Attack

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Lovino

Miré mi reloj por última vez, las 11:58. Faltaban dos minutos para que comenzase nuestro ataque. Miré a mi alrededor confirmando que todos estuviesen en sus posiciones.

Ludwig estaba a unos metros de mí, escondido en un arbusto. Llevaba un traje negro que le camuflaba perfectamente en la oscuridad. Me miró y asintió con la cabeza dándome a entender que estaba preparado. Llevaba un cinturón negro en el cual transportaba dos pistolas y en su espalda llevaba un rifle de asalto sujetado por una correa.

Miré el árbol que había algo lejos de mí. Allí se encontraba Feliciano como francotirador, escondido entre las ramas y observando a través de la mirilla de su rifle. En la lucha cuerpo a cuerpo yo era mejor que él, pero en disparar a largas distancias él era un genio. Parecía muy débil comparado con Ludwig o conmigo ya que los dos teníamos los músculos más desarrollados que él pero cuando se trataba del manejo de armas a larga distancia nos dejaba como unos totales pringados.

–Lovino, Braginski acaba de llegar a la Plaza de los Vosgos, Natalya está sola en casa.

Me ajusté el pinganillo que llevaba en la oreja derecha y me mordí el labio, asintiendo con la cabeza. K se encargaba de hackear el sistema de seguridad de la casa y de guiarnos a través de ella. Él nos observaba mediante un ordenador en nuestra "base", una vieja fábrica abandonada.

Cada uno de nosotros llevaba un pinganillo por el cual K nos informaba de la situación y nos indicaba qué deberíamos hacer en cada momento. Yo era el único que, además del pinganillo, llevaba un reloj digital que mostraba dónde se encontraba cada uno de mis compañeros y por el cual podía hablarles, algo así como un teléfono con el cual solo podía llamar yo.

Acerqué mi muñeca a mi cara y pulsé un botón del reloj, llamando a todos los pinganillos.

·Todos sabéis lo que debéis hacer. Ludwig, ocúpate de Natalya. Me da igual lo que hagas con ella, solo retenla hasta que yo dé la señal. Feli, vigila los alrededores de la casa y dispara si es necesario, ni se te ocurra bajar del árbol, Ludwig y yo nos encargaremos desde abajo si hubiese algún problema. K, ponme al corriente de los movimientos de Braginski en todo momento –tras decir esto pulsé el mismo botón de antes y me levanté.

Tapé mi boca con la mascarilla negra que llevaba en el cuello y cogí mi rifle, colocándomelo en la espalda. Caminé hacia la puerta principal de la casa y sonreí cuando ésta se abrió sola. Recordarme que le suba el sueldo a Kiku.

Entré sigilosamente con Ludwig siguiéndome. Le miré y le señalé el salón, allí se encontraba Natalya viendo la tele, la muy tonta no se había dado cuenta de nada. Ludwig sonrió y se colocó la mascarilla en la boca, era negra como la mía.

Dejé a Ludwig hacer su trabajo y continué mi camino, subiendo unas escaleras que se encontraban al final del pasillo.

–Tras subir las escaleras encontrarás otro pasillo, el despacho de Braginski es la última puerta a la derecha. Tiene un código de seguridad para abrirla, estoy tratando de desencriptarlo pero tiene una seguridad muy alta –podía oír cómo Kiku tecleaba rápido en el teclado del ordenador.

–Tranquilo, voy a divertirme un rato rebuscando en las habitaciones.

Terminé de subir las escaleras y, como dijo Kiku, me encontraba en otro pasillo con varias puertas. Encendí la linterna de mi reloj y miré a mi alrededor, todas las puertas eran iguales menos la del final, la del despacho de Braginski. Era de metal y en el pomo de la puerta había un teclado con números para poder abrirla. Me pasé la mano por el pelo y entré a la primera habitación que había.

Las paredes eran de color blanco como la nieve y el suelo era marrón claro. La habitación se podría considerar bastante simple, había una gran cama de matrimonio en el centro, un armario y algunas estanterías en las cuales resaltaban bastantes libros. En un lado de la habitación destacaba un corcho marrón repleto de fotografías y llaveros. Me acerqué a él y lo iluminé con la linterna, ¡era Braginski! ¡Esta habitación era suya!

To Love or To Die {Spamano}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora