XXI. El viaje.

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Magnus despertó a Alec a las 3 am porque su vuelo salia a las 6 am y la casa de Magnus estaba bastante lejos del aeropuerto.
Pidieron un taxi que los llevará al aeropuerto, al llegar el avión ya estaba listo para irse, ambos dejaron su equipaje a las bandas y subieron al avión.
Alec nunca había viajado en avión y estaba bastante nervioso.
—Estoy muy nervioso.-dijo Alec tomándole la mano a Magnus.
—Yo pienso que esta sensación es parecida a cuando te vienes.-dijo Magnus en el oído de Alec, éste se sonrojó y le dio un golpe leve en la rodilla a Magnus.
El vuelo duró 10 horas, durante ese tiempo Alec aprovechó para dormir un poco, ya que estaba muy cansado. Magnus por otra parte se dedicó a leer y después también durmió unas horas.
Llegaron al aeropuerto de Perú, a Lima, pero el viaje no era a ese lugar, sino a Puno; así que tuvieron que tomar otro avión.
Alec se sentía muy cansado, habían viajado muchas horas y lo que más quería era dormir. Durante el último vuelo se durmió de nuevo recargado en el hombro de Magnus, éste aprovechó para sacarle fotos porque se veía muy gracioso.
Cuando el avión aterrizó Alec fue despertado por Magnus, ambos bajaron del avión y se dirigieron por sus maletas a las bandas; tardaron unos minutos porque había demasiada gente.
Magnus rentó un auto por los días que estarían ahí, subieron las maletas y Magnus manejó hasta la casa que poseía en Puno.
—Estás oficialmente en Perú, bueno en Puno prácticamente.-dijo Magnus besando a Alec.
—!Está muy bonito!-muchas gracias por traerme, es el mejor regalo.-dijo Alec besando a Magnus.
Llegaron a la casa de Magnus, estacionó el auto y sacaron las maletas.
Entraron a la casa, era más pequeña que la de Brooklyn, Alec supuso que era porque Magnus sólo iba a Perú algunas veces y no necesitaba mucho espacio.
—Ven, hay que subir.-dijo Magnus ayudándole con las maletas, ambos subieron las escaleras.
La casa era muy parecida a la de Brooklyn, tenía las mismas tonalidades, y la decoración era casi igual.
Llegaron a la habitación y está era más normal que la de Brooklyn, tenía colores neutros en la pared.
—Tengo mucho sueño. El vuelo a sido muy agotador.-dijo Alec acostándose en la cama, sobre el blanco edredón.
—Duerme, mañana iremos a la selva.
—¡¿Estás loco?! No, no. Tengo miedo.
—No pasará nada, es en un tour. Tranquilo bebé.
—¿Y si nos comen?
Magnus soltó una carcajada.
—¿Quién nos comerá según tú?-dino Magnus tapándose la boca por la risa.
—¿Un león?
—No, sé cuidarme y sé cuidarte.
—Está bien.
—Anda, ya ponte la pijama y subete a la cama.
Alec obedeció, le gustaba que Magnus le diera órdenes y no sabía porque.
Magnus se metió a la cama junto a Alec.
—Que descanses cariño.
—Descansa.-dijo Alec besándolo.

[...]

A Alec lo despertó un agradable olor, supuso que Magnus estaba cocinando porque 1)No estaba en la cama, 2)El agradable olor que provenía del primer piso.

Alec se levantó de la cama y fue a donde Magnus.
—Buenos días garbancito.-dijo Magnus acercándose a él para plantarle un beso tronado en la mejilla.
—Buenos días, ¿que estás preparando?-preguntó Alec.
—El desayuno.
—Ya lo sé, pero que es.
—Es sorpresa, y aún no está listo. Ve a tomar un baño, porque después del desayuno nos iremos a la selva. Estoy tan emocionado de regresar.
—Esta bien, iré a tomar un baño. ¿No vendrás tú?
—¿Me estás invitando a darme una ducha contigo?
—Mm...si.
—Termino de preparar esto y te alcanzo.
—Bien, te espero arriba.
Alec se subió y se metió al baño, éste era grande, tenía un pequeño jacuzzi y una regadera con canceles de cristal.
Se quitó la ropa, hizo sus necesidades y después se metió a bañar.
Abrió la llave y el agua caliente empezó a salir, se quedó ahí disfrutando el agua hasta que Magnus entró al baño, Alec se tensó; puesto que era la primera vez que se verían desnudos.
Magnus cubrió el cuerpo de Alec con el suyo, sintió al menor tensarse y empezó a besar su cuello.
—¿Ya te has puesto shampoo?-preguntó Magnus.
—No, te estaba esperando.-dijo Alec.
Magnus se recargó más en Alec para estirarse a tomar el shampoo, abrió la botella y vertió un poco en su mano, tomó la cabeza de Alec y le colocó el shampoo, empezó a dar masajes en toda la cabeza de Alec, éste no se movía ni decía nada. Todo era tan nuevo para el que se sentía muy tímido.
Magnus tomó la esponja, la llenó de jabón y empezó a restregarla por el cuerpo de Alec, llegó al punto que Alec tenía miedo de que llegará: su miembro.
—¿Quieres lavartelo tú o quieres que yo lo haga?-preguntó Magnus, Alec estaba sonrojado.
—T...T...Tú.
—¿No hay ningún problema?
—No.-dijo Alec invitándolo a que  siguiera.

Magnus empezó a deslizar la esponja por el abdomen de Alec hasta llegar a la "v" que en realidad no estaba tan  marcada. Tomó el pene de Alec junto con la esponja y limpio muy bien su miembro, debajo de éste y los testículos, el miembro de Alec amenazaba con erectarse pero Alec creyó que no era el momento adecuado, Magnus no le había mencionado nada.

Magnus volvió a abrir las llaves de la regadera para que Alec se quitara el jabón y shampoo de su cuerpo y mientras lo hacía, Magnus se lavó el cabello y el cuerpo.

Alec no podía dejar de ver el cuerpo de Magnus, es que para su edad, seguía en perfectas condiciones. Estaba marcado y ninguna parte de su cuerpo estaba flácida.

Magnus se quitó el jabón y exprimió su cabello, ambos tomaron sus toallas, se secaron y fueron a vestirse.
—¿Que crees que deba utilizar para ir a la selva?
—Un bóxer de hojas como el de Adán.-dijo Magnus riendo y Alec se reía junto a él.
—Ya en serio.
—Shorts pero no tan cortos. Es que si usas Jeans te morirás de calor.
Ambos se vistieron con Jeans y playeras sin mangas, en diferentes tonalidades, bajaron a desayunar y después se dirigieron a la selva.

¡Hola! Estaba desaparecida como siempre.
Pero aquí está su capítulo. Espero les guste, y de aquí en adelante se desarrollará más la trama.
Espero les guste, yo siento que de verdad he mejorado como escritora, a lo mejor sólo es cosa mía, pero siento que si mejoré.

P.D. Pasense por mi nueva novela Malec, se llama "Salvaste mi vida, Alec." espero sea de su agrado.

Sin más, disfruten el capítulo.

All The Love, MarcelaGao.

El maestro de historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora