La luz en la azotea

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Adelanta un paso y mantiene abierta la puerta con su cuerpo.

- Pase señorita! –

- Señorita? Estas de broma?, pensé que solías llamar por "bocona" a todas las chicas – Salgo a la terraza, es un día con un sol brillante, contemplo la vista a mi alrededor creo que me hubiese arrepentido de no venir, me giro para verlo aun de pie recargado de la puerta. Niega con la cabeza mientras mira al suelo y se dibuja en su rostro una sonrisa brillante, Dios! debe ser broma.

- Solo les digo boconas a las chicas que tienen una gran bocota, y hasta el momento solo te he conocido a ti – Camina en mi dirección extendiéndome el sándwich
– Por cierto me llamo Castiel – Tomo el sándwich y abro el empaque sacando la mitad de su contenido y entregándole de regreso la otra mitad. Debo ser tonta, lo sé.

- Eres un poco lento con esto de las presentaciones, ¿no te parece?- Me acerco un poco a la orilla para contemplar mejor la vista y tomo asiento en el suelo.
– Soy Sucrette- Se acerca a mí y deja a mi lado la lata de soda y la bolsa de papitas antes de sentarse.

- Sucrette, ¿eh? "La chica de la gran bocota"- Esta última frase la dice con voz de presentador barato y un ademán de manos como extendiendo algo.

- No tengo una gran bocota- Replico mientras le doy una mordida a mi sándwich un poco indignada.

- Te recuerdo que me llamaste imbécil esta mañana- Imita mi gesto y también empieza a comer.

- Pues...- Mastico un poco el contenido de mi boca, sé que hablar con la boca llena no es de la mejor educación pero esto es lo que hay.
– ... Te lo merecías - Término mi bocado, solo para comprobar la seriedad de la mirada que me dedica, como si tratara de entrar en mi cabeza o algo parecido.
– ¿Qué sucede? –

- Nada en particular- Toma la lata de soda y la abre para beber un sorbo, en cuanto la deja de nuevo en su sitio yo hago lo mismo.
– Hey! Niña bocona, quien dijo que te daría de mi soda- He podido entenderle por los pelos, debido a la comida dentro de su boca, tengo que contenerme para no reír, Su! no te rías!, no lo hagas!.

- Se supone que era un trato así que...- Bebo otro sorbo – No tienes más remedio, y no soy una niña y mucho menos bocona- por acto reflejo inflo un poco las mejillas y pongo pucheros.

- Pues tu actitud deja mucho que desear- Ríe pícaramente. Y a este ¿qué le pasa? ¿se está burlando de mi o qué?. Solo ruedo los ojos y continuo comiendo, no me queda más remedio. Él parece divertidísimo, no deja de reír hasta que casi se atraganta con un bocado, no puedo retener una carcajada mientras lo veo ponerse de todos los colores, bebe lo restante de la soda y se golpea el pecho como para que la comida baje más rápido, no puedo dejar de reír al verlo y solo me dedica una mirada de "esta me la pagas", lo observo y vuelvo a reír. Estoy segura que apenas se recupere me hará pasarla mal, pero por ahora puedo disfrutarlo.

Escucho la campana que anuncia la próxima clase y me pongo en pie, doy unas palmadas en mi trasero para quitar el polvo, pero él no se mueve.

- Es hora de volver a clase, ¿no vienes?- Me observa con curiosidad y termina por levantarse también. En silencio bajamos las escaleras juntos hasta el segundo piso donde se aleja de mi por el pasillo, no muy lejos puedo ver al chico albino que lo acompañaba a la hora de entrada, se reúne con él y siento que parezco boba al estar de píe justo delante de la escalera sin moverme. ¿Que esperaba? ¿Qué se despidiese? Pero que soy tonta!, que se ve que así es el, tal vez algo borde o frió. Espabilo y reanudo el paso.

- Nos vemos después bocona!!- Le escucho gritar desde el medio del pasillo, los colores me suben al rostro y dirijo la mirada a su dirección, tiene una sonrisa de oreja a oreja, le divierte burlarse de mi eso es seguro.

