Lenguas

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Recorrí con mis ojos el lugar, la brisa de otoño revolvía las hojas de papel sobre mi escritorio, desorganizando la información escasa y pobre acerca de los Ante Portam. Me levanté y cerré la ventana, a medias acomodé las hojas y en ese mismo momento me percaté de la rosa roja que no se marchita, con la apariencia de siempre reposaba sobre un florero cilíndrico de cristal. Creo que Tom la reemplazaba por otra rosa del mismo rojo intenso que toma del jardín de la mansión.

En el comedor estaban mi padre y mi hermano de manera indiferente, Thomas también estaba molesto conmigo, me pareció que sería incomodo desayunar con ellos, así que pasé por alto el desayuno.

Fuera de casa me esperaba Jimmy para ir a la escuela en su Ford, tenía la puerta del copiloto abierta y tocaba el claxon reiteradamente, hacia eso cada vez que tenía algo que contar y yacía a la espera de modo impaciente. Cuando subí tenía un rostro apagado que no solía dominar sus fracciones.

− ¿Qué ocurre? − Pregunté inmediatamente mientras ajustaba el cinturón.

− Tu puedes explicarme lo que ocurrió ayer − afirmó.

Mis ojos se fijaron en las manos descubiertas de Jimmy que sujetaban el volante, tenían largos rasguños que se extendían por casi todo su brazo, heridas profundas en su antebrazo, estas destacaban por sobre las demás.

− No me hiciste caso, te supliqué que no salieras, Jimmy − reproché.

− Lo siento, no creí que fuera algo peligroso. − Su rostro se apagó − Tuve miedo... creo que vimos a alguien muerto, no estoy seguro, parecía visitando una de las tumbas, ¿pero... por qué a esa hora? Luego dejamos de verlo por unos segundos y cuando regresamos la vista ya no estaba. − ¿Jimmy lo vio? Eso estaba muy mal, puede que estuviese comenzando a verlos, debía parar ahora que podía − Luego aparecieron estas... cortadas y estos rasguños de la nada. Tomamos fotografías. Mira esto − Me pasó unas impresiones de unas fotografías en donde se mostraba él junto con sus amigos en el cementerio.

− No puedo creer que juegues con esto − con expresión molesta y tono contrariado.

− Tenía curiosidad. Olvida eso, − con desdén − solo mira ese montón de círculos blancos volando en cielo en casi todas las fotografías, solo la cámara los capta, parecen espíritus −

− Son orbes − aclaré con desaire.

− ¿Y qué son? − Con tono curioso.

− Es una energía que expulsa el cuerpo tras emitir la sensación de miedo, de eso se alimenta los fantasmas para hacerse más fuertes −

− ¿Pero entonces que fue lo que nos rasguño? −

− Fueron espectros, estaban por todos lados, lastimaron principalmente a niños pequeños porque son los más susceptibles a las presencias. − Examiné sus rasgos, tenía toda su atención − Anoche, pudo haber sucedió algo terrible, pero alguien interfirió. Ayer vi a unos hombres vestidos con togas blancas, eran inmunes a los espectros y sin duda podían verlos también, sé que fueron ellos los que evitaron lo que ocurriría esa noche − conté.

− ¿Varios Ante Portam? ¿Por qué no hablaste con ellos? −

− No sé si lo eran, pero sí intenté hablar con ellos y entonces los espectros atacaron a Thomas y... −

− Aguarda, ¿Él los vio? Supongo que ahora sí pudo creerte − conjeturó.

− Es mejor que Thomas siga creyendo que nada de eso existe, es mejor para él. Por fortuna Tom llegó y evitó que pudieran hacerle daño −

Enigma 2 (Los Ante Portam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora