Comenzar el instituto no es nada sencillo, sobre todo en una ciudad diferente, donde nadie te conoce y por lo mismo no conoces a nadie. Para mí hubiese sido bastante duro si no tuviera a Ken, mi amigo desde el jardín de infancia, un chico delgaducho y bajito, no es que pueda hablar demasiado de la gente bajita con mi 160, pero él no es más alto que yo, y eso que no había tenido la oportunidad de verle desde que se mudó, hasta ahora que me reúno con él en la misma ciudad, pensé que sería más alto justo ahora. Debo decir que ha sido un alivio saber que iremos al mismo instituto, sobre todo porque es mi mejor amigo, lo considero casi un hermano; no me imagino mejor compañero para esta experiencia que él.
Son casi las 8:35 de la mañana y sigo esperando frente a la entrada del parque cerca de casa, aun no hay señales de Ken, seguro que se quedó dormido, y con lo severo que es su padre me extraña que sea tan vago, a veces pienso que es un poco patoso con su timidez y las enormes gafas que lleva, pero es especial para mí y sé que siempre puedo contar con él.
8:45 dios! ¿Ken dónde estás? Llegaremos tarde si no te apresuras. A lo lejos lo veo correr, seguro que en verdad se quedó dormido.
- Lo si..siento Sucrette...- apoya las manos en sus rodillas para poder respirar.
- Descuida, ahora démonos prisa o no lograremos llegar- pongo una mano sobre su hombro para animarlo a andar de nuevo, esta tan agitado y con la cara tan roja que no puedo evitar soltar una carcajada.
- Pero no te rías de mi!- hace un puchero demasiado gracioso. Continuo riendo mientras caminamos rumbo al instituto.
Hay tantas cosas lindas en esta nueva ciudad, unas lindas tiendas y un bazar muy surtido. Me emociona esta nueva ciudad siento que algo realmente bueno pasara, espero que así sea. A unos pasos de llegar al instituto pasamos frente a una cafetería, desde fuera se ve una vitrina con prometedores postres y fuera hay mesas para tener una amena conversación al aire libre.
- Tener una cafetería tan cerca promete, ¿no te parece Ken?-
- No sé qué tiene de sensacional- hace un gesto de despreocupación, pero sé que igual le emociona, le conozco bien.
- Seguro que tienen buenas galletas- le he guiñado un ojo en gesto cómplice, solo ha bajado la mirada sonríente, ama las galletas.
Después de andar otros cinco minutos por fin estamos frente a la entrada de nuestro nuevo instituto. Debo decir que es bastante más grande de lo que imaginaba, tiene un enorme patio con bancas de madera para sentarse, desde la entrada se puede ver un pequeño invernadero y una parte del edificio con un domo semitransparente que supongo es el gimnasio, creo que me gustara el "Sweet Amoris".
- Podrían quitarse del camino pulgas. - He escuchado una voz detrás de mí, no había notado que estábamos de pie inmóviles frente a la entrada, en un movimiento torpe y con la mirada fija en el piso me he hecho a un lado para dejar pasar al chico detrás de mí. Ken me ha imitado.
- Cada día se gradúan más jóvenes - Levanto la mirada para verle mientras pasa delante a mí, es un chico alto, mucho más alto que yo, podría llegar a la altura de su hombro, no más, tiene el cabello teñido de rojo un tanto largo, no me lo creo!, es el mismo todo de rojo que yo utilizo. A su lado va un chico de cabello albino un poco más alto que él, con una ropa un tanto extravagante.
- O será que acaso han puesto una guardería dentro del instituto y no me he enterado? -- Vamos Castiel, se bueno con los chicos de primero - el chico albino se ha girado hacia nosotros y nos ha regalado una linda sonrisa, parece un chico amable, todo lo contrario de su amigo.
- Pero de que estás hablando Lys? Yo siempre soy amable con los pequeños niños.-
- Eh imbécil, no somos niños para tu información.- Genial!, se detuvo estaré en problemas?, parece ser un chico al que no le gusta que lo contradigan. Pero contrario a lo que pudiera pensar solo me mira fijamente y me dedica lo que me parece una mueca en forma de una traviesa sonrisa.
