Dira necessitas

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Keep me safe inside
Your arms like towers
Tower over me, yeah

Cause we are broken
What must we do to restore
Our innocence

And all the promise we adored?
Give us life again
Cause we just wanna be whole

Alguien toca mi hombro y hace que me sobresalte.

Miro hacia arriba y me encuentro con mi madre mirándome arqueando las cejas, me quito los auriculares después de detener la canción, y espero a que hable.

— Algún día te quedaras sorda, cuando lleves puestos los auriculares baja un poco el volumen, que no creo que puedas escuchar ni tus propios pensamientos. — Me regaña, ruedo los ojos, típico de mi madre. — Tienes que ir a buscar a Vera. — Me dice, frunzo el ceño pensando en la pequeña niña de seis años, hija de la mejor amiga de mamá.

— ¿De dónde? — Pregunto.

— De su casa, Kathia tiene que irse a trabajar y me ha pedido quedarme con ella, pero no tiene tiempo a traerla, y yo tengo mucho que hacer aquí, tienes que ir a por ella. — Me avisa, resoplo irritada, no tengo ninguna gana de ir hasta casa de Kathia, la mejor amiga de mamá.

— ¿Tengo que ir, en serio? ¿No crees que es un poco tarde? — Pregunto haciendo un puchero probando a ver si cuela. Deben de ser pasadas las nueve de la noche, pero supongo que Kathia tiene una emergencia en el hospital, es doctora y no la dejan descansar ni un solo segundo, no puedo imaginar lo que debe de ser tener un trabajo tan estresante y cuidar de una niña de seis años, sola.

— Me parece que le diré a papá que empiece a llevarte al instituto, y así te ahorras tener que coger el tren. — Deja caer mi madre con una sonrisa. Abro los ojos asustada por su idea repentina, sé que es imposible que haga eso, mi padre trabaja muy lejos de la ciudad donde estudio y le sería imposible llevarme, irse a trabajar y llegar a tiempo, pero igualmente no me gusta su intento de broma.

— Voy a buscar a Vera. — Mi madre suelta una carcajada cuando me ve bajar de la cama de un salto.

— Pero que bien me servirá este chico... — Oigo que murmura por lo bajo, pongo los ojos en blanco, sabiendo que habla de Allen, ya que sabe perfectamente que el motivo por el que quiero seguir yendo en tren es por él, y por nadie más.

Salgo de casa, e inmediatamente me siento incomoda, desde que hubo aquel altercado en la estación entre el tío de los tatuajes, Allen y yo, hace una semana que me siento muy incomoda y paranoica cada vez que piso la calle.

No me gusta estar fuera de casa, me siento vigilada y seguida, no tanto como el viernes pero si lo suficiente como para intimidarme y dejarme una sensación de mal en el cuerpo.

¿Qué querrá de mi aquel tío?

Fui lo suficientemente borde aquella mañana en el tren como para pillar la indirecta de que no quería nada con él.

Espero que la paliza que le dio Allen le haya servido de suficiente escarmiento y motivación para no volver a acercarse a mí.

Cierro los ojos con fuerza cuando siento que hay alguien mirándome.

Tranquilízate, Audrina, solo es el miedo por lo que pasó el viernes, no pasará nada, no pasará nada.

No pasará nada.

Sentimientos enfermosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora