realidad no pueda ver tu rostro, pero se perfectamente como te sientes... No necesito ver tu rostro para saberlo, tu corazón está destrozado...

— Como puedes saberlo? ... Así de patético soy que hasta un ciego puede ver lo destrozado que estoy?...— aquellas duras palabras fueron acompañadas de un fuerte golpe en la muñeca de contrario, evitando así que continuara con el agarre de su mentón.

— ... Sabes? Después de tanto tiempo en esta condición, el pasar tanto tiempo sin poder la mínima expresión en el rostro de una persona que resulte importante para mi aprendí una forma aun mas valiosa para notar los sentimientos y emociones que esta quiera expresar... Puede que no lo entiendas... Pero he aprendido a escuchar los corazones de las personas y a entender sus temperaturas... Con los años he sido testigo de diversas de estas, y créeme que se distinguirlas

—... Lo lamento... — dijo sentándose al borde de la cama.

— ...quieres que te diga por que se tu nombre?— propuso al mismo tiempo que tomaba asiento justo al lado del chico. — Aunque claro... Me duele el que no lo recuerdes— bromeó articulando una dulce sonrisa.

No obtuvo respuesta mas que el silencio del menor, por lo cual decidió continuar con su relato.

—Es posible que no lo recuerdes y podría sonar un poco crudo decirlo pero... Yo perdí la vista en un accidente con un camión de desechos tóxicos cuando era niño... Y fue por una heroica razón! Al diablo con la humildad! — exclamó soltando una pequeña risa para después continuar hablando. — La razón fue simple, un pequeño niño había cruzado la calle sin mirar al correr detrás de un pequeño gatito el cual no quería ponerle atención... Ya te imaginaras lo que sucedió entonces... Un camión apareció en la vía y el conductor no pareció notar al pequeño... Y yo, que simplemente me había embobado con la dulzura de aquel chiquillo salté a su rescate...

—Vaya si es heroico... Parece sacado de cualquier película cliché de hace unos 5 años atrás, no me sorprendería que lo fuera... — comento con sarcasmo.

—Pues es mejor que creas lo que te digo,Pete...— respondió con seriedad. —Bueno... Al saltar para salvar al chiquillo el camión frenó en seco y trato de esquivarnos... Pero lo único que logró fue que su carga cayera y se derramará sobre el lugar... Lo cual para mi mala suerte era algo que podía acabar con la vista en pocos minutos... Pero ahí no acaba mi acto heroico, al notar como aquellos barriles caían protegí al chiquillo de la sustancia... Siendo yo el único afectado por ella... El tío del chico no demoró en llegar a nuestro lado y asegurarse de que estuviéramos bien... Quería llevarse al pequeño rápidamente al hospital mas cercano y comprobar que efectivamente estaba en perfectas condiciones, sin ningún rasguño... Pero aquel dulce y frágil chiquillo no quería soltarme, insistía en que era su culpa y que tenia que hacerse responsable de lo ocurrido... Ahí fue cuando aquel hombre me miró con angustia para después y  cambiar aquella expresión por una dulce sonrisa y decirme "Gracias por salvar a Peter... No sabes lo agradecido que estamos contigo... Yo soy Ben, el tío de Peter, eres nuestro héroe pequeño... Muchas gracias"...

Un breve silencio inundo la habitación. Peter se había demorado unos pocos segundos en captar todo el relato el mayor y, al hacerlo, se volteó rápidamente hacia este con impacto.

—Yo... Yo recuerdo eso... El niño de la chaqueta roja que me quito del camino... Eras tu!— afirmó. — Pero... Como lo me reconociste?! No puedes ver mi rostro... Mucho menos como Spiderman...

—Sabes que es lo bueno de ser ciego? Tus otros sentidos se agudizan un monton... Déjame decirte que tu olor no ha cambiado en absoluto... Y sigues siendo un llorón como en aquel entonces— bufó.

Una pequeña sonrisa se formó en los labios del chico.

— Ya volviste con tus cosas de sabueso...

—Me alegro que lo recuerdes... También parece que te has calmado un poco, ha no suenas tan triste como cuando llegue... Hablando de eso... Puedo saber que ocurrio? Bueno... Tengo una idea de ello...

—Creo lo sabes... Es por Deadpool...

—Lo imaginé... Que hizo ese idiota esta vez?

—No es tanto por el "Que hizo" sino por el "Que es"...

— A que te refieres?

—Simplemente lo recorde, aquella razón por la cual se me advirtió que tuviera tantas precauciones la primera vez que lo vi en New York...

—...

—... es un monstruo...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 20, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

This momentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora