29. Camber Sands.

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—¿Todo listo?

—Síp.

—¿Llevas ropa de todo tipo?

—¿A qué te refieres con ropa de todo tipo?

—Eh, ya sabes... Camisetas, jeans, la ropa que... Mmm... Que va debajo de la ropa.

—¿Me preguntas si llevo ropa interior?

—¡Sí, eso!, digo, no pregunto si la llevas puesta, sólo pregunto si la llevas en la maleta.— contuve mi risa para que no se sintiera más incómodo.

—Sí que la llevo.— se me escapó una risita —¿Y tú, mamá? ¿Llevas todo?

—Sí, ¡y no me digas mamá!

—Relájate, Luke. Todo irá bien.

—Irónico que me digas eso cuando unas horas antes yo estaba tratando de convencerte con las mismas palabras.— me había invitado a un viaje sorpresa e intentaba convencerme diciéndome eso, y aunque era irónico, las situaciones eran completamente diferentes.

—Es muy distinto estar inseguro sobre un viaje a estar nervioso por ropa interior.

—¿Nervioso?

—Uh, qué va.— dije sarcástica —Entonces... ¿Adónde me llevas?

—Te secuestro.

—Vamos Luke, ya acepté, puedes decirme.

—Eso no importa, sigue siendo una sorpresa.— me guiñó el ojo y se puso las gafas de sol en un intento por lucir cool y puso en marcha el auto.

***

Las carreteras estaban vacías por lo que pensaba que no tardaríamos ya que según él sería a un lugar cerca, pero llevábamos dos horas y no llegábamos aún.

—¿Cuánto falta?

—Poco.

—¿Poco es...?

—Unas... Horas.

—Estás de broma.— dije rendida. Sólo teníamos un fin de semana para pasarlo aquí y no pretendía pasar la mitad de él en un auto.

—Relájate y disfruta de las vistas.— y eso hice. Estábamos pasando por una playa bastante bonita, y aunque fuera invierno podías ver la arena con un poco de nieve ya que estábamos a finales de enero y las temperaturas no eran tan bajas como en diciembre. Probablemente nunca había visto algo así.

Me perdí en los escenarios y, por tanto, perdí la noción del tiempo en la última media hora hasta que Luke frenó frente a una fila de pequeñas cabañas.

—Llegamos.

—Dijiste que faltaban horas.

—Sí, eso dije.— sonrió de lado — Vamos.

Nos bajamos del auto y sacamos las maletas, Luke me pasó unas llaves y pidió que abriera la tercera cabaña de la fila de éstas para que él pudiera entrar con el equipaje.

Al abrirla me quedé mirando todo alrededor. No era para nada moderna pero a mí me encantaba así, tenía una pequeña sala de estar con dos sillas sencillas y una pequeña mesa, al lado se encontraba la cocina con una barra para desayunar. Habían otras tres puertas; la primera era una habitación pequeña con tres camas sencilla como la de los dormitorios en la residencia, con una mesa de noche y un tipo de armario sin puerta en el que se encontraban juegos de mesa, las mantas para dormir y cosas así; en la siguiente puerta se encontraba el baño, que fue el único lugar que no fue del todo de mi gusto ya que la ducha no tenía siquiera una cortina.

The Conservatory || Luke Hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora