En la oscura realidad

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Recordando:

No sabía que hacer, y para cuando lo decidí era tarde...él ya se había ido   

¤¤¤

Vastos días pasaron desde aquel indeciso final, había alejado de una vez por todas al chico que tanto la distraía.
Cada noche paseaba en su alcoba sin rumbo, y al final, dormía tan profundamente. Ya era así, su vida cambió, y no sabía por qué...hasta aquella ilusión. 

-¡Marinette! ¡Marinette!- repetía una voz minúscula -Volviste a quedarte dormida. 

-Eh...l-lo lamento mucho, Lila.

-No hay problema. Aunque me ofende un poco que te aburran mis historias.

-Lila...siempre inventas esas historias. Nunca pasaron en realidad.- bostezó dejando sin palabras a la castaña. 

-Mentira, lo que digo siempre es verdad. Pero volviendo al tema, yo conocí al señor Agreste, me invitó a su gran mansión. Después de eso, cenamos junto a su hijo- interrumpió la azabache de momento.

-¿Su hijo? ¿Gabriel es padre? 

-¡Si! - dijo entusiasmada - Y se llama Felix, Felix Agreste. 

-No lo conozco...

-No, claro que no. Él no va por las calles luciendo su belleza. 

-Oh vamos, es mayor que nosotras. Le calculo unos 17, dudo que sea- una imagen sacada de un revista golpeó su rostro impidiendo terminar. 

-Es él, mi futuro marido.- sonrió de oreja a oreja. 

La conversación tuvo un ligero desagrado hacia la oji celeste, ya que su amiga se dedicaba a balbucear el tema por millones de veces, y nunca dejaba terminar su opinión al respecto. 

-Lila, en un momento regreso.- se levantó cuidadosamente de la banca de madera, sacudió su vestido pequeño rosado, y tomó dirección a el muro que separaba un colegio a otro -¿Qué opinas sobre las mariquitas?- preguntó.

Al principio, uno podía pensar que hablaba sola con un muro, hasta que una voz le respondió. 

-Son lindas, sus colores contrastan a la perfección. ¿Qué opinas de los gatos?

-Llegan a ser algo molestos, sin embargo...en el fondo de tu corazón siempre tendrán amor que darte. 

-Sabía que eras tu- un ladrillo se deslizó con facilidad, cayó a un lado de la azabache, la cual agachó su cabeza para ver tras ese pedazo sin cubrir. Un ojo esmeralda, fue lo único que pudo ver. En cuanto al lado posterior, el chico lo que vio fue un ojo celeste que tanto le encantaba apreciar.

-Por supuesto que soy yo- rió divertida. -Hey, mañana es navidad. ¿Ya tienes mi regalo? 

-Depende, ¿tienes el mio?

-Algo así...

-¡My Lady, no juegue conmigo!

-Es broma- contuvo la risa por un momento- Nunca me olvidaría de tu regalo.

Hubo silencio por un largo momento, el clima se ponía frío y seco, no fue precisamente por la época. 

-¿Chat Noir?- intentó verificar si él seguía ahí.

-¿Cuando sabré tu verdadero nombre? ¿Cuando podremos vernos el uno al otro?- 

-¿Tanto quieres saber mi nombre?...

-Si...porque...hay tanto que quiero agradecerte- 

-¿Agradecerme? ¿Sobre qué? Lo único que he hecho ha sido tirar un ladrillo de este muro insignificante.

-Eso es lo que parece, pero...hiciste más que eso. Cuando llegaste a conversar conmigo, alegraste mi día con la magia de tu risa, mientras que yo... My Lady, quiero confesar algo...- esperó la aprobación de la pequeña.

-Te escucho.

-Yo...llevo hablando detrás de este muro por dos años, y la verdad...quería decirte...decir...- tartamudeó. 

-Me gustas.- completó y esbozó una sonrisa -¿Es eso, cierto? 

-Yo realmente...eh- la vergüenza junto con el rubor lo conquistaron -Si...- dijo casi susurrando. La chica se echo a reír sin parar, preocupó al chico, ¿acaso se reía de sus sentimientos? 

-También me gustas.- él se puso de color escarlata al escucharla decir aquellas palabras -Mañana, cuando nos entreguemos los regalos, anotaremos nuestros nombres en ellos, ¿de acuerdo?

-¡Si!- exclamó alegre.

Un timbre se escucho en ambas residencias, los dos se despidieron gritando "Nos vemos, no lo olvides" 

 A la mañana siguiente, la azabache amaneció con un fuerte dolor de cabeza que apenas soportaba, tenía fiebre alta, sin embargo no quería quedarse en cama a reposar, al contrario, deseaba ir al colegio una vez más, hoy no podía...no debía de faltar. 

-Marinette, por nada del mundo voy a dejar que salgas en estas condiciones.- replicó la mamá angustiada mientras que su hija permanecía acostada.

-No debo ...no.- calló dormida con unas mejillas rojas.

Despertó en ese momento la verdadera esencia de la mujer, sentía como su cuerpo temblaba, sus manos no se quedaban quietas por más que tratara, y el frío intenso pegó directo a sus brazos.
Al pasar la palma derecha de su mano en la frente, pudo notar que estaba llena de sudor. Volteó de un lado a otro, sin duda, no se trataba de su habitación.

El miedo la acechaba.

》¿En dónde se encontraba?《

-Bienvenida- una voz la recibió -Veo que has tenido un mal sueño.

La chica no dijo nada, el terror la comía viva por completo.

-Pero eso es malo para mi, ¿lo sabes? Hay algo en tus recuerdos que me afecta, y demasiado.

-¿Quién...eres?- por fin se atrevió a preguntar.

-¿Yo? Es un placer que lo hayas preguntado.- hizo una breve pausa y continuó- Hawk Moth. Me alegra conocerte, Ladybug.

Okay :v en este capítulo van a quedar con cara de: ¿Kha? >:v
Pero tranquilos...pronto todo esto tendra sentido más a delante.
Así que...esperen dos meses más, maripositas.

-le lanzan piedras-

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2016 ⏰

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