Kai
Sus enormes ojos cafés mirándome, sus húmedos labios. No había hombre capaz de resistirse a esa mujer. Y yo, un esclavo de mis impulsos, no sería la excepción.
Se separó de mí luego de aquel corto, pero aún así, increíble beso. Ahora ella estaba de pie, apoyando sus codos en la baranda, observando la tranquilidad del agua, tratando de asimilar lo que acababa de pasar. Relamí mis labios y me acomodé frente a Maureen nuevamente. Buscando más de ella, de su boca. Le dediqué una mirada, tratando de trasmitirle paz, tratando de decir "todo está bien" ella asintió, atónita. Sonreí por inercia.
Bajé mi mirada a sus finos labios, ella buscó los míos con sus ojos. Mordió su labio inferior, mientras yo apretaba los míos para contener las ganas locas que tenía de besarla otra vez. Cualquier intento fue en vano. Era como si sus labios me llamaran, como si me incitaran a más.
Nuestras narices se rozaron, mientras que nuestros ojos se cerraban como por arte de magia. Su respiración agitada estaba tan cerca de mí que podía sentir una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo. Tomé con mis manos su delicado rostro, atrayéndolo más al mío. Sin poder resistirme un segundo más, choqué mis labios con los suyos. Me separé para mirarla, y luego volver a juntar nuestras bocas. Nuestras lenguas bailaban las más dulces melodías. Una sonrisa se dibujó en mí y continué con ese beso. Sus manos se entrelazaron por detrás de mi cuello. Gemí al sentir sus fríos dedos haciendo tacto con mi piel.
Otra vez, ella se alejó de mí. Ésta vez, me apuré a tomarla por la cintura y abrazarla con fuerza. Su cabeza estaba en mi pecho y la mía por encima de ella. Diablos, quería quedarme así durante toda la noche.
-Kai yo... -balbuceó, nerviosa- No, no debimos -concluyó.
¿No debimos? Tal vez, pero tampoco pudimos evitarlo. Se había sentido tan malditamente bien. No quería escuchar objeciones.
-¿Te arrepientes? -la miré divertido, esperando un obvio "no" de su parte.
-Sí, y mucho -aseguró. Mi sonrisa se borró, y fue remplazada por una mueca inevitable de disgusto- Ahora, ¿por qué lo hiciste?
-No lo sé, Maureen, sólo lo hice y ya. Estabas tan... Tan desolada, pensé que necesitarías algo de consuelo -mentí.Sabía perfectamente que no era esa la razón por la cual había querido besarla. Ella me volvía loco, y es algo que realmente me cuesta admitir pero es lo cierto.
Ahora tenía bronca, quería llorar y abofetearme a la vez. Mis ojos se inundaron de rabia, me sentía patético, ella no me correspondía. Jamás había sentido eso, todas las chicas me correspondían.-¿Qué pasa contigo, Kai? -bufó con cierta confusión al ver mis ojos humedecidos.
-Nada.
-Claro, por eso me besaste tan sorpresivamente. Porque no te pasa "nada" -de cada palabra que decía, chorreaba sarcasmo. Algo tan común de ella.
-¡Ya basta, Maureen! ¿Por qué te sorprende tanto que te besara? No es nada de otro mundo.
-Kai -musitó ella agarrándome por los hombros- No me sorprende que me besaras, me sorprende que pensaras que te correspondía.«Auch. Eso dolió» pensé. Me limité a rodar mis ojos con irritación. Por dentro, en realidad estaba tan furioso que ardía en llamas. Sin embargo, no tenía razones para estar enfadado con ella. Quiero decir, era toda mi maldita culpa. Yo nunca debí besarla. Nunca debí haber pensado que ella me gustaba. Claro que no era así. Nadie le gusta a Kim JongIn, él está con todas, y con ninguna.
-Chicos, los estábamos buscando -dijo esa chillona voz detrás de nosotros. Krystal.
-Sí, lo sentimos. ¿Crees que podemos irnos ahora, Kook? -preguntó Maureen al chico que estaba frente a ella. No quería saber a dónde irían. Sólo los quería lejos de mí.Por suerte, todavía tenía una chica que no me rechazaría esta noche. La pelinegra estaba para el infarto, incluso era más linda que cualquier castaña de ojos cafés, y esta noche la tendría en mi cama, sacándome de mis problemas por al menos unas horas. O al menos eso creí.
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Chico Rudo
FanfictionEl chico rudo, el peligroso, el que jamás se enamora. ¿Habrá alguien capaz de demostrar lo contrario? ¿Habrá alguien capaz de sacarle la máscara?