- Las crías de hoy en día tiene una gran bocota - Su rostro se torna burlón y antes que pueda pensar en algo inteligente que decir reanuda su camino, perdiéndose dentro del edificio. Me he quedado con una sensación extraña en el pecho y a eso debo agregarle mi inevitable enojo, ¿Quién se cree ese el dueño del insti?
- Vamos ken! Entremos de una vez- Me he dirigido con paso decidido al interior del edificio, no dejare que esto arruine mi primer día.
Las primeras clases fueron aburridas, desde hace un buen rato he estado esperando la hora del almuerzo, para tomar un poco de aire y comer algo.
- Iré a comprar algo a la maquina al final del pasillo, te veo en el patio Ken-
- ¿ no quieres que te acompañe? Por si te encuentras con el chico de esta mañana - Le he mirado un poco confundida, estoy segura que esta mañana él estaba más intimidado que yo con ese asunto.
- Descuida, sabré arreglármelas - Con un giro rápido me he puesto en marcha rumbo al final del pasillo, en el primer piso (el de los chicos de primer año) hay unas cuantas aulas y al final la sala de profesores, al lado de la oficina de la directora, justo al frente la sala de delegados de clase. Al llegar a las escaleras me dirijo hacia las maquinas con la mirada fija en ellas.
- Hey! Bocona - Esa voz! No de nuevo, pensé que no me lo encontraría de nuevo hoy. Continúo mi camino sin prestarle atención. Me detengo delante de las máquinas y contemplo su contenido. Elijo un sándwich de pavo, inserto las monedas y espero a que caiga. Me inclino para tomarlo y al ponerme de nuevo en pie siento que me lo arrebatan de las manos.
- Genial! Moría de hambre sabes?- Con el ceño fruncido me cruzo de brazos y le dedico la más matona de mis miradas.- Tus necesidades no son de mi incumbencia, sabes? - He tratado de imitar su voz en esta última palabra, y esto parece hacerle gracia, una tonta sonrisa se dibuja en su rostro y levanta las cejas con sorpresa.
- Así que por favor- Extiendo la mano en su dirección
- ¿Podrías devolverme mi sándwich?- Ahora yo he levantado la ceja, un poco para tener firmeza en el gesto. Cosa que le parece de lo más entretenida, porque me ha mirado divertido con una sonrisa perversa en su rostro.- Hagamos algo, ¿te parece?- Le dedico una mirada curiosa
- ¿qué tal si... compartimos este sándwich y ... - posando sus ojos en la maquina ha sacado unas monedas de su bolsillo y con migo en el medio las ha depositado en la máquina. Esta demasiado cerca, puedo sentir como mis mejillas comienzan a arder, tomo una respiración profunda para tranquilizarme pero lo único que puedo percibir es su aroma, colonia?, shampoo?, jabón de baño?, no lo sé, pero joder! Huele bien. De pronto se inclina para sacar algo de la máquina y no tengo más opción que moverme un poco para dejarle el paso libre.
-... esta soda y estas papitas, ¿qué dices?- Lo pienso por un segundo, pero no respondo, soy solo yo o ¿está más amable?, ¿en verdad es el mismo chico de esta mañana?. Sin que pueda contestar me toma de la muñeca y comienza a caminar en dirección a la escalera.- Espera! Tengo que ir al patio- me había olvidado por completo de Ken.
- ¿Tu noviecito te espera?- Se ha detenido a mitad del camino al segundo piso - ¿el chico con el que llegaste hoy?-
- Ken no es mi novio, es mi amigo-
- Entonces entenderá- Ha sonreído y reanudado el paso, no he tenido otra opción que seguirlo todo el camino hasta el último piso. Nos hemos detenido delante de una puerta con un pequeño letrero de "prohibido el paso" colgado de ella.
- ¿Esto no está mal? ¿no nos castigaran o algo parecido?-
- No, si no nos descubren. Yo no le diré a nadie ¿tú lo harás?- Niego con la cabeza - Entonces nadie lo sabrá- Ha tomado la manija y con un pequeño giro se ha abierto la puerta, dejando entrar una cantidad de luz cegadora.
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Mis sentimientos por ti
FanfictionSucrette llega a una nueva ciudad para comenzar su vida de instituto, llega a su primer día de escuela sin saber a quien conocerá a partir de ahora. N/A : Estos personajes no me pertenecen son propiedad de chinomiko, esta es solo una historia por y...