- Te recomiendo que busques mejores amistades- Doy un respingo al escuchar una voz, al lado mío está de pie un chico, rubio de ojos color miel, de camisa blanca y corbata, ¿quién viste así para la escuela? Me pregunto yo.

- ¿Disculpa?- Le miro un poco confundida.

- Eres de primero ¿no es así? Me llamo Nathaniel- Me dedica una amplia sonrisa.

- Sucrette, si soy de primero-

- No deberías juntarte con él, solo sabe meterse en problemas, no creo que eso sea lo que quieres- Ha comenzado a alejarse, antes que pueda decir cualquier cosa.

Bajo las escaleras y me dirijo a mi aula, me alegra que el profesor aun no haya llegado, voy directo a donde Ken. El parece algo perdido, no me ha visto entrar ni tampoco nota que estoy a su lado.

- Hola- Le digo mientras me siento.

- Su!, ¿Dónde estabas?- puedo notar en su mirada un poco de preocupación, ¿qué debo decirle?, se sentirá mal si le digo que lo deje por ir con un chico, pero me sentiría peor si le miento a mi mejor amigo.

- Veras... - Justo a tiempo!, de reojo puedo ver entrar al profesor, no tengo la menor idea de cómo explicarle a Ken porque lo deje solo. – Te explicare más tarde ¿de acuerdo?-

El final del día ha llegado rápido, salgo del aula junto con Ken en dirección a la puerta principal, he tenido tiempo para pensarlo y decidido contarle lo que paso a la hora del almuerzo. Comienzo diciéndole que me encontré con el chico del cabello rojo mientras me dirigía a las maquinas, su expresión parece curiosa pero no de enojo, definitivamente no está molesto y eso me tranquiliza. Auch!, por no poner atención al camino he dado de lleno con alguien.

- Lo lamento, no estaba prestando atención- levanto la mirada, para ver que se trataba de una chica de largos risos rubios y ojos color esmeralda, a su derecha una chica de rasgos asiáticos, cabello negro y ojos oscuros me observa con desprecio, mientras que a la izquierda una chica de cabello castaño y ojos marrón trata de ignorarme.

- Es demasiado evidente eso de que no estabas poniendo atención- Se gira dandome la espalda y con un movimiento de cabeza lanza el cabello en mi dirección dándome en la cara. No me lo creo!, solo puedo verla alejarse con la peor cara de indignación que he puesto en mi vida

- Que tia mas pesada!- Giro un poco para ver de quien es la voz a mi espalda, de tras mío están dos chicas una de ellas alta de piel morena, cabello negro y ojos verdes, con el ceño fruncido de desaprobación, la otra de ojos color gris y cabello purpura un poco mas bajita que la anterior, parece un poco afligida por lo sucedido, supongo que debieron ver todo el espectáculo.
– No me agradan las personas así. Por cierto soy Kim- Se presenta la más alta
– Y ella es violeta- Dice señalando a la chica a su lado, la cual sonríe amablemente.

- Yo soy Sucrette, y él es mi amigo Ken- Nos presento con las chicas. Parecen ser bastante amables, entablamos conversación hasta llegar a la entrada, donde nos despedimos y tomamos direcciones diferentes. Con Ken continuamos charlando del día de hoy y todos los amigos nuevos que podríamos conocer de ahora en adelante. Debo admitir que es emocionante esta nueva experiencia.

Nos despedimos a la entrada del parque donde nos encontramos esta mañana, y yo me adentro en él para cortar un poco el camino a casa. Mis padres aun no llegan del trabajo, por lo que subo directo a mi habitación, dejo la mochila aun lado de la cama y me recuesto mirando al techo. De pronto un hormigueo recorre mi estomago y me sorprendo pensando en Castiel, ¿Qué clase de chico es en realidad, y porque ese tal Nathaniel me dijo que me alejara de él? No sé lo que debo pensar o hacer, después de todo fue amable conmigo, aunque antes fue grosero y eso es lo que más me intriga, quizás tenga una personalidad difícil, pero no por eso me alejare de él si continua hablándome, debo conocerlo mejor antes de tomar cualquier decisión.

Mis sentimientos por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora