Aún no me acostumbraba a las constantes lluvias ni a ese frío viento que traspasaba las persianas de mi ventana, suspiré rendida. Aunque tuviera unas locas ganas de volver a Nueva York, de reencontrarme con mis amigos, de volver a mi vida de antes era inútil cualquier cosa que intentara para convencer a mi padre. Debía entenderlo, estábamos en Seul por cuestiones de un mejor trabajo y un mejor futuro para mí. Me pregunté si para mi padre todo esto había sido tan difícil como lo fue para mí.
Me observé en el espejo durante unos segundos, comprobando así que mi uniforme estuviera impecable. Tenía que causar una buena impresión, al menos los primeros días de clases. Nunca fui una de esas chicas a las cuales les importa lo que los demás piensen de ella, pero debo admitir que me preocupaba el hecho de ser la nueva, y no solo en el Instituto, sino también en el país.
Mi padre tenía mucho trabajo ahora por lo que me correspondía manejarme sola en el trayecto de cada al Instituto. Después de ciertas indicaciones pude llegar sin problema alguno a éste.
Revisé unos apuntes que tenía en mi mano: "Aula 106" -leí. Allí es donde debería llegar. Por suerte,no tarde demasiado en encontrarla. Ya estaba algo retrasada, pues aún no me acostumbraba del todo al horario. Abrí la puerta sin remordimientos, de una manera algo descortés.
-Tú debes ser... -dijo una señora la cuál supuse, era la profesora, mientras bajaba sus gafas a su nariz mirándome con cierto disgusto.
-Maureen Smith -completé.
-Bien, señorita Smith, tome asiento.Busqué con la mirada algún lugar disponible pero solo habían dos: uno se encontraba junto a una pelinegra de cabello lacio y una sonrisa simpática,y el otro estaba ubicado junto a un muchacho que no pude evitar detenerme a observar. Éste se encontraba con la cabeza gacha, dejando a la vista una despeinada cabellera negra como el carbón y unos ojos negros pero penetrantes, los cuales no pude ver detalladamente ya que el chico mantenía su vista a unos apuntes en su escrito. Opté por sentarme al lado de la pelinegra, tal vez me haría bien hacer una amiga. Volteé a verlo nuevamente, pero él seguía sin mirar al frente.
-Es guapo, ¿verdad? -preguntó la chica de la sonrisa simpática.
-No... Yo solo... -balbuceé.
-Está bien, es cierto -dijo al notar que yo había quedado algo embobada con aquel moreno- Es muy guapo, de hecho, todas aquí morimos él. Pero no es bueno acercarse a él, ¿sabes?
-¿A qué te refieres?
-Ya sabes, él es mujeriego, mentiroso, rompecorazones y peligroso, muy peligroso. No debes meterte con él. Es un consejo y creo que deberías escucharlo.
-¿Peligroso? -reí- ¿Qué tan peligroso podría ser un chico de diecisiete años?
-No tienes idea. Te sorprendería -dijo desviando su vista disimuladamente hacia él. Luego la devolvió hacia mí, cambiando su cara de seriedad por una convincente sonrisa- Por cierto, soy Kong MinJi pero puedes decirme Minzy.Aquella chica parecía ser agradable, puede entablar una conversación larga y entretenida. Parecía estar muy interesada por saber cómo está Nueva York y mi vida allí. Estando con ella puede acercarme más a las otras chicas del Instituto, comprendí tres cosas durante las charlas: la primera es que eran completamente diferentes a mí, la segunda era que todas estaban completamente enloquecidas y enamoradas de Kim JongIn o mejor conocido como Kai y la tercera era que le temían.
«¿Qué escondes Kim? ¿Cuál es tu secreto?» me preguntaba.
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Chico Rudo
FanficEl chico rudo, el peligroso, el que jamás se enamora. ¿Habrá alguien capaz de demostrar lo contrario? ¿Habrá alguien capaz de sacarle la máscara?