Rubor en las mejillas

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La semana ha sido larga, pero por fin es viernes y las clases están a punto de terminar, no puedo esperar para llegar a casa y tener un tranquilo fin de semana. Hasta ahora me gusta este instituto, aunque claro debemos poner de lado el hecho de que la chica rubia, (que después me entere se llama Amber) se ha estado divirtiendo molestándonos a Ken y a mí, cada que la topo de frente no pierde oportunidad de empujarme y mirarme con recelo, no entiendo que le sucede. Pero no todo ha sido malo, conocimos a otra chica aparte de Kim y Violeta, Iris, es muy amable y dulce, siempre tiene una sonrisa y es muy optimista, realmente me alegro de haberlas conocido. Desde el primer día no me he encontrado con Castiel, pero en un edificio tan grande supongo que es normal no coincidir. La campana suena y todos nos levantamos de nuestros asientos. Camino en dirección a la puerta, salgo directo a mi casillero, me lo asignaron el segundo día y estaba realmente aliviada. Tomo la mochila, coloco dentro algunos libros y cuadernos, antes de que pueda cerrarla siento un golpe en la espalda, por inercia me inclino hacia delante vaciando el contenido de mi mochila sobre el piso.

- Disculpa!...- Esa voz! – no estaba prestando atención al camino- Esa idiota! La veo contonearse de un lado a otro mientras se aleja. Me arrodillo en el suelo, tomo un libro y lo regreso a la mochila con furia.

- ¿Te encuentras bien?- Levanto la mirada, Nathaniel está de pie justo frente a mí, bajo la mirada a mis cosas esparcidas por el suelo y de nuevo a él.

- Nunca he estado mejor- Digo mientras me encojo de hombros. Guarda silencio y simplemente se pone a nivel del suelo y me ayuda a recoger mis cuadernos.

- ¿Se puede saber quién te ha hecho esto?- Me pregunta mientras me entrega mis cosas.

- Una chica de lo mas idiota!- Solté sin pensar, enfatizando el idiota. Tomo mis cuadernos y los meto a la mochila 

– Me ha estado molestando toda la semana ¿Puedes creerlo? Toda la semana. Siempre va acompañada de sus dos amigas o seguidoras, que se yo- Termino de guardar lo que esta esparcido, cierro la mochila y la cuelgo en mi hombro.

- Una tal Amber- Me mira un poco fastidiado. De golpe se pone en pie y yo también un poco sorprendida. Se lleva la mano a la frente y agacha un poco la cabeza.

- Esa idiota es mi hermana-

- Oh! Lo siento, yo...- Hablo un poco entre cortado por los nervios –...no lo sabía- Me mira de reojo, sin decir nada se aleja. Creo que la he liado. Suelto un suspiro, comienzo a caminar en dirección a la entrada. Ken había mencionado que volvería rápido a casa porque su padre regresaba de un viaje, caminaré sola de regreso el día de hoy.

Salgo al patio y en una de las bancas veo al chico albino amigo de Castiel, no he tenido oportunidad de preguntarle su nombre ni presentarme, a su lado esta una linda chica de cabello gris, con una ropa igual de extravagante que la suya. Dudo un poco, ¿debería acercarme? Me ha visto, con la mano me saluda a lo lejos sonriendo. Bien! Me armo de valor y camino en su dirección.

- Hola! – Saludo sonriendo. – Soy...-

- Sucrette ¿no es así? - Me mira directo a los ojos con una gran sonrisa. Sus ojos, sus ojos son peculiares, de diferente color uno color miel y el otro verde.

- Ahmm,... Si! ¿Pero cómo..?- Me detengo antes de terminar la pregunta, ¿fue él?, ¿Castiel le hablo de mí? La chica sentada a su lado me observa curiosa y divertida con una dulce sonrisa, es realmente muy guapa.

- Mi nombre es Lysandro- Se lleva la mano al pecho y hace una pequeña reverencia.

– El nombre de esta señorita es Rosalya- Su amiga sonríe aun mas.

- Un gusto-

- Lo mismo digo, un gusto conocerlos a ambos-

- CASTIEL!- Alguien chilla a lo lejos. Me giro, efectivamente Castiel está ahí, caminando en nuestra dirección, supongo que Lysandro le esperaba. 

–CASTIEL!- Otro chillido, El pone mala cara. De la nada llega Amber con su sequito detrás, se cuelga de su brazo pero Castiel la ve fastidiado y se libera, continua caminando hacia nosotros con Amber detrás, lo sigue como un cachorrito, ¿No me digas que...?. De nuevo lo atrapa. Se detiene frente a Lysandro de golpe.

- Lys, vámonos ahora mismo, juro que no soporto un minuto más aquí.- El tono de su voz parece algo frustrado, nota mi presencia y me sonríe, con un movimiento de cabeza es como si me saludara diciendo "hey!", solo asiento con la cabeza.

- Castiel! Acompáñame a casa hoy ¿sí? Porfavor!- Chilla la rubia, su voz es un tanto desesperante, no ha reparado en mi presencia, de momento.

- Ni lo sueñes Amber, tengo mejores cosas que hacer que llevar a una princesita consentida a su casa- Dice seco liberándose de su agarre, la hace a un lado y se acerca a mí.

 - ¿No es así? Nena!- Me mira de forma coqueta. Que nena ni que los cojones!, justo ahora Amber me mira solo a mí, diablos! diablos! diablos!, lo menos que quería era que está loca la tomara mas conmigo. Castiel toma mi mano, Amber abre los ojos como platos, estoy muerta! Oficialmente lo estoy. 

– Vámonos de una vez Lysandro- dice Castiel un poco fastidiado, camina a grandes zancadas con migo de la mano. Lysandro y Rosalya nos alcanza al salir del instituto. Caminamos en silencio un par de calles. La mano me hormiguea, pero no porque su agarre sea fuerte, es más bien delicado y eso me pone un poco nerviosa. Llegamos a la cafetería cerca del insti. Lysandro y Rosalya se despiden. Nos quedamos solos e inmóviles mientras los vemos irse.

- ¿Castiel?- Siento un revoloteo en el estomago, ¿Qué me está pasando?

- ¿Sí?-

- También debo irme- Silencio, muevo la mano un poco sin soltarle. Intercambiamos una mirada, sus ojos grises están fijos en los míos, noto un poco de rubor en sus mejillas, ¿esta...? ¿esta sonrojado?, de pronto me siento muy nerviosa, más que todo el trayecto hasta aquí, en cualquier momento el corazón puede salirme por la boca de tanto que esta latiendo, voy a ruborizarme, demonios! Siento la cara cada vez más roja. Desvió la mirada a la calle. Siento su pulgar dibujar trazos en la palma de mi mano con suaves movimientos que me hacen estremecer, lo miro, tiene la vista fija en nuestras manos, siento un escalofrió recorrer mi espalda con cada rose. Regresa su mirada a mí, me sonríe de una manera que no puedo describir ¿coqueto? ¿pícaro? ¿atrevido? Toma mi mano con más firmeza, acomoda los hombros tomando una mejor postura.

- ¿Cuál es el camino?-

Mis sentimientos por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora